El ex secretario de Estado de Hacienda Estanislao Rodríguez-Ponga y Salamanca, procesado en el caso de las tarjetas ‘black’ de Caja Madrid desde octubre junto a otros 65 exconsejeros y exdirectivos de la entidad, ha puesto fin a su relación profesional con El Corte Inglés, confirman fuentes del grupo de distribución.
Según consta en el Registro Mercantil, Rodríguez-Ponga ha dimitido de los cargos que todavía mantenía en las filiales del gigante de los grandes almacenes a las que seguía vinculado: Esgueva SA, Ízaro Films y Asón Inmobiliaria de Arriendos, de las que era administrador solidario.
Rodríguez-Ponga todavía figura como consejero de una participada del grupo, la coruñesa Financiera Maderera, SA (Finsa). Pero, según fuentes de El Corte Inglés, mientras se aclara su futuro judicial, el antiguo secretario de Estado ha tomado la decisión de “dar un paso atrás” y abandonar todos los cargos que tenía en las filiales del grupo de distribución en las que prestaba algún tipo de asesoramiento.
Rodríguez-Ponga lleva imputado desde 2012 por la salida a bolsa de Bankia, pero su salida de El Corte Inglés no se ha producido hasta que se ha sentado en el banquillo por las ‘black’, caso por el que está imputado desde enero de 2015.
Con su tarjeta opaca a Hacienda gastó 255.372 euros, una cifra que ha puesto en cuestión, como otros acusados. Buena parte de ese dinero (unos 100.000 euros) correspondió a compras en establecimientos de El Corte Inglés, compañía a la que empezó a asesorar en 2009 como consejero de su filial Móstoles Industrial (Moinsa).
El antiguo alto cargo de José María Aznar, que en mayo del año pasado cesó como consejero de la inmobiliaria Testa, justificó en febrero de 2015 ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu la compra de productos del supermercado de El Corte Inglés como “gastos de representación” inherentes a su cargo como consejero de Caja Madrid. “Era importante hacer regalos a algunas personas, era parte de mi función como consejero”, señaló. El fiscal pide para él cuatro años de cárcel por este caso.
Durante el juicio de las ‘black’, la defensa de Rodríguez-Ponga se ha basado en afirmar que su tarjeta de la entidad era una “remuneración en concepto de gastos de representación” que no era necesario justificar y que dependía enteramente de la presidencia de la caja. Su abogado también defendió que ni Bankia ni el fondo de rescate bancario (Frob) pueden entenderse como perjudicadas en este caso porque “no tienen vela en este entierro”.
Un zorro en el gallinero
Hijo de un diplomático del franquismo que llegó a presidente de la Bolsa de Madrid, Pedro Rodríguez-Ponga, pertenece a una familia muy vinculada al PP. Es inspector de Hacienda en excedencia y, antes de incorporarse al Gobierno de Aznar, fue directivo del área Fiscal de BBVA, de la propia Caja Madrid y de Repsol.
En 2000 Cristóbal Montoro le reclutó como director general de Tributos y un año después ascendió al sustituir a Enrique Giménez Reyna, que dimitió como secretario de Estado de Hacienda tras el escándalo de Gescartera. Estuvo en el cargo hasta 2004. Cuando le nombraron, algunos inspectores criticaron que se había puesto “a la zorra a guardar el gallinero”, en alusión a sus agresivas prácticas de planificación fiscal cuando trabajaba en el sector privado.
Tras su salida del Gobierno, en 2006 se convirtió en consejero de Caja Madrid, entidad de la que poco después fue nombrado vicepresidente no ejecutivo; posteriormente fue vocal de BFA, matriz de Bankia, hasta la quiebra y nacionalización de esta entidad en 2012.