A menos sueldo, menos cotización y menos prestación por desempleo. La brecha salarial tiene un efecto directo en la protección social: la prestación contributiva de desempleo que cobran las mujeres es, de media, un 19% más baja que la que perciben los hombres. Para el bolsillo, eso supone que las paradas reciben, de media, 703 euros frente a los 869 euros de los desempleados, es decir, existe una diferencia mensual de 166 euros, según los últimos datos disponibles.
Esta diferencia se explica por varios factores. Por un lado, los salarios de las mujeres son más bajos: la presencia de mujeres en los tramos salariales de menor cuantía es mayoritaria y, al revés, apenas están en los tramos elevados. Por otro lado, la alta incidencia de la temporalidad y el trabajo a tiempo parcial hace que las cotizaciones de las trabajadoras sean peores y generen, más tarde, prestaciones más bajas.
O, como dice el sindicato UGT, la brecha en las prestaciones de desempleo refleja “todas las discriminaciones que sufren las mujeres en el mercado laboral”. “El dato pone de relevancia cuál es la situación de las mujeres en el empleo: no solo que tienen salarios más bajos, sino también su precariedad y, especialmente, la incidencia del empleo a tiempo parcial, que hunde la cotización”, dice la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas.
La líder sindical recuerda que el 60% de las trabajadoras con contrato a tiempo parcial lo son de forma involuntaria, es decir, desean un empleo a tiempo completo. Esta cifra solo es del 8,5% entre los hombres. “Parece que hablar de tiempo parcial es hablar de conciliación y no es así. Esos contratos no se ofrecen a los hombres, se asume que van a ser las mujeres las que los tengan”, señala Antoñanzas.
Reparto desigual
La experta en exclusión social de la Red Española de Lucha contra la Pobreza Gabriela Jorquera subraya que las mujeres tienden a estar en puestos con salarios más bajos y tienen, a su vez, menos probabilidad de alcanzar otros mejor remunerados. “Hay un reparto desigual del empleo en el mercado laboral que tiene que ver fundamentalmente con el reparto desigual de las tareas del hogar y los cuidados”, dice Jorquera, que explica que, a medio plazo, esto se traduce en prestaciones de paro más bajas y, a largo, en pensiones más escasas para las mujeres.
Actualmente, 756.558 personas cobran una prestación contributiva por desempleo: 378.672 son mujeres y 377.886, hombres. Los datos que recoge UGT muestran el impacto del tiempo parcial en los beneficiarios: el 75% de las mujeres con prestación contributiva proceden de un empleo parcial, frente al 25% de los hombres beneficiarios.
Jorquera señala que cuando se trata de otro tipo en subsidios como la renta mínima, a la que llegan las personas en situaciones de paro de muy larga duración, las mujeres son mayoría: “En general, tienen más dificultad para volver a insertarse una en el mercado una vez están en paro o en exclusión social”.