Los ciudadanos europeos ya tienen un derecho más: el de poder contratar sin cortapisas una cuenta bancaria básica. Más de 58 millones de ciudadanos comunitarios no son titulares de este producto bancario y, de ellos, 25 millones querrían tener una, según las estimaciones de la Comisión Europea.
¿Realmente hay problemas en España para abrir una cuenta? En principio, sí. Mari Lo Molina, del departamento jurídico de Facua, admite casos en los que las entidades bancarias españolas han denegado la apertura de una cuenta bancaria a personas sin domicilio fijo en España, algo a lo que pone coto la nueva directiva.
Sin embargo, no sólo las clases menos favorecidas de la sociedad cuentan con cortapisas para tener un producto indispensable para realizar pagos corrientes como los recibos. El profesor de Banca de Esade, Robert Tornabell, desvela que hay estudiantes de intercambio y emigrantes españoles que tienen problemas para tener una cuenta bancaria básica fuera de su país, sobre todo si el país receptor no pertenece a la zona del euro. Un erasmus, por ejemplo, ya tendrá derecho a abrir una cuenta al llegar al país donde va a realizar sus estudios.
Desde la Comisión Europea creen que el derecho a una cuenta corriente básica para cualquier ciudadano “con independencia de su lugar de residencia o situación financiera, elimina los obstáculos a los que muchos se enfrentan cuando quieren acceder a servicios bancarios básicos en un país diferente al suyo de origen. La Directiva también mejora sustancialmente la transparencia de las comisiones de las cuentas bancarias y hace que sea más fácil cambiar de un banco a otro”. La Comisión dice que esta cuenta “básica” debe dar derecho a los ciudadanos a domiciliar su nómina o su pensión y poder pagar sus recibos aunque no sean residentes en el país donde está sito el banco aunque hay que ser residente legal en la UE.
Tanto Molina como Tornabell, aunque procedentes de dos mundos completamente distintos, consideran buena la directiva europea, que, según fuentes del Ministerio de Economía, “está en el Congreso y se prevé su aprobación definitiva en los próximos meses”. Molina destaca el carácter de trasparencia y protección al consumidor de la directiva, aunque reconoce que “hay que estudiarla más de cerca, aún es pronto para dar una valoración”. Tornabell, por su parte, considera muy positiva la creación de una página web que compare los gastos asociados a los productos bancarios más comunes.
Luces y sombras
Pero, la aprobación de la normativa en el Parlamento Europeo contó con 21 votos en contra, lo que sugiere que puede que esconda aspectos un tanto oscuros. El profesor de Esade reconoce que el hecho de que se puedan abrir cuentas en distintos países puede provocar trasvases de divisas de un país a otro. “En el caso de que una moneda viva momentos convulsos, puede impulsar a algunos ahorradores a abrirse cuentas en otras divisas más fuertes y seguras, con la consiguiente presión vendedora en los mercados”. Sin embargo, descarta que se vaya a producir evasiones fiscales, pues “la tributación de esas cuentas bancarias básicas deberán realizarse en el país de acogida”.
Otro tema de debate que abre la nueva directiva son las comisiones. La norma recoge que, en el caso de cambio de cuenta por parte de un cliente, serán las entidades las encargadas de traspasar los fondos, gestionar la información de los pagos y cerrar las cuentas. Este servicio, requerido por el cliente, puede derivar en nuevas comisiones, que, según la nueva normativa, deben ser “razonables”. También habrá que estar atentos a otro tipo de comisiones: las de cambio de divisa cuando el traspaso de la cuenta se realice entre dos países con distinta moneda.
Los bancos, la otra parte afectada por la nueva directiva, prefieren esperar a que la ley sea traspuesta al ordenamiento jurídico español para dar una opinión más concreta sobre si van a aparecer nuevas comisiones en un futuro no muy lejano. Aún así, con la información que hay hasta ahora, fuentes del mercado valoran positivamente la posibilidad de acceder a una normativa más clara para los consumidores porque la transparencia “es buena y fomenta la competencia”. Pero también ven problemas de aplicación de la normativa. En concreto, aseguran que dar acceso a los ciudadanos a las cuentas bancarias es importante, pero no puede ser gratuito, ya que se incurren en costes “desde el mismo momento del alta del cliente”. Por otra parte, también cuestionan la universalidad del derecho, en referencia a la posibilidad de abrir una cuenta por parte de delincuentes reconocidos o a prácticas de blanqueo de capitales.