La formación de la nueva Comisión Europea obligaba a Jean-Claude Juncker a un complicado juego de fichas para combinar ideologías, personalidades y origen nacional (esto mucho menos). Partía con una desventaja inicial: nunca fue el candidato preferido por la canciller alemana. Merkel no reaccionó a tiempo o no tenía un candidato viable que pudiera contraponer al exprimer ministro de Luxemburgo. Al final, tuvo que aceptarlo, pero Juncker estaba bajo sospecha para el Partido de la Austeridad Europea. Ahora los reticentes estarán mucho más tranquilos.
Su Gabinete reúne a 14 conservadores, ocho socialdemócratas, cinco liberales y un tory británico. Los números no lo dicen todo. Por debajo de Juncker, hay tres cancerberos con credenciales suficientes para que Merkel esté tranquila. Los socialdemócratas tienen a varios sabuesos vigilándoles.
Tres de los vicepresidentes se destacan sobre los demás. Entre ellos está el exprimer ministro finlandés Jyrki Katainen, un peso pesado de la austeridad. Antes de las elecciones europeas, algunos gobiernos conservadores aspiraban a que Katainen fuera el candidato conservador a presidente de la Comisión. Los tories de David Cameron habrían quedado satisfechos. No fue así al final, lo que no impide que su papel sea ahora fundamental.
Katainen se ocupa precisamente de las políticas que los socialdemócratas europeos creen que deberían sufrir cambios relevantes para salir de la crisis: “Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad”. La izquierda puede estar pensando en los dos primeros conceptos. El finlandés hará más hincapié en el último.
En agosto de 2012, cuando aún no se sabía si la eurozona había sido salvada por las palabras de Mario Draghi, Katainen dio una reveladora entrevista en Der Spiegel. En ese momento, parecía que si el BCE no compraba deuda soberana, quizá la eurozona no sobreviviría mucho tiempo. Katainen estaba en contra de la compra de los bonos españoles o italianos por el BCE en el mercado secundario, como estaba ocurriendo de forma selectiva, porque no le parecía ni eficiente ni sostenible. Y daba el ejemplo de su propio país que salió por su cuenta de una difícil crisis en los años 90 con un recorte de gasto público equivalente a un 10% de su producción nacional “en un corto espacio de tiempo”. Austeridad con mayúsculas.
El papel de Katainen será el del control del gasto y bajo su tutela estarán los programas de inversión y crecimiento de la Unión. El socialista francés Pierre Moscovici –la concesión alemana a Francia– será el comisario de Economía. Moscovici es conocido por ser un defensor de las políticas económicas keynesianas, pero estará bajo la tutela de Katainen, que controlará que la política económica de la Unión no se afrancese.
En un documento interno que la Comisión ha distribuido entre sus funcionarios y altos cargos de Bruselas y en las cartas que Juncker ha enviado a cada comisario queda claro que el finlandés “dirigirá y coordinará el trabajo” de nada menos que siete comisarios, entre ellos Moscovici.
El otro hombre de confianza del Partido de la Austeridad es Valdis Dombrovskis, que ostentará el cargo de vicepresidente del Euro y el Diálogo Social (con especial énfasis en lo primero). Como primer ministro de Letonia, Dombrovskis ejecutó el programa de recorte del gasto público más agresivo de toda la UE, sin contar el griego que fue forzado por las dramáticas circunstancias financieras del país. También controlará a varios comisarios, y entre esos subalternos también estará Moscovici. Vigilancia del sospechoso francés por partida doble.
Si hay un número dos en la Comisión, ese será Frans Timmermans con el cargo de primer vicepresidente. El hasta ahora ministro holandés de Exteriores es socialista, pero en Holanda el centroizquierda puede llegar a ser tan ortodoxo como los halcones de la eurozona, lo que también resulta evidente en el caso del actual presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. El Gobierno holandés ha sido un decidido partidario de la austeridad y muy reticente a la idea de que los gobiernos europeos continúen entregando competencias a Bruselas.
La danesa Margrethe Vestager será la comisaria de Competencia, una cartera que tradicionalmente se ha considerado la más ejecutiva de la Comisión, pero a la que se le despoja de parte de su poder al quitarle el cargo de vicepresidencia. Este era el cargo desempeñado hasta ahora por Joaquín Almunia.
En servicios financieros, se produce un regalo al Reino Unido, el primero de la larga serie de atenciones con las que la UE intentará convencer a Londres de que no abandone la Unión. El área que tendrá una especial relevancia en la próxima legislatura por la unión bancaria y los test de estrés se ha concedido a un británico, Jonattan Hill (o Lord Hill, ya que es miembro conservador de la Cámara de los Lores). Cabe recordar que Reino Unido es la capital financiera de Europa pero también que los británicos han sido los que más se han opuesto a la unión bancaria y sobre todo a aumentar la regulación financiera dentro del Viejo Continente.