Remunicipalizar la vivienda: la última solución en Berlín para luchar contra los alquileres excesivos

Aldo Mas

Berlín —

La situación de la vivienda en Berlín es una preocupación de primer orden para muchos de los habitantes de la capital alemana. Los berlineses se gastan, de media, el 46% de sus ingresos en pagar el alquiler. El coste de la vivienda se ha duplicado en los últimos diez años. La palabra Wohnungsnot o “carestía de vivienda” es una de las más repetidas en titulares de periódicos y noticias de informativos de radio y televisión sobre la situación en Berlín.

La gentrificación es un proceso en marcha con el que lidia sin demasiado éxito la ciudad-estado, en manos de una coalición de izquierdas liderada por el socialdemócrata Michael Müller. En este contexto, los hay que han perdido la paciencia. Por ejemplo, el empresario y activista buen conocedor del mercado inmobiliario berlinés Rouzbeh Taheri. Él está detrás de la iniciativa ciudadana “Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía”.

Deutsche Wohnen es una empresa inmobiliaria y uno de los grandes actores del mercado en la capital. Se estima que posee más de 110.000 apartamentos en alquiler. A otras empresas del sector, como Vonovia o la luxemburguesa ADO Properties, también se le atribuyen decenas de miles de apartamentos, 40.000 y 24.000 respectivamente.

“Son los grandes propietarios de Berlín. Se estima que tienen unos 200.000 apartamentos. Hemos registrado muy malas experiencias con ellos en los últimos tiempos”, dice a eldiario.es Taheri, que está implicado en múltiples iniciativas para proteger a los inquilinos frente a propietarios abusivos. El activista explica que estos 'grandes dueños' de Berlín “están haciendo todo lo posible para que aumenten los precios de los alquileres”.

No son raras las quejas de inquilinos que, en apartamentos que pertenecen a Deutsche Wohnen, han visto subir sus alquileres de un tiempo a esta parte. Por ejemplo, obligándoles a pagar por servicios de mantenimiento excesivamente caros que ofrecen empresas que pertenecen a la propia Deutsche Wohnen. “De esto se están dando cuenta los berlineses, y eso explica también que esté habiendo una radicalización de nuestros planteamientos”, sostiene Taheri, que reconoce que la idea de querer expropiar es radical. Pero, a su entender, resulta tan radical como necesaria.

“Nuestra iniciativa es una propuesta radical, pero la gente en Berlín, debido a la carestía de la vivienda y al aumento del precio del alquiler, se ha radicalizado”, explica Taheri. Además, “existe la posibilidad jurídica de que la ciudad de Berlín expropie a esas empresa”, agrega. “Hay que justificarlo, y nosotros lo hacemos diciendo que las grandes empresas tienen una estrategia que, a largo plazo, llevan al aumento excesivo de los alquileres y a que se agudice aún más la situación de la carestía de la vivienda”, abunda el responsable de 'Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía'.

La campaña comenzó el pasado mes de abril. De momento, Taheri y los suyos recogen firmas. Su deseo es alcanzar las 200.000. Con ese número podrían obligar a las autoridades a organizar una consulta popular como la que llevó a que el antiguo aeropuerto de Tempelhoff sea hoy un parque público cuatro veces mayor que el madrileño Parque del Retiro.

Taheri tiene motivos para ser optimista. Hace unos días, el diario berlinés Der Tagesspiegel publicaba una encuesta en la que una clara mayoría se pronunciaba a favor de la expropiación de las empresas que tienen más de 3.000 apartamentos en Berlín, las afectadas por la iniciativa de Taheri.

Una mayoría de berlineses, a favor de la expropiación

Según la citada encuesta, elaborada por el Instituto Civey, el 54,8% de los participantes del estudio estaba a favor de la medida. Un 34,3% la rechazaba y un 10,9% se mostraba indeciso. “Son buenas noticias para nosotros en vista de que tampoco llevamos tanto tiempo con esta iniciativa”, dice Taheri.

“La municipalización de viviendas, o sea, que pasen a manos de empresas públicas viviendas que pertenecían a empresas privadas es una práctica que se ha hecho desde hace décadas, y una práctica a la que se recurre aún a día de hoy. Es una herramienta que tiene ventajas”, explica a eldiario.es Volker Eichener, profesor de Ciencias Políticas y Política Social en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Düsseldorf. “Cuando se municipaliza, las empresas públicas que gestionan las viviendas están bajo la observación de los políticos y estos se ocupan, no de conseguir objetivos comerciales, sino fines sociales y de desarrollo urbanístico”, añade.

Entre las otras ventajas asociadas a la expropiación de la vivienda que cita este experto figuran el sentimiento de los inquilinos de que se les trata mejor, que no teman por grandes subidas del alquiler o que no se pueda romper el contrato de arrendamiento argumentando “uso propio”.

En el caso de Berlín, no habría que hablar tanto de municipalización, sino de remunicipalización. En los años noventa, buena parte del parque público de vivienda en alquiler de la ciudad fue privatizado. Ideas como la de Taheri implican recomprar esa presencia pública en le mercado inmobiliario. Algo parecido ya pasó con la gestión del agua en 2014. Tras pasar casi tres lustros en manos privadas, el agua volvió a manos municipales ese año.

Municipalizar apartamentos estalinistas

Eichener avisa ante el “riesgo” asociado a la movilización política en los casos de remunicipalización. A saber, que las empresas forzadas a vender quieran vender a un precio excesivamente alto. “Es una paradoja de la movilización política”, señala el experto de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Düsseldorf. Ese riesgo, sin embargo, no parece preocupar a los inquilinos de los edificios más famosos de la Karl Marx Allee, gran avenida que se extiende en Berlín por los céntricos distritos de Mitte y Friedrichshain-Kreuzberg.

Allí, la presión de los inquilinos y la movilización ciudadana han arruinado los planes de adquisición que tenía Deutsche Wohnen. La compañía pretendía adquirir unos 700 apartamentos en varios de los bloques de arquitectura estalinista míticos de la capital alemana. Sin embargo, al poco de conocer la operación, los inquilinos forzaron que las autoridades públicas actuaran, entre otras cosas, porque esos edificios se encuentran en una zona “tensionada” del mercado inmobiliario berlinés. En esos casos se ofrece la posibilidad a los poderes públicos de comprar antes que el actor privado.

Del total de apartamentos afectados por esa operación fallida de Deutsche Wohnen, 80 van a ser adquiridos por el Ejecutivo de la ciudad. Los pondrá en manos de la compañía pública WBM. De los otras 675, cerca de un 40% van a pasar a manos de otra compañía pública, Gewobag. Lo harán a través de un proceso en el que los inquilinos seguirán pagando el alquiler aunque, en realidad, estarán devolviendo con “mensualidades” a esa compañía el dinero de la compra de los apartamentos.

“Gewobag ha puesto a nuestra disposición los medios económicos para que se pueda organizar la compra”, dice a eldiario.es Norbert Bogedein, representante de los vecinos en la Karl Marx Allee. Aún no puede ofrecer datos concretos sobre la recompra. Es un complicado proceso recién iniciado que está todavía en marcha. Tardará más de medio año en concluir.

Los inquilinos de estos grandes edificios, concebidos en su día como “palacios para el pueblo”, llevan semanas movilizados. Han puesto pancartas en sus ventanas y balcones. También hay lazos rojos y naranjas. Simulan, dicen, “un incendio”. “Muy poca gente creía que hubiera aquí apartamentos que pasaran a manos públicas”, asegura Bogedein, que también es uno de los afectados. “Había políticos que se mostraban escépticos con nuestras opciones, pero todo ha ido bien, y ahora tenemos más apoyo”, agrega el representante vecinal.

Tanto es así que estos días se ha dejado ver por allí el responsable de Vivienda de Berlín, Sebastian Scheel, de la formación izquierdista Die Linke, para señalar que el Gobierno ha tenido “éxito defendiendo” a los inquilinos de esta zona de la ciudad. Para Taheri, el promotor de la iniciativa que quiere expropiar a las grandes empresas del sector inmobiliario de Berlín, lo ocurrido en la Karl Marx Allee es una buena noticia.

“Es una prueba de que se pueden encontrar nuevas propuestas y nuevas soluciones en política y nuestra propuesta es justamente eso, una solución nueva”, sostiene Taheri. “Toda casa que deje de estar en manos de los grandes empresas y pase a manos públicas es un éxito”, concluye.