Una tormenta perfecta a menos de 90 días de las fechas clave para el consumo. Una suma de factores que puede hacer que muchas de las compras de Navidad tengan que replantearse porque los productos, simplemente, no estén en las tiendas, ni online ni físicas.
No sólo es un retraso en la cadena de abastecimiento por la falta de buques de carga que desplacen los productos desde las fábricas asiáticas. Además, los grandes del consumo, como los fabricantes de prendas deportivas Nike o Adidas, ya han asumido que tienen un problema de producción en Vietnam. Un país que, en los últimos años, se ha convertido en una potencia en producción textil y de calzado y donde la variante Delta del coronavirus ha provocado que las fábricas o bien permanezcan cerradas o produzcan a medio gas.
Esta situación ya está derivando en un goteo de avisos por parte de las multinacionales que alertan de problemas en las líneas de aprovisionamiento. La primera en asumir el golpe ha sido el gigante estadounidense Nike.
“En los últimos 90 días han pasado dos cosas que la industria no ha sido capaz de anticipar. La primera, que los envíos de largo alcance cada vez tardan más. La segunda, que varios gobiernos han decretado confinamientos en Vietnam y en Indonesia”, aseguró hace unos días el responsable financiero de Nike, Matthew Friend, en un evento con analistas financieros.
El confinamiento de Vietnam
“Hoy, Indonesia está plenamente operativa, pero en Vietnam, prácticamente todas las fábricas de calzado permanecen cerradas”, aseguró durante la presentación de resultados del primer trimestre fiscal de la multinacional.
No hay excesivo margen de maniobra para trasladar la producción a otros países y prueba de ello es que Nike ha tenido que rebajar sus previsiones de ingresos para el conjunto del ejercicio 2022, que incluye la casi inminente Navidad.
Si antes de esta crisis de suministro esperaba que sus ventas crecieran a doble dígito, entre en un 10% y un 15%; ahora prevé que sus ingresos se limiten a avanzar alrededor de un 5%.
Lo de Nike es un aviso a navegantes dado que ahora se abre la temporada de presentación de resultados del tercer trimestre del año, en el que todas las grandes empresas cotizadas van a tener que desvelar no solo cómo les ha ido entre junio y septiembre, también como prevén que cierre 2021. El que, en teoría, iba a ser el año de la recuperación. De hecho, el responsable financiero de Nike asumió que no llegan a producir como querrían mientras la demanda “nunca ha sido tan alta”.
En su caso, más de las tres cuartas partes de su producción procede de Asia, cifras similares a las de sus competidores, pero también a otros nombres del 'retail' de gran de gran consumo, como H&M.
Otros fabricantes de prendas deportivas, como la estadounidense Under Armour o la alemana Adidas, también han asumido retrasos por los cierres de fábricas en Vietnam, que ya se prolongan meses.
Para las compañías esta situación impacta en costes, golpea sus ventas y, además, ve cómo su imagen financiera y sus rating de inversión quedan dañados. Así le ha pasado a Adidas, a quien Bank of America ha rebajado este lunes su 'rating', su nota para los inversores, de neutral a infraponderar. Detrás de ese paso atrás, apunta, la incertidumbre sobre la evolución del mercado chino y los problemas en la cadena de suministro.
Una ruptura de la cadena de suministro que, según esta entidad, supone un riesgo para el crecimiento de ingresos en el cuarto trimestre de 2021 y para 2022, debido a la menor disponibilidad de productos. A ello, además, se suman los costes energéticos y de transporte.
El 'atasco' de buques de transporte
La situación en Vietnam podría ser una gota en un océano si no fuera porque el mundo corporativo vive atento a qué pasa con el transporte marítimo. No solo los costes se han elevado porque hay menos barcos que antes de la pandemia para distribuir la producción desde Asia. Además, los plazos se han duplicado.
Si hace dos años el transporte marítimo entre China y Estados Unidos llevaba una media de 40 días, ahora, según datos que recoge la agencia Bloomberg, se tarda una media de 80. No sólo no hay barcos, sino que poder llegar a atracar en los principales puertos conlleva demoras por 'atascos'.
Ante esta situación, algunos grandes fabricantes están replanteándose estrategias. La multinacional californiana GAP, una de mayores empresas de distribución textil, junto a Inditex, Fast Retailing (la matriz japonesa de Uniqlo) y Primark, ha adelantado que busca solventar los problemas cambiando el transporte en barco por el avión, con el consiguiente impacto en márgenes.
Y la italiana Benetton ha abierto la puerta a traerse producción más cerca de sus principales mercados europeos. En concreto, llevarla a Túnez, Turquía y Egipto, por ejemplo.
“Es una decisión estratégica, tener más control sobre todo el proceso de producción y, también, sobre los costes de transporte”, ha asegurado su consejero delegado Massimo Renon a la agencia Reuters.
De entrada, la enseña italiana ya ha trasladado cerca de un 10% de su producción de países como Bangladesh, China o la citada Vietnam.
“Hoy un contenedor que solía costar entre 1.200 y 1.500 dólares, puede costar entre 10.000 y 15.000, sin tener certeza sobre cuándo va a llegar”, aseguró el directivo italiano.
La producción de Inditex en Vietnam
Las empresas españolas no son inmunes a esta situación. La principal cotizada española por valor en bolsa, Inditex produce tanto en China como en Vietnam. No ha desvelado al mercado si le está impactando esta situación, aunque es cierto que su presidente Pablo Isla suele destacar que la dueña de Zara es una de las compañías con mayor margen de maniobra a la hora de adaptar la producción a la situación del mercado.
En su memoria del ejercicio 2020, indica que el 53% de las fábricas que realizan procesos de producto final (corte, confección, tintado y lavado) están situadas en mercados de proximidad a su sede gallega, entre los que incluye Turquía, Marruecos, Portugal y España.
En ese informe anual, la multinacional desglosa que, a 31 de enero, el cierre de su ejercicio, contaba con 7 proveedores con compra en Vietnam y 110 fábricas asociadas, frente a los 412 de China, con 1.414 fábricas. En España, como comparación, contaba con 177 proveedores con 135 fábricas con producción.
Más altas son las cifras de trabajadores que integran las plantillas de los fabricantes que trabajan para Inditex en Vietnam. En China, 635.532; y en España, 19.718 personas. Queda patente que un impacto o cambios en la cadena de producción tendrá un reflejo directo en el empleo de estos países.