Pescanova va camino de convertirse en uno de los culebrones empresariales de 2013. Con un futuro en el aire, en preconcurso de acreedores y un equipo directivo que no deja de sorprender por lo que conoce y desconoce de sí misma. Ayer el grupo pesquero comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que ha “detectado discrepancias entre nuestra contabilidad y las cifras de deuda bancaria”. Un endeudamiento que supera, oficialmente, los 1.500 millones de euros, de los que más de 200 vencen a lo largo del presente año.
Las discrepancias a las que hace mención Pescanova “pudieran ser significativas” por lo que la compañía asegura estar en “proceso de revisión y conciliación”. “Hemos requerido la asistencia de nuestros auditores, BDO Auditores, para poder evaluar y contrastar dichas discrepancias lo más rápidamente posible. En el momento que sepamos exactamente el importe de las discrepancias se comunicará con carácter inmediato a la CNMV”, concluye el comunicado enviado por la empresa pontevedresa al regulador bursátil.
Minutos antes de asumir el desconocimiento de sus propias cuentas, el organismo presidido por Elvira Rodríguez suspendía la cotización de sus acciones “por concurrir circunstancias que pudieran perturbar el normal desarrollo de las operaciones sobre los citados valores”. En el momento de la suspensión, sus títulos volvían a desplomarse, en concreto caían un 19,26%. En ese instante, cada acción de Pescanova valía en el parqué madrileño 5,91 euros. Hace sólo dos semanas, cuando Pescanova vivía una aparente normalidad, ese mismo título se intercambiaba por 17,4 euros.
Los problemas de Pescanova, que ahora parecen más evidentes que nunca, se hicieron públicos a principios de mes. No solo no presentó sus cuentas de resultados de 2012 por las discrepancias dentro de su consejo de administración, sino que además asumía la necesidad de vender activos o renegociar su deuda con la banca acreedora. Por el momento, cualquiera de las opciones parece difícil.
Sus discrepancias con el regulador se hicieron patentes el lunes cuando, tras el cierre de la sesión, anunciaba que había puesto en marcha una “investigación para determinar la existencia de posibles indicios de comportamientos de abuso de mercado por parte de la compañía, de sus administradores o de terceras personas”. Por ello, el regulador requirió a Pescanova “que proceda a remitir a la mayor brevedad posible la información correspondiente al segundo semestre del año 2012, así como determinada información complementaria sobre la situación patrimonial, niveles de endeudamiento, importe de deudas vencidas y no pagadas, entre otras, para su puesta a disposición del público”.
Y, a partir de la comunicación de la CNMV, se multiplican las especulaciones sobre posibles operaciones anteriores al preconcurso que podrían haberse beneficiado de información privilegiada. Por ejemplo, según la información publicada ayer en el diario El Mundo, entre el 26 y el 28 de febrero, justo antes de que se conociese el preconcurso, el bróker del Banco Sabadell vendió acciones del grupo cuando los títulos subían un 4%. Se da la circunstancia de que la entidad es uno de los principales acreedores de Pescanova, que le adeuda alrededor de 200 millones de euros. Según el banco, tan solo ejecutó operaciones de venta encargadas por sus clientes.
Además, según Europa Press, la deuda de la compañía podría ser superior a lo comunicado oficialmente y superaría los 2.000 millones de euros cuando en las cuentas auditadas de la compañía el endeudamiento es de 1.500 millones. Esta diferencia, correspondería, a operaciones que la empresa no habría contabilizado y que podrían aflorar en la documentación que debe hacer pública a través de la CNMV.
Otra vuelta de tuerca tiene que ver con la suspensión de la contratación de la firma estadounidense Houlihan Lokey como asesor financiero para su reestructuración. La empresa atribuyó oficialmente la suspensión a la necesidad de que la contratación sea aprobada por su consejo de administración, donde las discrepancias son cada vez más patentes, dadas las diferencias de criterio entre su presidente y principal accionistas, Manuel Fernández de Sousa, y el segundo inversor, el grupo cervecero catalán Damm. Sin embargo, otras fuentes indican que Houlihan Lokey ya se habría reunido con la banca acreedora y convocará una nueva reunión cuando se conozca el importe exacto de la deuda que Pescanova debe refinanciar.
Donde podría buscar apoyo Pescanova es en la Xunta de Galicia. Ayer su presidente, Alberto Núñez Feijóo volvió a tender la mano al asegurar que “nuestras posibilidades son las que son: estar atentos y, si la empresa precisa algo que sea legalmente posible, estudiarlo pero, de momento, Pescanova no se ha dirigido a la Xunta sobre cuestiones concretas”. No sería la primera vez, ya que a mediados de los años 90 ya salió al rescate de la empresa con un préstamo en forma de obligaciones para evitar que la compañía cayese en manos de la angloholandesa Unilever. Esta vez, no parece que la ayuda de la Xunta sea suficiente para sacar a Pescanova de la crisis que atraviesa.