La previsión de crecimiento del 4,4% del Gobierno en 2022 revela un frenazo en el segundo semestre
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, defendió este lunes a su llegada al Eurogrupo que “los indicadores apuntan a un crecimiento más fuerte de lo previsto”, y elevó la previsión para el PIB (Producto interior bruto) en 2022 de un incremento del 4,3% al 4,4%. El aumento interanual (respecto al mismo periodo del año anterior) de la actividad económica del 6,7% en el primer trimestre y del 6,8% en el segundo apuntan ya a una media en el año que prácticamente cubre esta nueva estimación. Es decir, el Ejecutivo asume una ralentización de la economía en el tercer y el cuarto trimestre.
Un frenazo, como calcula Ángel Talavera, economista jefe de Oxford Economics, quien explica que un crecimiento del PIB de “un 4,4% en todo el año representa una desaceleración bastante fuerte en la segunda mitad de 2022”.
También lo advierte Ignacio Conde-Ruiz, catedrático de la UCM y subdirector de Fedea, quien comenta que, aunque la actividad económica no crezca en el tercer y el cuarto trimestre respecto a los anteriores, “la media [internanual] saldrá en el entorno del 4,4%” que prevé el Gobierno.
Este frenazo de la economía española en la segunda parte del año se debe al golpe de la inflación, incluso pese a que este verano fue la primera temporada alta de turismo sin restricciones desde 2019. De hecho, está siendo mucho más preocupante en la industria que en los servicios.
En tasas intertrimestrales, el PIB cayó un 0,2% en el primer trimestre “por el impacto de la pandemia, los paros del transporte y el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania”, según el propio Ministerio de Asuntos Económicos. Y creció con fuerza en el segundo trimestre, un 1,5%, gracias a “la demanda nacional y las exportaciones”.
“Las medidas adoptadas para proteger a empresas, familias y colectivos vulnerables de la subida de los precios de la energía y otras materias primas y el avance en el despliegue del Plan de Recuperación explican este buen comportamiento”, inciden desde Economía. Hasta junio de esta año, el rebote de la economía de España se ha quedado a algo más de 2 puntos porcentuales de la recuperación completa del shock de la pandemia.
Es la única gran economía de la eurozona que no ha cerrado la herida de la COVID-19. Por un lado, porque la recesión fue mucho más profunda por el mayor peso de los servicios y, en concreto, del turismo en la actividad total. Por otro, porque precisamente por esto último, la recuperación ha sido más lenta y tenía reservado su momento más intenso para este 2022.
Y ahora, el daño de la inflación desbocada y persistente por la invasión rusa de Ucrania se reflejará inevitablemente en el PIB en el segundo semestre. Aún así, la economía de nuestro país se muestra como una de las más resistentes en la eurozona, según la previsión del Gobierno y de instituciones internacionales como la OCDE.
La misma Calviño redujo seis décimas este lunes la previsión para 2023, hasta el 2,1%, mientras que la OCDE ve a Alemania en recesión el próximo año, con una estimación del -0,7% para su PIB.
Cae el consumo
Algunos síntomas del frenazo del crecimiento económico que asume el Gobierno en sus previsiones se observan en el consumo de las familias. “Así, tras encadenar tres meses seguidos de caídas, el índice de comercio al por menor creció un tímido 0,2% intermensual en términos reales en agosto (0,0% interanual). No obstante, la comparativa trimestral del promedio del nivel del índice en lo que llevamos del 3T 2022 frente al del segundo trimestre de 2022 sigue arrojando una tasa negativa, del −0,8%. De este modo, el indicador sugiere que el consumo de los hogares habría disminuido durante el tercer trimestre de 2022”, señala el equipo de analistas de Caixabank Research.
Sufre la industria
Otra alarma se vio este lunes en el índice PMI sobre la industria. El indicador adelantó que la actividad de las fabricas en España sumó en septiembre tres meses de contracción por primera vez desde el gran shock de la COVID-19 en España, según los datos que calcula S&P Global con las encuestas realizadas a 400 empresas manufactureras entre el día 12 y el 23 del pasado mes (ver gráfico).
Este índice PMI muestra que los nuevos pedidos a la industria de nuestro país cayeron en septiembre a niveles de mayo de 2020 por el golpe de la inflación, un panorama de recesión que se extiende a toda Europa. Las fábricas de Alemania, Francia o la eurozona en conjunto estarían sufriendo un daño mayor.
“Los datos de septiembre destacaron de nuevo semanas difíciles para los fabricantes españoles, ya que las empresas experimentaron caídas simultáneas tanto de la producción como de los nuevos pedidos”, lamenta Paul Smith, director económico de S&P Global Market Intelligence.
La inflación se come el ahorro
Mientras, la tasa de ahorro en España se redujo en el segundo trimestre de 2022. En concreto, la tasa de ahorro de los hogares se situó en el 8,5% de la renta bruta disponible (dato estanco, corregido por estacionalidad). “Se trata de un registro más bajo que el del trimestre anterior (10,3%) y algo superior a los niveles pre pandemia (7,4% en el promedio de los segundos trimestre entre 2015 y 2019)”, apuntan los expertos de Caixabank.
El colchón que las familias con más ingresos consiguieron hacer durante la pandemia se va reduciendo, mientras que los hogares más pobres ven como su dinero cada vez da para menos por culpa de la inflación.
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