La reciente campaña institucional de la Comunidad de Madrid para animar a los clientes a dejar propina en los bares y restaurantes chirría y mucho si se observa la realidad de lo que se cobra en el sector. El sueldo medio de la hostelería no llega a 15.000 euros, el más bajo de nuestro país. La estadística de estructura salarial de 2021 del INE desvela que las remuneraciones de camareros o cocineros apenas alcanzan el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), respecto a cuya subida de los últimos años la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y el resto del Partido Popular (PP) se han posicionado en contra.
Hace dos años, el salario medio en la hostelería era exactamente de 14.562 euros brutos al año, 1.040 euros al mes, en 14 pagas, solo un 8% por encima del SMI de entonces (965 euros al mes, en 14 pagas).
Desde entonces, distintas estadísticas han reflejado que el sector de la hostelería ha liderado los incrementos. Pero presionado precisamente por el Salario Mínimo, que el Gobierno ha aumentado hasta los 1.080 euros al mes en 2023, en 14 pagas (15.120 euros al año) y, en mucha menor proporción, por el insoportable daño que ha infligido la inflación a estos trabajadores. Sobre todo en 2022, cuando las subidas de precios fueron del 8,4% de media por la invasión rusa de Ucrania.
Las bajas remuneraciones son un problema estructural del sector, y amenazan incluso una temporada turística que se espera que alcance un récord de visitantes extranjeros y de ingresos. Junto a otros problemas laborales y sociales, como las largas jornadas o la escasez de vivienda o los altos precios de los alquileres en las zonas donde más trabajo hay en las distintas temporadas. Un problema especialmente grave en verano, en islas como Ibiza.
La situación es todavía más precaria para las mujeres trabajadoras de la hostelería que para los hombres. La brecha de género fue del 17,5% en 2021. Dicho de otra forma: casi uno de cada cinco euros que cobran los hombres no los cobran las mujeres. Para los varones el sueldo medio fue de 16.300 euros brutos al año, frente a cerca de 13.400 euros de las mujeres.
La brecha de género fue mucho mayor, casi del 30%, en las actividades administrativas y servicios auxiliares y en las actividades sanitarias y de servicios sociales. Y menos, del 10% o por debajo, en la administración pública y defensa, en la educación, en la construcción y en el transporte y almacenamiento, según la estadística de estructura salarial del INE.
Amenaza para el turismo
La semana pasada, el sindicato CCOO publicó un informe sobre la actividad turística en España en 2022 y perspectivas para este año. En él, indica que desde 2019 -el último año normal para el turismo, por la pandemia- se ha rebajado el número de profesionales de cocina, camareros y limpieza, sobre todo, en pequeños establecimientos, por los bajos salarios, las jornadas y problemas añadidos como la falta de vivienda.
Una situación que ha llevado a abrir el debate de si es necesario contratar fuera de España para cubrir vacantes. El presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, entró en esa discusión hace menos de un mes, al asegurar que “por el motivo que sea”, hay más de tres millones de personas sin empleo pero, al mismo tiempo, faltan candidatos a cubrir esas plazas.
En concreto, CCOO ha elaborado un listado de las 15 ocupaciones que registran la mayor cantidad de personal en el sector hostelero. Entre ellas suman más el 94% y el 92% del total del empleo del sector, según datos del primer trimestre de 2019 y 2023, respectivamente; y la variación que han sufrido en estos años tras la crisis sanitaria. En total, cuantifica una variación neta de casi 55.000 personas, lo que representaría aproximadamente el 3% de la ocupación total en hostelería.
Esta situación puede derivar en problemas de personal de cara al verano. En el “turismo de sol y playa faltan profesionales en zonas más tensionadas, la actividad es más intensa y las condiciones de trabajo son bajas”, enumeró José María Martínez, secretario general de Servicios de CCOO, en la presentación del informe. También citó las diferencias salariales, por los convenios provinciales, que hacen que un camarero en Murcia cobre 400 euros menos que quien hace el mismo trabajo en Almería.
Además, apuntó al problema de la vivienda, que se ha convertido en “un cuello de botella” en la Costa del Sol, Illes Balears y Canarias, que puede derivar en “una bomba de relojería”.