España ha sufrido el séptimo aumento más alto de pobreza laboral en la Unión Europea entre 2010 y 2019. Así se desprende del informe anual de la Confederación Europea de Sindicatos, Benchmarking Working Europe, que se publica este jueves. El análisis de los datos de Eurostat, el organismo estadístico de la UE, revela que el porcentaje de trabajadores en riesgo de pobreza aumentó en 16 estados miembros entre 2010 y 2019, antes del impacto de la pandemia, a pesar de que la economía mejoró durante ese período. Así, Hungría, el Reino Unido, Estonia, Italia, Luxemburgo, Alemania y España han sufrido los mayores aumentos, con un aumento de la tasa de trabajadores en riesgo de pobreza entre un 58% y un 16%.
De esta manera, el aumento medio de los trabajadores pobres en toda la UE ha sido del 12%, lo que supone que alrededor de uno de cada diez trabajadores europeos –el 9,4%– estaba por debajo del umbral de riesgo de pobreza de Eurostat a finales de 2019, antes de la pandemia: el 60% de la renta media nacional.
Los jóvenes, los trabajadores migrantes y los que tienen contratos temporales se encuentran entre los más afectados, de acuerdo con el estudio, aunque ha habido aumento de pobreza en todas las categorías de trabajadores, incluidos los que tienen jornada completa y contratos indefinidos.
El informe de la Confederación Europea de sindicatos también muestra que solo cuatro Estados miembros tienen salarios mínimos regulados por encima de los umbrales recomendables. La Comisión Europea publicó una propuesta de directiva sobre salarios mínimos en octubre, que deja en manos de cada Gobierno la última palabra, si bien considera que el criterio debería ser fijar un SMI equivalenge al 60% del salario mediano –el más habitual–. En el caso de España, sería pasar de 950 a 979 euros mensuales en 14 pagas.
La secretaria general adjunta de la Confederación Europea de Sindicatos, Esther Lynch, afirma: “Es un escándalo que más personas trabajadoras estén viviendo en la pobreza ahora que en el apogeo de la crisis financiera a pesar de que la economía está creciendo. Está claro que es necesario actuar a nivel de la UE. La UE también debe garantizar que los salarios mínimos, cuando existen, ya no se puedan establecer a un nivel que deje a los trabajadores y sus familias viviendo en la pobreza, lo que anula todo el sentido del salario mínimo. La Comisión Europea ha reconocido que el aumento de la pobreza de los trabajadores es malo para la sociedad y la economía, pero las medidas que han propuesto hasta ahora harán poco para revertir esta tendencia”.
En efecto, la Comisión Europea presentó a finales de octubre una directiva para “garantizar que los trabajadores de la UE estén protegidos por salarios mínimos adecuados que permitan una vida digna dondequiera que trabajen”. De acuerdo con el Ejecutivo comunitario, “cuando se establecen en niveles adecuados, los salarios mínimos no solo tienen un impacto social positivo, sino que también generan beneficios económicos más amplios, ya que reducen la desigualdad salarial, ayudan a sostener la demanda interna y fortalecen los incentivos para trabajar. Un salario mínimo adecuado también puede ayudar a reducir la brecha salarial de género, ya que más mujeres que hombres ganan un salario mínimo”.
Bruselas reconoce que la crisis actual “ha afectado particularmente a sectores con una mayor proporción de trabajadores con salarios bajos, como la limpieza, el comercio minorista, la salud y los cuidados en residencias. Garantizar una vida digna para los trabajadores y reducir su pobreza no solo es importante durante la crisis, sino que es esencial para una recuperación económica sostenible e inclusiva”.
En las últimas décadas, los bajos salarios no se han mantenido al mismo nivel que otros salarios, y la pobreza de los trabajadores ha aumentado, según la Comisión Europea, con dataos previos a la pandemia: “La pobreza de los trabajadores aumentó del 8,3% en 2007 al 9,4% en 2018 en la UE. La desigualdad salarial también ha aumentado en gran parte debido a una creciente polarización en el mercado laboral (disminución del empleo en ocupaciones de remuneración media o medianamente cualificadas) y un aumento simultáneo de ocupaciones de remuneración baja y alta, junto al declive de la negociación colectiva”.
La Comisión Europea también se marcaba el “objetivo” de “promover la negociación colectiva de salarios en todos los Estados miembros”. ¿Por qué? “Porque los países con una alta cobertura de negociación colectiva tienden a tener una menor proporción de trabajadores con salarios bajos, menor desigualdad salarial y salarios mínimos más altos”. Precisamente uno de los aspectos más relevantes de la reforma laboral de Mariano Rajoy de 2011, a menudo alabada en Bruselas y cuya derogación figura en el acuerdo de Gobierno entre PSOE y UP, es la quiebra de la negociación colectiva. Así, en la actualidad, son los datos de la propia Comisión Europea, España se encuentra por debajo del umbral del 70% de cobertura por la negociación colectiva.
“Los Estados miembros que están por debajo del 70%”, explican fuentes de la Comisión Europea, “serán invitados a hacer un esfuerzo adicional y elaborar un plan de acción para fomentar la negociación colectiva. El 70% es un mínimo de lo que debería ser la cobertura de la negociación colectiva. Pero, por supuesto, estaría mucho mejor si fuera superior. La negociación colectiva es importante porque los trabajadores se protegen con salarios que se establecen en los convenios colectivos, y tienden a tener salarios más altos”.
Fuentes comunitarias explican que “la negociación colectiva de media en la UE como ha disminuido de más del 80% en 1985 a menos del 60% en 2015, y es es lo que garantiza un buen nivel de salarios y también salarios mínimos. Esta disminución es motivo de preocupación”.