La economía de nuestro país crecerá cerca de un 2,5% este año y otro 2% el próximo, según las previsiones del Gobierno, que décima arriba décima abajo coinciden con las de las principales instituciones nacionales e internacionales. Para 2024, tras los recortes a todas las proyecciones, la previsión de crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) duplica la expectativa del conjunto de la eurozona (de un 1%), en un ejercicio en el que se espera que Alemania entre en recesión.
La vicepresidenta económica en funciones, Nadia Calviño, viene recalcando que España conseguirá liderar el crecimiento entre los países desarrollados “a pesar del entorno internacional [de desaceleración por la persistencia de la inflación, por el daño de la austeridad monetaria y por el impacto de las guerras en Ucrania y en Gaza]”. Y ofrece dos argumentos generales y auto reivindicativos: “Gracias al despliegue del Plan de Recuperación y a los efectos de la política económica adoptada en los últimos cinco años”.
Este mismo lunes, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, afinó un poco más las razones del destacado crecimiento de España en la eurozona en una conferencia en Alicante, en el Foro Germán Bernácer. En primer lugar se refirió a un punto de partida conocido: el menor peso de la industria en nuestra economía y la mayor relevancia del turismo.
Más detalladamente, los servicios turísticos aportan alrededor del 11% del valor añadido bruto (VAB) de nuestro PIB, mientras que apenas alcanzan el 7,3% en la eurozona y un 5,3% en Alemania.
Mientras, la industria intensiva en energía pesa un 2,5%, un 2,7% y un 3,3%, respectivamente. Solo la fabricación de automóviles (no toda la cadena de valor de este sector) supone un 1,1% en nuestro país, un 1,8% para la media de los socios del euro y hasta el 4,4% en Alemania. Esta composición sectorial de nuestra economía ha sido un lastre durante décadas, pero ahora es una ventaja.
Hernández de Cos concretó los motivos. Por un lado, el turismo ha sido el último sector en vivir la parte más intensa de la recuperación del shock de la COVID, al ser el más afectado por las limitaciones y restricciones a la movilidad y al contacto social. La explosión completa de demanda de viajes no llegó hasta este 2023. Incluso existen expertos que advierten que podría haber tocado techo. Pero lo que no se espera es una caída. Es decir, seguirá sumando a la resiliencia de la economía en general.
“Las exportaciones turísticas ya han recuperado sus niveles previos a la pandemia. Su contribución al crecimiento tenderá a ser cada vez más reducida”, resume la propia institución. “Si bien la naturaleza del sector turístico hizo que su balanza exterior presentara un deterioro muy intenso durante la crisis de la COVID-19, su recuperación ya se ha completado, presentando en la actualidad niveles de superávit similares a los de 2019”, apunta el Gobierno en funciones en el Plan Presupuestario.
Por otra parte, el gobernador del Banco de España comparó la caída menos acusada del Índice de Producción de la Industria (IPI) en nuestro país desde 2019 (-5%) frente a la eurozona (-10%) y Alemania (-17%), principalmente por el abaratamiento de la energía que consiguió el Gobierno con el tope al gas y por el despliegue de las fuentes renovables.
También especifica que, “a pesar del abaratamiento previsto, los precios del petróleo y el gas se situarán al final del horizonte de proyección claramente por encima de los niveles observados antes de 2020”. Un daño para todas las economías, pero más grave para las más electrointensivas.
Por último, Hernández de Cos señaló la menor exposición de España a China, la gran economía global que más está desacelerando, y cuyo peso en el valor añadido bruto (VAB) de Alemania (alrededor de 3 puntos) casi triplica la importancia de esta potencia para nuestro país.
Cambios estructurales de la economía
En el Plan Presupuestario de 2024, que deberá aprobar la Comisión Europea en próximas semanas, el Gobierno destaca otro factor diferencial. “Si se analiza el saldo comercial [exportaciones - importaciones] de servicios no turísticos por componentes, se observa que desde 2019 ha habido un aumento continuado y de elevada magnitud en los subcomponentes de servicios empresariales e informáticos”, comenta.
“Esta evolución se debe al impulso de la digitalización, que permite explotar las ventajas competitivas en servicios que con anterioridad no eran comercializables con el exterior. Así, las ganancias de competitividad generadas en los últimos años permiten que España consiga un superávit en servicios empresariales e informáticos frente a países con mayores tensiones de oferta, como Alemania”, prosigue.
El otro gran cambio estructural de nuestra economía que aporta al crecimiento es “la reducción de la precariedad y el fuerte dinamismo del empleo”, que, según el Ejecutivo de coalición en funciones, “permiten aumentar la oferta del mercado laboral español”.
“Las reformas estructurales adoptadas han mejorado el desempeño del mercado laboral español, sirviendo como incentivo para incrementar el tamaño de la fuerza laboral nacional y extranjera. Cabe destacar que, frente a la anterior ola migratoria, los trabajadores extranjeros tienden a colocarse en ocupaciones ubicadas en el sector servicios, en lugar de la construcción”, prosigue.
Finalmente, según el nuevo cuadro macroeconómico, “la remuneración por asalariado [los salarios] crecerá a tasas superiores a las de los precios de consumo, de manera que los trabajadores ganarán capacidad adquisitiva”.