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La OCDE confirma que España liderará el crecimiento de la eurozona y ve a Alemania en recesión en 2023

Daniel Yebra

26 de septiembre de 2022 12:08 h

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La amenaza de una recesión en la eurozona crece. Y, en el caso de Alemania, incluso es ya el escenario principal en 2023 para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que prevé una contracción de la actividad del 0,7%. La dependencia del gas ruso y el riesgo de un corte total del suministro dejan al motor económico del Viejo Continente y a otras economías del norte peor posicionadas en un contexto de desaceleración general por el golpe de la inflación.

En mejor situación se encuentra España, que vive un momento más intenso de la recuperación tras el histórico shock de la pandemia. Por un lado, por ser el país entre los grandes que iba más retrasado. Y, por otro, por la explosión del turismo y del sector servicios en conjunto tras el primer verano sin restricciones por la COVID.

La OCDE espera que nuestro país lidere el crecimiento en 2022 y en 2023. La Organización prevé que la actividad económica rebotará un 4,4% este año y rebaja el ritmo al 1,5% para el próximo ejercicio, aunque será el mayor entre las grandes economías de la eurozona

España es una de las economías europeas menos golpeada directamente por la guerra en Ucrania, pero el inevitable frenazo de la recuperación aleja la reconstrucción completa del agujero de la pandemia de COVID a 2024. Y el daño indirecto que supondrá una recesión en Alemania es indiscutible.

Además se suma al golpe de la agresiva política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). La institución ha decidido subir los tipos de interés de referencia para “enfriar” la economía y luchar así contra la inflación. El BCE busca encarecer las hipotecas y el resto de préstamos para frenar el consumo y la inversión, y así dejar de alimentar las subidas de precios. 

Esta política asume el riesgo de recesión. De fondo, intenta sostener al euro, que sufre una fuerte depreciación respecto al dólar. Una caída de alrededor del 20% desde 2021, lo que si por una parte abarata las exportaciones europeas, las hace más competitivas; por otro lado, encarece las importaciones denominadas en dólares, como el gas o el petróleo, ya de por sí disparadas. En conclusión, exacerba la inflación.

Inflación del 5% en 2023

Este pasado viernes, el INE confirmó que el PIB de España creció un 1,5% en el segundo trimestre de este 2022 –el doble que la eurozona–, frente al trimestre anterior. Estadística también revisó que precisamente en este arranque de año la actividad se contrajo un 0,2%, “por el impacto de la pandemia, los paros del transporte y el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania”.

Ahora mismo, incluyendo la actualización de estas cifras, de cara al tercer trimestre, la estimación en tiempo real de la AIReF apunta a otra caída del 0,2%, detrás de la que habría ya un retroceso del consumo y de la inversión de las empresas. Aunque todavía quedan muchos datos por recoger, según admite la propia Autoridad fiscal, que depende del Ministerio de Hacienda.

“La información disponible apunta a una desaceleración de la economía española en los próximos meses, tras la recuperación experimentada hasta el verano, en un contexto de incertidumbre muy elevada y de escalada de la inflación”, lamentó este mismo lunes Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.

La propia OCDE prevé una inflación irrespirable en el corto plazo. Según sus previsiones, acabará en el 9,1% de media este ejercicio y seguirá en el 5% en 2023. Fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos defienden que en el próximo año, “se estima que las subidas de precios en España estén 1,2 puntos porcentuales por debajo de la media de la eurozona, mientras que destacan que ”la inflación subyacente [que excluye del cálculo la energía y los alimentos no elaborados] estará en línea con la media europea en 2022“.

El mismo Hernández de Cos pide medidas para apoyar a los más vulnerables, ante la fuerte pérdida de poder adquisitivo. Y también vuelve a insistir en la necesidad de un pacto de rentas que reparta el daño de la inflación entre empresas y trabajadores. Sin este acuerdo, no está en juego solo quién soporta más daños de la crisis de inflación, sino que el frenazo de la actividad sea incluso más brusco por el golpe en el consumo y el riesgo de impago de hipotecas, entre otras consecuencias.

La OCDE coincide, y ha vuelto a pedir apoyos fiscales para amortiguar el impacto de los costes energéticos en hogares y empresas, aunque ha subrayado que deben ser temporales, y centrados en los más vulnerables.

Techo de inflación “este trimestre”

La Organización considera que “la inflación general alcance su punto máximo en el trimestre actual en la mayoría de las principales economías y disminuya en el cuarto trimestre y a lo largo de 2023”.

Las razones son “el cambio del ciclo económico mundial y el efecto cada vez mayor del endurecimiento monetario por parte de la mayoría de los principales bancos centrales”. Aunque espera mayor tensión en la eurozona por la crisis energética y el contagio de las subidas del gas o los carburantes al resto de precios (la inflación subyacente, más estructural y persistente).

Efectivamente, en España existen algunas tendencias que estarían indicando que la inflación podría haber tocada techo en esta crisis en el 10,8% de julio (en agostó el IPC ya se moderó al 10,5%). Entre otras, la caída de los carburantes y de otras materias primas, la descongestión de las cadenas globales de suministro, el final de la temporada alta de turismo, el incremento de los tipos de interés del BCE y la contención de los salarios.

Mientras, el Gobierno mantiene desplegadas toda una batería de medidas de lucha contra la inflación (como la bonificación de los carburantes, la reducción del IVA de la electricidad o el tope al precio del gas en el mercado mayorista) que defiende que ha restado cerca de 3,5 puntos porcentuales al IPC.