La Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa), la patronal que agrupa a las cinco grandes compañías eléctricas del mercado español (Iberdrola, Endesa, Gas Natural-Fenosa, y las filiales de la portuguesa EdP y la alemana E.ON en España), negocia un expediente de regulación de empleo (ERE) que supondrá la salida de alrededor de un tercio de su plantilla, según confirman fuentes próximas a la organización.
Unesa, que oficialmente no hace comentarios sobre este asunto, quiere adelgazar su plantilla, que actualmente ronda el medio centenar de empleados, para adaptarse a la nueva realidad del mercado impuesta por la progresiva pérdida de funciones asignadas por sus clientes, que son sus propios socios. No es posible conocer el estado de las cuentas de la patronal, ya que estas no son públicas.
Según fuentes cercanas a Unesa, el recorte, que afectaría a unas 20 personas, se centra en el área de personal administrativo. En cuanto a técnicos y ejecutivos, “no sobra nadie”, explican esas fuentes, que dicen que todavía “no hay nada cerrado”, por lo que no es posible precisar las condiciones ofrecidas a los afectados. Todavía no se ha presentado la solicitud a la autoridad laboral para iniciar el correspondiente expediente.
El proceso llega tras la reforma eléctrica del Ministerio de Industria, Energía y Turismo para taponar el déficit de tarifa del sistema eléctrico, un cambio normativo que, según mantiene Unesa, ha resultado “muy lesivo” para sus asociadas y que, según advirtió la asociación en julio de 2013, cuando se presentó el último paquete de medidas, conllevaría “una drástica reducción de empleo” en el sector.
Cavero y sus 700.000 euros
El recorte se produce después del ERE que tuvo lugar en Unesa 2011, por el que la plantilla de la patronal ya se redujo casi a la mitad, desde los 100 empleados de entonces hasta la cifra actual. Un despido sonado fue el de la hasta entonces responsable de Relaciones Internacionales de Unesa, Lourdes Cavero Mestre, esposa del todavía presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
Tras 26 años en Unesa, Cavero recibió una indemnización de unos 700.000 euros por su despido, cifra que el matrimonio, supuestamente, utilizó para la compra de su polémico ático de casi 500 metros cuadrados en Estepona (Málaga), una operación que investiga la justicia. Posteriormente, el empresario Arturo Fernández fichó a Cavero como vicepresidenta de la patronal madrileña, CEIM.
Unesa, que desde diciembre de 2010 está presidida por Eduardo Montes, renovado en el cargo en enero del año pasado por otros tres ejercicios (hasta 2017), nació en plena posguerra, en agosto de 1944, como una sociedad anónima (Unión Eléctrica, SA) para prestar servicios a sus asociados (17 eléctricas) en un contexto de crisis energética. Bajo el impulso de José María de Oriol y Urquijo, entonces presidente de Hidroeléctrica Española, se encargó en esos primeros años, principalmente, de gestionar la interconexión entre los diferentes subsistemas regionales.
Durante los 60, Unesa llegó a ocuparse de redactar la planificación eléctrica (inversiones, previsiones de demanda y puesta en marcha de centrales) por encargo de la dictadura Franquista, plasmada en el Primer Plan Eléctrico Nacional, aprobado en 1969. Hasta 1979, Unesa fue la responsable de la operación del sistema eléctrico, una tarea que actualmente tiene encomendada Red Eléctrica de España (REE), participada por el Estado.
La entrada en vigor, el 1 de enero de 1998, de la Ley del Sector Eléctrico, que teóricamente introdujo la competencia en el sector eléctrico, obligó a convertir Unesa en una asociación empresarial. Y la antigua asociación de servicios, que llegó a tener más de 300 empleados, ha visto cómo desde entonces se ha quedado sin muchas de sus antiguas funciones, aunque todavía mantiene una plantilla muy superior a la de otras organizaciones profesionales.