La posibilidad de quiebra de Volkswagen se dispara
El mercado cree que hay un 25% de probabilidades de que Volkswagen quiebre. Este sencillo enunciado parecería una auténtica locura hace tan solo dos semanas. Las dudas sobre la viabilidad de la empresa, a la que muchos comienzan a ver ya como un Enron (el mayor fraude en la historia de EEUU que acabó en quiebra), han disparado los seguros para protegerse del impago del gigante del motor. Los CDS (Credit Default Swap) que tan de moda han estado para hablar de Grecia ahora tocan el corazón de Alemania. Este seguro que utilizan los inversores para cubrirse ante la posiblidad de no cobrar la deuda se ha disparado hoy y ya está por encima de los 282 puntos básicos.
La posibilidad histórica de que Volkswagen quiebre estaba en un irrisorio 3%. Ahora, como explica Antoni Fernández gestor de Smart Social Siva, “un CDS a 250 representa que hay q pagar un seguro de 250.000 euros para cubrir 10 millones de euros”. Hace un año solo se pedían 30.000. Y eso pese a que las firmas alemanas están muy protegidas por la solvencia de su Estado y por la liquidez que circula a raudales por Alemania donde los inversores pagan dinero por prestar a Berlín, recuerda Droblo (seudónimo) un trader independiente autor del libro “Especulando con la crisis”.
Pero el runrún que recorre los parqués de Europa es que las multas, sanciones y coste de la reparación puede estar por encima de los 40.000 millones de euros. Hasta ahora solo se barajaba la multa máxima de Estados Unidos (en una hipotética cifra de 18.000 millones de dólares) pero conforme se va aclarando la magnitud del problema las cifras se disparan. Y una multa así se comería el beneficio neto de todo un año (alrededor de 12.000 millones de dólares) pero en las mesas de operaciones se habla también de que se podría consumir la caja de la compañía, que está alrededor de 16.500 millones, explica Carlos Ladero, gestor de Invico. Los más optimistas, comenta Ladero, dejan la cuantía que tendrá que afrontar el grupo en 25.000 millones.
Las agencias de calificación de crédito ya situaron a la empresa con perspectiva negativa y bajo revisión la semana pasada. La cotización se ha desplomado y la mitad del capital de la compañía ha desaparecido en un puñado de jornadas. Pero la incertidumbre ha encontrado cobijo en otra decisión tomada a unos kilómetros de Wolfsburgo, en Fráncfort, después de que el BCE decidiera sacar a la compañía de su programa de compra de bonos. La financiera del grupo, Volkswagen Financial Services, tiembla ante las implicaciones de la crisis ya que, según Wall Street Journal, está evaluando si debe efectuar provisiones para reducir el valor de los coches afectados por el fraude que sirven como garantía de los créditos otorgados a los compradores de sus vehículos y a los concesionarios.
El hecho de que el BCE haya tenido estos miramientos ha desatado la estampida. “Si (el BCE) se lo traga todo”, comenta preocupado un gestor que insiste en el efecto contagio.
Con todo, los traders recuerdan que estas cifras aún son muy bajas si se comparan con otras empresas o incluso países sobre los que hay dudas de solvencia. Brasil, por ejemplo, en el ojo del huracán financiero ahora mismo está cerca de los 400 puntos básicos en los CDS.
El mercado descuenta que en caso de debacle el Estado alemán saldría al rescate. Cabe recordar que el Land de Baja Sajonia es propietario de un 20% del capital y se podría instrumentar algún mecanismo de rescate con dinero público para reflotar la empresa. El rescate de una empresa del motor del dinero público no es ninguna ocurrencia. En 2008, Estados Unidos tuvo que salir al rescate de General Motors al borde de la quiebra. Como allí, en Alemania el motor es una industria sistémica en la economía y VW, el gatillo que puede gripar el motor de la locomotora germana. El coste para los contribuyentes en EEUU fue descomunal. Se inyectaron 22.000 millones de dólares en la empresa y apenas se logró recuperar la mitad.