La UE ya ha decidido que toca abrocharse el cinturón. Los 27 han dado por cerrada la etapa de expansión del gasto público que se inició con la pandemia en 2020 para hacer frente a la crisis y que se mantuvo posteriormente con el estallido de la guerra en Ucrania. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento está de nuevo en vigor, aunque hay un acuerdo -a falta de su ratificación final- para cambiar las reglas con las que los estados miembros tienen que sanear sus cuentas públicas para que estén en unas horquillas máximas del 3% del déficit y 60% de deuda. Con esos mimbres, los ministros de Economía de la eurozona han reafirmado esa posición en una reunión este lunes en la que han apostado por contener el gasto público en los próximos presupuestos, previstos en términos generales para 2025, aunque España no tiene presentados siquiera los de este año.
“Los requisitos del marco revisado de gobernanza económica se traducirían en una orientación presupuestaria global ligeramente contractiva en la zona del euro en 2025”, establece el comunicado rubricado por los ministrs de Economía que forman parte del Eurogrupo. La contención puede llegar en forma de reducción del gasto público o aumento de los ingresos vía impuestos. Una de las cosas a las que los países de la UE tienen que decir adiós es a las medidas energéticas que se pusieron en marcha tras la invasión de Ucrania cuando los precios se dispararon. El ahorro que supondrá su eliminación debe dirigirse a la reducción del déficit, según han establecido los responsables de finanzas.
El comunicado del Eurogrupo sostiene que la contención del gasto es adecuada “a la luz de las actuales perspectivas macroeconómicas, de la necesidad de reforzar la sostenibilidad fiscal y de apoyar el proceso actual de desinflación”. “La zona euro se enfrenta a múltiples demandas presupuestarias en paralelo con la necesidad de seguir reconstruyendo colchones fiscales”, agrega el texto. La intención es que los estados tengan margen de maniobra para futuras crisis.
Una vez que las nuevas reglas fiscales se ratifiquen en la Eurocámara, los gobiernos tendrán que presentar sus sendas de ajuste fiscal para los próximos cuatro años (ampliables a siete bajo ciertas condiciones, como la existencia de reformas importantes en prioridades de la UE como las transiciones ecológica y digital).
Aunque la intención inicial de los cambios legislativos era dar a los países un mayor margen de maniobra en su camino a la disciplina fiscal, se introdujeron una serie de salvaguardas para satisfacer las demandas de Alemania y los frugales. Así, se tendrá que reducir mínimo el 0,5% del déficit cuando esté por encima del umbral del 3% y también habrá un mínimo de reducción de deuda anual (0,5% cuando esté por encima del 60% y del 1% si supera el 90%).
No obstante, las nuevas normas son más asequibles que las que aplicaban antes y que estuvieron en vigor, por ejemplo, durante la crisis financiera. El anterior marco establecía que se tuviera que reducir una veinteava parte de la deuda al año, que supondría la asfixia financiera para los países más endeudados, como España. Además, el sistema sancionador era tan rígido que jamás se aplicó (con sanciones del 0,2% del PIB). Ahora será del 0,05% cada seis meses.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha evitado mencionar palabras como ajuste o contención en sus declaraciones a los periodistas antes de reunirse con sus colegas europeos. Lo que sí ha recordado es que las nuevas reglas fiscales “exigirán sendas de reducción” del déficit y la deuda, que ha definido como “graduales” dado que se tendrá en cuenta la situación de cada país. También ha asegurado que serán “compatibles” con las inversiones dado que se da cierto margen de maniobra a los gobiernos para adecuar las sendas a las reformas en asuntos como la transición verde, la digital o la defensa.
“El tan necesario ajuste fiscal no debe conducir a recortes de la inversión. No debemos repetir los errores de hace una década. En este contexto, es fundamental señalar que la financiación del plan de recuperación seguirá apoyando la inversión y otros gastos que fomentan el crecimiento”, ha señalado, por su parte, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.