Radiografía de los autónomos: sufren los negocios tradicionales pero se disparan las actividades de más valor añadido

El beneficio medio de los “registradores” fue de casi medio millón en 2022. El de los “notarios”, de 380.000 euros. Los “matadores de toros” ganaron casi 51.000 euros en promedio, 7.240 euros más que en 2019. Estos registradores, notarios y toreros forman parte del universo de los autónomos de nuestro país. Un universo heterogéneo que difícilmente se ciñe a la imagen del trabajador por cuenta propia asfixiado, que no llega a fin de mes. Hay autónomos a los que les va muy bien. Profesiones y negocios que consiguen importantes beneficios (actividades financieras, jurídicas, deportivas, de ingeniería, sanitarias...) y con un gran crecimiento en los últimos años, que es otra prueba de los cambios estructurales positivos de nuestra economía hacia sectores de más valor añadido —y más productividad—.

Estas conclusiones se pueden extraer de la estadística de la Agencia Tributaria sobre la “evolución de rendimientos de actividades económicas 2018-2022”, que ofrece detalles sobre los autónomos a través de sus declaraciones de IRPF (Impuesto sobre la renta de las personas físicas), y que permite saber cuánto ganan, cuántos fracasan o cuánto se incrementan en número en cada sector.

elDiario.es ha analizado estos datos, que se muestran en los gráficos de esta información. El primero recoge el número total de autónomos a cierre de 2022, algo más de tres millones, una cifra similar a la de 2019. Con este acercamiento preliminar a la estadística, se podría señalar un estancamiento. Sin embargo, si se observa el crecimiento y el retroceso de las diferentes ramas de actividad se obtiene otro resultado más positivo. Cae el número de autónomos en los sectores tradicionales —el comercio, la hostelería o la agricultura y ganadería—. Pero se incrementa en sectores relacionados con los servicios financieros y jurídicos, con la industria —y en concreto con la aeronáutica—, y con actividades artísticas.

Otra cifra agregada que apunta en el mismo sentido es el aumento del beneficio total generado por los autónomos, respecto al que se paga el IRPF al tipo que corresponda. En 2022, ascendió a 41.620 millones de euros, desde los 34.240 millones de 2019 —un crecimiento del 21,5%—, y tras hundirse en 2020 a 29.173 millones, según la misma estadística.

Esta evolución es el reflejo de una modernización de la economía de España. Una transformación que se asienta en un mayor nivel de la educación y la formación en general, en las grandes políticas económicas que han reducido la precariedad en el conjunto de la sociedad (la reforma laboral, la subida del SMI, la reforma de las pensiones, el Plan de Recuperación...) y en otros cambios sociales que tienen su espejo en otras cuestiones macroeconómicas como son la buena marcha del sector exterior —gracias a las exportaciones de servicios no turísticos, también de alto valor añadido— o como el destacado crecimiento económico (del PIB).

Beneficios desorbitados de registradores y notarios

Bucear en los beneficios que obtienen los autónomos en cada actividad, y observar cómo han crecido estas ganancias en algunas profesiones o negocios desde antes de la pandemia, sirve para entender esa modernización de la economía, y también aporta un buen puñado de anécdotas. Las primeras reseñables, sin duda, los altos beneficios de los registradores y los notarios en nuestro país. Los primeros rozan los 470.000 euros de media, los segundos, los 380.000 euros. Siempre en promedio, lo que quiere decir que algunos de los 1.093 registradores y los 2.368 notarios (seguramente los que lo hagan en Madrid o Barcelona) que recoge la Agencia Tributaria ganan incluso más, o mucho más.

Estos datos que se pueden ver en el segundo gráfico de esta información son de las actividades de los autónomos que pagan impuestos por el modelo de estimación directa. En este caso, no están incluidas la mayoría de las relacionadas con la agricultura, la ganadería y la pesca, que pagan “en módulos agrícolas”; ni otras actividades que también siguen pagando “en módulos no agrícolas”, principalmente pequeños comercios, hostelería, taxis, peluquerías (estas últimas son menos de 400.000 en total).

Por otra parte, el beneficio medio de cada actividad lo obtenemos dividiendo el “rendimiento” entre los autónomos que no tienen pérdidas. Este “rendimiento positivo” es una cifra de la que ya se han deducido gastos corrientes (como los salarios, servicios básicos, alquileres...), los financieros, las cuotas que pagan los autónomos a la Seguridad Social (RETA) o las depreciaciones. Un ajuste que no está aplicado es la inflación acumulada, que de 2019 a 2022 fue alrededor del 14,4%.

El beneficio conjunto de los registradores y notarios se incrementó algo más de un 20% de 2019 a 2020, con apenas variación en el número de los autónomos que se dedican a estas profesiones. Hay saltos más reseñables: el casi 30% de los auditores, también con la misma cantidad de trabajadores por cuenta propia prácticamente, quedándose de media en casi 140.000 euros, en el 'top tres' de los autónomos que mejor les va. También destacan los crecimientos de los odontólogos, los informáticos, los programadores... en número y en volumen de negocio.

Los “programadores y analistas de informática” pasaron de 16.000 en España en 2019 a más de 20.000, con unas ganancias de alrededor de 34.000 euros, en promedio. En la publicidad, de casi 23.000 autónomos a 32.000. Eso sí, con un beneficio medio que no llega a los 23.000 euros. La construcción —en diversas actividades—, los abogados y las peluquerías son los autónomos que más trabajo concentran por cuenta propia.

Entre los autónomos a los que peor les va, aparecen muchos relacionados con actividades artísticas. Aunque hay que entender que estas actividades suelen ser complementarias de personas que tienen otros trabajos, como les ocurre a los árbitros, a los apicultores o a ciertos periodistas, entre otros. Los datos sí son preocupantes para las tiendas pequeñas, para las peluquerías, o para una parte de la hostelería.

Por último, la estadística de la Agencia Tributaria permite analizar qué actividades sufren una mayor “tasa de fracaso”. O lo que es lo mismo, que no consiguen “rendimiento positivo”. Entre las que tienen mayores porcentajes de autónomos en pérdidas también hay que buscar explicaciones, en algunos casos, en segundas ocupaciones, incluso algunas relacionadas con aficiones, que se compensan con los trabajos principales.