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Poner rojo al que utiliza los “falsos autónomos”

EFE

Madrid —

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La palabra del año para la industria cárnica ha sido “falso autónomo”; no cabe duda si echamos un vistazo a las informaciones que han hecho correr ríos de tinta sobre un asunto que afecta a otras áreas económicas y que pone en entredicho las normas sobre subcontratación o la propia definición de autónomo.

Hay varios nombres propios en este entramado, pero uno es incuestionable: Servicarne, la mayor cooperativa de trabajo asociado en el cárnico, era capaz de proveer cooperativistas (falsos autónomos, según los sindicatos) a medio centenar de empresas. En total, más de 5.000 trabajadores, unas cifras que han cambiado con el devenir de los acontecimientos.

En ello ha tenido mucho que ver la actividad sindical, con denuncias permanentes a la Inspección de Trabajo que decidió pasar a la acción, fundamentalmente contra Servicarne, e indicar que se trata de una falsa cooperativa que carece de estructura y de actividad societaria, por lo que pidió su descalificación.

La actuación de la Inspección fue más allá de las palabras y ha llegado a pedir actas de liquidación de cuotas a la Seguridad Social por importes millonarios al entender que había trabajadores como “falsos autónomos” que debían considerarse asalariados.

Otro golpe de efecto en 2018 fue el que dio la Seguridad Social al comenzar a dar de alta de oficio en el Régimen General a cooperativistas, por lo que pasaban a depender laboralmente de la empresa, abandonando su relación con Servicarne.

Acciones, prácticamente de acoso y derribo, que han terminado por mermar la estructura de Servicarne: actualmente ha perdido una veintena de empresas clientes y se ha conseguido regularizar a unas 3.000 personas, según los datos aportados por CCOO.

Mientras le caía este chaparrón, Servicarne ha hecho escuetas intervenciones argumentando que sentía indefensión y esperaba llevar el caso ante la Justicia.

En su defensa, alegó que lleva 40 años funcionando como cooperativa, “con muchas sentencias a favor” y “mil inspecciones” superadas, por lo que creen que la Inspección de Trabajo ha cambiado de criterio “presionada por los sindicatos”.

Pero los sindicatos han hecho oídos sordos a estos alegatos y quieren más: pide que Servicarne sea descalificada como cooperativa por parte del Gobierno y, una vez derrocado el buque insignia, ir a por las otras cooperativas de trabajo asociado que operan en España (a nivel estatal hay 22) que han llegado a tener hasta 25.000 cooperativistas: una ardua labor.

Desde CCOO, reconocen que no les importa ya tanto si se abre una mesa de diálogo tripartita (patronal, sindicatos y Gobierno) para buscar una solución porque ven que la acción sindical está dando resultados: “No descartamos la vía del diálogo pero tampoco nos va la vida”, asegura el responsable de la Industria Alimentaria de CCOO, Vicente Canet.

Ha sido precisamente él quien ha presentado esta semana la nueva acción contra los “falsos autónomos”: la creación de un “semáforo laboral cárnico” con los logotipos de las principales cadenas de distribución y la información de cuáles son sus proveedores cárnicos.

Al proveedor que no tiene “falsos autónomos” entre sus trabajadores se le asigna un verde; si ha comenzado el proceso de regularización de esos trabajadores lleva el amarillo y, cómo no, el rojo se le pone al que utilice los “falsos autónomos”.

Habrá que ver si 2019 es el año en el que los sindicatos consiguen sus pretensiones y este tipo de cooperativismo queda enterrado para siempre o, si bien, se consigue articular una nueva forma de entender el trabajo asociado.