La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha puesto el foco en la publicidad de los criptoactivos, como el bitcoin, y avanza en su intención de restringir los mensajes que pueden aparecer en estas campañas. En los últimos meses han proliferado las plataformas de compraventa de este tipo de activos de inversión y la CNMV pretende crear un marco regulatorio que evite la falta de transparencia y los mensajes que atraigan a inversores que no comprenden los riesgos que pueden tener. Por ello, ha abierto hasta el próximo 31 de agosto a consulta pública un proyecto de normativa para la publicidad de estas inversiones.
“Las impactantes revalorizaciones de algunos criptoactivos han aumentado su atractivo como inversión, que se ha venido intensificando por las numerosas campañas publicitarias que han podido incitar a inversores minoritarios a invertir en estos nuevos activos sin disponer de información suficiente sobre su naturaleza y los riesgos que conllevan”, explica la CNMV. El Consejo de Ministros dio en marzo la capacidad a la CNMV para regular esta publicidad y es en este contexto en el que se desarrolla la nueva norma que, en cualquier caso, sería complicado que entrara en vigor antes del final de este año.
La norma que desarrolla el supervisor del mercado de valores incluye algunas obligaciones que afectarán a cualquier tipo de publicidad que se haga sobre estos criptoactivos. La primera de ellas provocará que los anuncios contengan advertencias sobre los riesgos de esta inversión. “Los criptoactivos no están regulados, pueden no ser adecuados para inversores minoristas y perderse la totalidad de la inversión”. Este será el mensaje que deberá aparecer en las comunicaciones comerciales. Eso sí, no valdrá con que se esconda entre la letra pequeña del final del anuncio. “Se incluirán en la comunicación comercial, con formato y posición que garantice su relevancia dentro de la pieza publicitaria y no debiendo incluirse como información secundaria o en notas a pie de página”, zanja el organismo supervisor.
A ello se sumará que la empresa estará obligada a ofrecer un enlace donde los consumidores puedan acceder a un informe detallado de los riesgos que tiene la inversión en estos activos, bajo la advertencia de 'Importante leer'.
“La publicidad sobre criptoactivos deberá ser, clara, equilibrada, imparcial y no engañosa”, apunta la CNMV. Para ello, asegura que se deberá utilizar un “un lenguaje sencillo y fácil de comprender” y que no incluya información sesgada o ambigua sobre el carácter de estas inversiones. Obligará a que, en caso de informaciones periodísticas patrocinadas, quede patente desde el comienzo que se trata de una comunicación comercial. Además, exigirá que haya coherencia entre el mensaje de la campaña publicitaria y los riesgos a los que estarán obligados a informar con la nueva norma.
El organismo supervisor pretende que se limiten las alusiones a “elevadas rentabilidades pasadas”. De hecho, si se eligiera un periodo para informar de una gran revalorización, se debería notificar también, en igual tamaño, el periodo anterior y el posterior donde se hubiera podido observar una depreciación. La CNMV aclara, eso sí, que no se detallarán rentabilidades para periodos menores de un año. Además, deberá indicarse de “forma destacada” que las rentabilidades pasadas no constituyen un indicador fiable de las rentabilidades futuras. Es decir, que su evolución en el pasado no debe servir como una guía para el futuro.
Así, la CNMV confía en que la normativa evitará crear “impresiones o expectativas desproporcionadas o falsas” que resulten como incentivo para operar con el criptoactivo. La norma asume que no todos los soportes publicitarios podrán incluir toda la información solicitada, por lo que obligará a incluir enlaces y avisos que lleven a una comunicación detallada sobre el carácter de estas inversiones. Por último, la CNMV prohíbe que se incluyan mensajes sobre limitación de responsabilidades de la empresa en cuestión y la hará responsable del cumplimiento de la norma en redes sociales cuando reenvíe comunicaciones hechas por terceros (por ejemplo, influencers), incluso aunque la empresa no haya generado este contenido.
El supervisor del mercado de valores entra incluso al detalle del lenguaje. Señala que en caso de utilizar adjetivos superlativos o diminutivos, “deberá basarse en factores o datos objetivos y verificables que permitan acreditarlo”. Las advertencias deberán ocupar al menos la quinta parte del anuncio, con un tipo de letra o un ritmo de lectura que permita su comprensión por parte del potencial consumidor.
La CNMV se reserva la capacidad de solicitar una comunicación previa de cualquier campaña comercial. Aunque señala que solo será obligatoria para aquellas de carácter masivo (las que lleguen a más de 100.000 personas), apunta que se podrá solicitar cuando se considere necesario. Las empresas tendrán que dar información detallada sobre las características de la campaña (medios utilizados, tiempo, etc.) y de la información de las piezas publicitarias. Tras ello, la CNMV podrá exigir el cese o modificación de cualquiera de estas campañas si entiende que no se adaptan a las exigencias de transparencia o no incluyan las advertencias requeridas.
Por último, la CNMV recuerda los riesgos en esta normativa que tienen los criptoactivos. En especial, señala que estas inversiones no están cubiertos por mecanismos de protección al cliente como el Fondo de Garantía de Depósitos o el Fondo de Garantía de Inversores. A ello se suma que los grandes cambios pueden provocar que se pierda todo lo invertido o que no existen mecanismos claros sobre la formación del precio de estos activos, como sí sucede con otras inversiones. Los vínculos con la ciberdelincuencia también aparecen referidos en la circular de la CNMV, así como que todavía no sea un medio de pago comúnmente reconocido.