El empleo sigue dando alegrías a la economía española. El mes de abril ha insistido en la tónica de marzo, con datos históricos de aumento de trabajadores y batiendo un nuevo récord de afiliados, que ya se sitúan por encima de los 20,6 millones de personas. El mercado laboral no solo resiste todas las numerosas dificultades a las que se ha enfrentado en el último año (inflación, crisis de tipos y bancaria), sino que crece con fuerza y en plena transformación tras la reforma laboral, que ha desplomado el trabajo temporal. Entre los principales beneficiados, destacan los jóvenes, un colectivo que enfrenta más precariedad pero que está mejorando sus indicadores más que otros grupos de edad.
Los más jóvenes sobresalen en todos los ámbitos: con mayor crecimiento del empleo, una mayor reducción del paro y una caída del trabajo temporal más acusada en el último año que los del conjunto de trabajadores.
En el último año la creación de empleo media alcanza un ritmo del 3% de media, pero si se atiende a los grupos de edad, sobresalen con un mayor empuje del empleo los de 16 a 19 años, con 173.335 trabajadores, un 18,8% más que hace un año, seguido del grupo de 20 a 24 años, 1.092.859 personas, un 8,7% más que en abril de 2022.
Este auge del empleo de los más jóvenes en el último año se ha ido reflejando en otras estadísticas y muestras de precariedad, como el mínimo histórico de jóvenes que no estudian ni trabajan (los llamados 'ni-nis').
Respecto al paro registrado en las oficinas del SEPE, el total se situó en abril por debajo de la barrera de los 2,8 millones, algo que no se alcanzaba desde la crisis económica, en 2008. Aunque sigue en niveles muy elevados, los más altos de Europa, en el último año el desempleo se ha reducido en 234.133 personas (-7,75%), con una mayor caída entre los grupos de población más jóvenes.
El Ministerio de Trabajo destacaba este jueves que el descenso del paro entre los jóvenes menores de 25 años había situado ha dejado el total en 195.251 personas, cerca de los mínimos históricos, solo por encima del dato de julio de 2022 (188.605).
Primer aniversario de la reforma laboral
El último año no ha sido cualquiera. En abril de 2022 se desplegó por completo la reforma laboral, con la entrada en vigor de las nuevas modalidades de contrato que redujeron las posibilidades de contratar temporal. Miles de jóvenes firmaban entonces los primeros contratos indefinidos de sus vidas, como relataron a elDiario.es Lorena, Ismael, Raquel y Sara.
Desde entonces, el trabajo temporal ha ido desplomándose mes tras mes en el último año, hasta mínimos históricos que lo sitúan algo por debajo del 14% del total de trabajadores afiliados a la Seguridad Social. Aunque la caída de temporalidad ha sido generalizada, como muestran los últimos datos de la EPA del primer trimestre del año, destaca de nuevo el grupo de población más joven, que estaba más afectado por este tipo de contratos precarios.
El Ministerio de la Seguridad Social destaca este importante avance, que ha supuesto que ahora “cuatro de cada cinco trabajadores menores de 30 años tenga un contrato indefinido, frente a uno de cada dos antes de la reforma”. El secretario de Estado de la Seguridad Social, Borja Suárez, subrayaba este miércoles el cambio en las lógicas de contratación a fórmulas indefinidas “por implicar una entrada con buen pie en el mercado de trabajo, iniciando trayectorias más estables”, pero también por su relevancia para “otras decisiones personales” influenciadas por la situación laboral.
Por ejemplo, la independencia económicas y las mayores posibilidades para la emancipación, en las que también incluyen cuestiones como los salarios y los precios de la vivienda, pero que antes estaban muy lastradas por la inseguridad de si los contratos se renovaría el mes, la semana o el día siguiente.
Estabilidad aún a prueba y retos pendientes
Desde Trabajo vinculan a la reforma laboral la mejora de la calidad del empleo y también a su fuerte aumento pese a este clima de incertidumbre y de crisis de precios y tipos de interés. El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, considera que la evolución del empleo ha conseguido “cierto desacople del PIB”, una situación que opina que se inició con la pandemia y el despliegue de los ERTE, que evitaron lo que “antes suponía una sangría de puestos de trabajo” hacia fórmulas de flexibilidad interna.
Este tipo de mecanismos para evitar los despidos masivos se incluyeron también en la reforma laboral, ha recordado el 'número dos' de Yolanda Diaz, lo que en su opinión está facilitando “que no haya necesariamente esta relación tan espasmódica entre empleo y PIB”.
También en CCOO Jóvenes, que consideran que la reforma laboral es “uno de de los factores que explica el crecimiento de la economía”, al haber demostrado una fortaleza por encima de lo esperado y otros indicadores económicos, lo “que ayuda a que se cree más empleo”, indica su responsable, Adrià Junyent.
Ahora hay muchos más empleos indefinidos que antes de la reforma laboral, 1,5 millones más que hace un año, y muchos menos temporales –1,3 millones–, que son “los primeros en destruirse en época de crisis”, recuerda Raül Segarra, estadístico especializado en el mercado laboral. Sin embargo considera que no se podrá evaluar la estabilidad real del mercado laboral con estas nuevas circunstancias “hasta que la reforma laboral se enfrente a un periodo de crisis”.
Además, Segarra ve “difícil” que la mejora en la estabilidad de los contratos entre los más jóvenes “haya hecho crecer la ocupación de forma directa”. “Posiblemente haya otras explicaciones”, considera, como que la propia “mejora del mercado laboral puede incentivar la activación y conseguir que aumenten los ocupados y también es posible que los jóvenes tuviesen más empleo que recuperar de la época de antes de la pandemia, puede haber muchas causas”, valora.
De cara al futuro, la profesora de Fundamentos del Análisis Económico Inmaculada Cebrián también cree que hay que hacer un seguimiento y comprobar cómo funcionan los resortes de flexibilidad interna de la nueva legislación. “Quizás, por fin, se ha conseguido que las empresas contraten porque lo necesitan con independencia del tipo de contrato y el temor a tener que pagar indemnización por despido”, responde la docente de la Universidad de Alcalá de Henares en Madrid, entre otros motivos por “los instrumentos disponibles para que procedan a ajustes internos y no al ajuste externo como han venido haciendo hasta ahora”.
Sin embargo, todavía es “mucho aventurar”, reconoce Cebrián, que emplaza a seguir estudiando al detalle qué tipo de empleo se está creando, qué empresas están contratando, a qué personas y para qué y cuánto duran finalmente los contratos indefinidos suscritos.
Adrià Junyent llama a continuar en esta “senda” de mejora en la calidad en el trabajo y a “seguir ampliando derechos con el Estatuto del Becario, atajando la parcialidad, acabar con las horas extra no remuneradas y reducirlas en general para que se cree más empleo”, explica el secretario confederal de Juventud de CCOO.