BFA, la sociedad frankenstein de la que depende Bankia, tuvo en 2013 unos beneficios de 818 millones de euros. El principal accionista de BFA es el Estado, que tiene un 100% de esta sociedad. A su vez, BFA tiene algo más de un 68% de Bankia, y el resto está en manos de los accionistas, algunos forzados por el canje de las preferentes, con acciones que cotizan en bolsa. En definitiva, el Estado es dueño de toda BFA, pero no de toda Bankia.
El Estado es dueño de una entidad financiera que da, por fin, unas ganancias significativas. El brazo financiero que sostiene a BFA es el Frob (Fondo de Reestrcuturación Ordenada Bancaria) que tiene en su haber otras entidades que no le dan tantas alegrías. Recientemente se vendió Novacaixagalicia, pero también tiene CaixaCatalunya y porciones de otras rescatadas como CEISS. En cualquier caso, estas entidades siguen siendo auténticos calcetines rotos para el Estado.
Aclarado el teatro, llegan las musas. Y estas son algunas dudas razonables que despiertan los beneficios de la entidad.
¿De quién son los beneficios de Bankia?
Bankia -que no BFA- ha tenido unos beneficios de 509 millones de euros. Los beneficios son de Bankia pero, obviamente, responde ante sus accionistas: el mayoritario, BFA, y también los accionistas en bolsa. Sin embargo, al tener más de un 50% el accionista mayoritario se apunta estos beneficios en sus cuentas. Además, BFA gana otros 300 millones de euros más gracias a las plusvalías por la venta de alguna de sus participadas (como Mapfre) o los ingresos que le reporta el dividendo de una de las empresas que todavía tiene en cartera, Iberdrola.
¿Cómo se llega a estos beneficios?
Las cifras tienen, en realidad, mucha cocina. Se da el caso de que la quita que sufrieron los afectados por las preferentes de Bankia se la ha apuntado el banco, por normas de contabilidad, como beneficios. Nada más y nada menos que 1.353 millones de euros. Es decir, BFA (que es la que se ha quedado con todo el marrón de las preferentes) habría ganado más de 2.170 millones de euros si se tiene en cuenta este apartado.
Pero la entidad ha preferido dar unas cuentas que eliminen el impacto de este efecto (la quita fue una obligación que impuso la UE para sanear las entidades rescatadas) y de ahí que solo se den los 818 millones de euros. Además, para llegar a los 818 millones de euros también ya se han descremado los 1.200 millones de euros que la entidad ha destinado para hacer frente a las reclamaciones de los preferentistas. Un auténtico lío de dinero que entra y dinero que se guarda a costa de las preferentes.
Así las cosas, los beneficios de BFA también tienen otros trucos. BFA se ha activado un crédito fiscal de 869 millones de euros. Esto es, ha compensado las pérdidas multimillonarias del ejercicio pasado con este acreditado beneficio fiscal. En el caso de Bankia el crédito fiscal que se ha activado es mucho menor, poco más de 100 millones de euros.
Por lo demás, los beneficios se cosechan o bien mediante los intereses de los préstamos (el negocio bancario de toda la vida) o por los intereses que genera la cartera de deuda o los dividendos del resto de participadas, además de las plusvalías generadas por vender empresas. (Bankia se deshizo el año pasado de Iberia).
¿Qué se va a hacer con estos beneficios?
Por el momento, los 818 millones de euros que, son de alguna forma, del Estado, se van a quedar en BFA y lo harán en forma de reservas. Esto significa que pasarán a ser capital de la mejor calidad, lo que aumenta la solvencia y la fortaleza del banco. En opinión de Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, investigador del IVIE y colaborador del CUNEF, “si fortaleces los recursos propios, la entidad tiene un mayor patrimonio neto que es su valor. De esta forma beneficia al accionista y aumenta el valor que pueda recuperar el Frob con su venta futura”.
¿No se puede repartir el beneficio?
El Frob, esto es, el Estado, tendría derecho a parte del beneficio vía dividendo como el resto de accionistas. Sin embargo, Bankia no va a repartir dividendo, algo que se ha decidido de forma generalizada en el sector financiero para fortalecer la solvencia de las entidades. De hecho, en sus recomendaciones, la troika ha insistido mucho en este punto, para apuntalar el capital y despejar así las dudas sobre la fragilidad del sector financiero en España. En definitiva, Bankia no reparte dividendo por exigencias de los rescatadores, lo que se extiende también a BFA.
Si el Estado es el dueño, ¿no se beneficia de las ganancias de alguna forma?
El Frob podría apuntarse las ganancias de BFA (lo mismo que hace BFA con las de Bankia). Pero no lo hace porque ha elegido no presentar las cuentas de forma consolidada con sus entidades participadas (recordemos, las cajas rescatadas). Así las cosas, contabiliza a BFA por un sistema de valoración que, según fuentes del Frob, se ha hecho mediante tres expertos independientes. La misma valoración que se utilizó para hacer el cálculo del canje de las preferentes.
Con este sistema, el Frob valoró el pasado año en sus cuentas de 2012 que BFA valía 8.783 millones de euros. La forma de lucrarse de los beneficios de su banco estrella es mejorar esta valoración. Expertos financieros apuntan a que una vez que el banco ha informado de beneficios (y sube en bolsa) la valoración es muy superior a esta cifra. Sin embargo, el Frob asegura que no tiene intención de mejorar este número que reflejan sus cuentas. De ser así, no se beneficiaría, de ninguna forma, de las ganancias de Bankia por el momento. Solo se apuntan los intereses de los bonos convertibles (los conocidos en la jerga del sector como cocos) y el beneficio de la venta si lo hubiera.
Es llamativo que el Frob no tenga intención de actualizar la valoración de sus participadas. En el caso de Bankia sería para mejor, pero puede que sus otras participadas tengan un valor incluso menor. En cualquier caso, la mejora de Bankia supondría un aumento patrimonial en las cuentas del Estado.
¿Cómo puede el Estado recuperar el dinero que inyectó en Bankia?
Por ahora, la única vía establecida es la venta de la entidad. No es plausible que a corto plazo se levante el veto al reparto de dividendos. Así que el único plan para recuperar el dinero del rescate es su enajenación.
¿Cuándo se podrá vender la entidad?
Estado y banco han reconocido contactos informales para vender ya una parte. En cualquier caso, el presidente de la entidad, José Ignacio Gorigolzarri apuntó en la presentación de resultados a 2016 como el año más previsible para que el Estado termine el proceso de venta. El interés del mercado por comprar, y el del Estado por vender, se desató cuando la acción de Bankia tocó los 1,35 euros por título. Este es el precio al que entró el Estado en la ampliación de capital. Sin embargo, a este nivel solo se recuperarían poco más de 10.000 millones de euros ya que el resto del rescate se canalizó mediante BFA (sí, es la matriz pero no, no cotiza en bolsa).
Hay dos vías para recuperar los 22.500 millones de euros. Una es dejar que Bankia suba y suba en bolsa hasta tocar los 2,8 euros por acción, el nivel al que se supone que vender el 68,4% de la entidad reportaría al Estado la totalidad de la inversión. Sin embargo, esta fórmula no cuenta con que BFA también tiene vida propia y sus propios activos con los que hacer frente a parte del pago del rescate. El primero es la participación del 5% de Iberdrola, la joya de la corona de BFA, que está valorada en 1.400 millones de euros. La venta de esta participación puede rebajar en parte la factura del rescate y hacer que antes de llegar a ese nivel de los 2,8 euros se pueda recuperar el dinero.
¿No hay otra forma de socializar los beneficios sin privatizar la entidad?
Que Bankia tenga beneficios es bueno para su dueño, el Estado, porque su valoración aumenta. Bankia no puede repartir dividendo mientras esté bajo rescate. Además, si se levantara el veto y repartiera dividendo, su valoración caería porque el banco sería menos fiable y tendría menos solvencia. Un círculo vicioso.
Si no se vendiera, se tardarían previsiblemente más años en recuperar el rescate. Primero habría que tomar la decisión de repartir el dividendo (como vía para amortizar el rescate) y al ritmo de los beneficios anuales que puede generar la entidad se puede tardar algo más de una década frente a los dos años de plazo que se ha marcado el equipo gestor actual.
ACTUALIZACIÓN: La prohibición de repartir dividendo por parte de Bankia finaliza en 2015. Por lo tanto a partir de ese ejercicio sí se repartir por esa vía los beneficios.