El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, se ha querido desentender este jueves del apoyo que su entidad prestó a la asociación de consumidores Ausbanc, cuyo líder, Luis de Pineda, está en prisión desde abril por supuestos delitos de extorsión, amenazas, pertenencia a organización criminal, fraude en subvenciones, estafa y administración desleal.
Durante su intervención en Santander en las jornadas organizadas por la APIE con la colaboración de la UIMP y BBVA bajo el epígrafe “¿Qué hemos aprendido de la crisis?, Goirigolzarri ha asegurado que no aplicó los criterios éticos y de transparencia que rigen su mandato en Bankia porque desconocía la extorsión que practicaba la organización de Pineda.
El presidente de Bankia, visiblemente incómodo ante esta pregunta, ha insistido en que la inversión publicitaria de Bankia durante su mandato siempre ha respondido “a criterios profesionales”. Goirigolzarri provenía de BBVA, el primer banco que denunció las políticas extorsionadoras que Ausbanc había desarrollado con todas las entidades financieras españolas desde los años ochenta del siglo pasado.
Sin provisiones por las demandas de institucionales
El presidente de Bankia también ha asegurado que todavía no tiene ni siquiera la confirmación oficial de la demanda que Iberdrola ha puesto para reclamar su inversión en la salida a bolsa en julio de 2011. En cualquier caso, ha descartado que Bankia vaya a provisionar en sus cuentas el dinero que los inversores institucionales inyectaron en la entidad, unos 1.237 millones de euros.
“Somos unos gestores muy prudentes. Teníamos provisionada la inversión de los minoristas incluso antes de la sentencia del Tribunal Supremo”, ha comentado, pero en esta ocasión ha explicado que solo tiene demandas por 25 millones de euros y también “una posición muy sólida” para enfrentarse a estas reclamaciones.
Pero en caso de tener que hacerlo, Goirigolzarri ha sido tajante. “Aunque tuviéramos que provisionar todo, seguiríamos teniendo el mayor nivel de solvencia de toda la banca española”
No a un banco público
Goirigolzarri se ha mostrado contrario a la idea de que Bankia deba convertirse en un banco público, en línea con la propuesta de Unidos Podemos. “Me sorprende la poca memoria que tenemos”, aseguró al referirse al impacto que la gestión de los políticos ha tenido en entidades financieras como Caja Madrid. Descartó el supuesto efecto positivo de que la banca pública pueda tener en las fases bajistas de los ciclos económicos para seguir ofreciendo crédito cuando la situación de un país no lo permite. No considera Goirigolzarri que la banca pública pueda ser utilizada como “instrumento de política económica”. “No conozco ningún banco comercial, con un tamaño relevante, que sea público y sostenible”, aseguró.
Bajo este criterio, el presidente de Bankia considera que la única fórmula para que Bankia pueda devolver los 22.500 millones de ayudas públicas que ha recibido es aplicar una gestión profesionalizada. El directivo explicó que ya se han recuperado 1.627 millones con la privatización de parte del capital y los dos dividendos repartidos. Ha ligado la devolución del resto del dinero a “la evolución de la economía, la situación de los mercados y también del momento y la forma en que los propietarios de la entidad decidan sobre su privatización”. E insistió en que el proceso “debe ser muy respetuoso con los accionistas”.
Entre esas decisiones estratégicas también habló de una posible fusión con BMN, otra de las entidades nacionalizadas. Aunque negó que haya conversaciones actualmente, sí considera que “la operación tiene sentido, porque son entidades complementarias y con una estrategia de negocio muy clara”. Pero también ha recordado el riesgo y el coste que tienen los procesos de consolidación bancaria, tanto desde el punto de vista de asumir indemnizaciones como de la necesidad de contar con gestores del alto perfil profesional.
Bankia, cuyo mayor accionista es todavía el Estado, considera que no debe incluir en su estrategia de negocio un trato diferenciado a clientes con problemas económicos agudos. José Ignacio Goirigolzarri considera que los casos extremos deben ser remitidos a la atención asistencial.