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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El sector turístico tiembla ante ómicron y las restricciones a Reino Unido

“Otra vez la pandemia nos está enseñando que seguimos trabajando con mucha incertidumbre y más a corto que a largo plazo”. A las puertas de la Navidad y en plena sexta ola de contagios por COVID-19, el sector turístico y, específicamente, los hoteleros, muestra una de sus peores caras ante las previsiones para las próximas semanas. La acometida de ómicron y la exigencia de la doble pauta de la vacuna a los turistas británicos a partir de los 12 años para que puedan viajar a España ya se han hecho notar en las reservas hoteleras, que desde hacía varios meses comenzaban a recuperar aliento de cara a un mercado de invierno al que se habían encomendado para proseguir su camino hacia la recuperación.

En un año plagado de vaivenes, principalmente en relación con las restricciones aplicadas por Reino Unido a los residentes que viajasen fuera de sus fronteras -lo que afectó de forma severa a España hasta que finalmente fue incluida en el verde del desaparecido semáforo COVID británico-, el sector turístico vuelve a mirar con preocupación más allá del canal de la Mancha. No en vano, se trata del principal mercado emisor de turistas en España, con un 21,6% del total de visitantes en 2019 y un gasto total de 17.985 millones de euros, de acuerdo con los datos manejados por Turespaña.

Las perspectivas no son nada halagüeñas para una parte del sector. Mientras el turoperador británico Jet2.com cancelaba, hasta después del 10 de enero, todas sus operaciones con España relativas a los menores de entre 12 y 15 años, la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) daba la voz de alarma sobre la multitud de anulaciones -más de 60.000, según la patronal- que se están produciendo en las reservas hoteleras a raíz de la exigencia de la pauta completa de vacunación a los niños británicos de entre 12 y 16 años. Desde entonces -la restricción fue anunciada a finales de noviembre-, las reservas, de acuerdo a los cálculos de CEHAT, han descendido un 60% semana a semana.

Se trata de una medida que, según los hoteleros, está perjudicando principalmente a destinos vacacionales como Canarias y la costa mediterránea, lugares predilectos para el turismo familiar en invierno. Las 'Islas Afortunadas', de hecho, ya están notando el efecto que esta medida está provocando en las cancelaciones, que en el caso concreto de Tenerife han sufrido un descenso de en torno al 40%, según las estimaciones de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel).

 La patronal, que habla incluso de que “nos estamos haciendo el harakiri”, entiende que la exigencia de la vacunación completa para los niños ingleses “pone en peligro” numerosas reservas de familias de cara al que consideran su “periodo estival de Navidad”.

Una circunstancia que golpea al archipiélago canario en un momento clave, su temporada alta, que tradicionalmente arranca en otoño y se prolonga durante todo el invierno. Los empresarios turísticos tenían puesta su mirada en estas fechas así como en el regreso de sus principales mercados emisores -Reino Unido, Alemania y Escandinavia- para reavivar el sector, con Fuerteventura y Lanzarote a la cabeza. Las aerolíneas y turoperadores habían programado, incluso, un incremento del 15% de su capacidad respecto a la temporada de invierno de 2019.

Sobre ello, el máximo responsable de Ashotel y de CEHAT, Jorge Marichal, presente esta semana en el acto de elección de la nueva Junta Directiva de la Federación de Empresarios Hoteleros de Mallorca (FEHM), aseguraba no entender “por qué un niño austríaco de 13 años puede venir a nuestro país con un test de antígenos y uno británico de 13 años no puede con una prueba de antígenos y una dosis de la vacuna; si algo tengo claro es que el virus no entiende ni de fronteras, ni leyes, ni política”, remarcaba.

 En esta línea, el presidente de la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (Fevitur), Tolo Gomila, comenta que los establecimientos se están viendo especialmente afectados en Canarias y la Costa Blanca. “No deja de ser otra piedra en el camino. Lo que ha traído la COVID es que ya no existe la anticipación de reservas, todo es más inmediato”. La entidad, a la que se encuentran asociados unas 186.000 viviendas de uso turístico, apartamentos, casas rurales y villas unifamiliares, subraya, asimismo, que el “protagonista” de este año ha sido el cliente español, “que ha viajado y pagado bien y se ha mostrado muy solidario con el sector”.

También las compañías aéreas se han visto afectadas por la medida y señalan que, ante la actual situación, los británicos están actuando de dos formas: o bien cancelando sus billetes o postergando sus viajes a próximas fechas como Semana Santa. “Exigir la pauta entre los menores de 12 y 16 años, quienes están empezando ahora a vacunarse, está motivando que las familias que tenían previsto viajar a España no puedan venir si tienen un hijo en esa franja de edad”, lo que principalmente está repercutiendo en los vuelos con Canarias, tal como señalan a elDiario.es fuentes de la Asociación de Aerolíneas Españolas (ALA).

Afortunadamente, destacan, la política de flexibilidad que las compañías aéreas -ALA aúna al 85% del tráfico aéreo español- llevan desplegando como consecuencia de la pandemia permite “dar respuesta a este tipo de circunstancias”. Aun así, consideran necesario que se armonicen los requisitos sanitarios que se exigen para poder volar y se establezcan criterios comunes dado que, “al final, esta disparidad está desanimando a viajar”. 

Baleares, menos afectada que Canarias

En Baleares, donde el mercado británico es, por detrás de Alemania, el segundo en número de visitantes -con 3,75 millones de turistas en 2019-, las perspectivas son completamente distintas a las que atraviesa Canarias. “Las noticias no son buenas y lógicamente se están produciendo cancelaciones, pero puestos a que esto suceda, este es el mejor momento porque tenemos tiempo para recuperarnos hasta marzo y pensar en el verano”, subraya el presidente de la Asociación de Pequeños Hoteles de Mallorca, que abarcan unos 280 establecimientos donde dan cabida al turismo familiar, de interior y playa.

Cauteloso, Ordinas apela a esperar a Navidad para comprobar cómo responden los viajeros. “Canarias posiblemente se vea mucho más afectada que nosotros por su temporada alta; nosotros tal vez no notemos tanta influencia en las cancelaciones. La nueva política de ventas permite una flexibilidad bastante amplia y habrá mucha gente que espere al último minuto para cancelar”.

En Palma, la afluencia del turismo es palpable al caminar por sus calles. Sin embargo, las reservas para estas fechas se han detenido en los últimos días. “Veníamos con un buen ritmo de reservas pero hace unas dos semanas se produjo un parón en seco. Los establecimientos nos están reportando una congelación por parte de los mercados internacionales y no está habiendo nuevas reservas, al contrario que en otros hoteles donde predomina el mercado nacional. Está totalmente parado”, explica el presidente de la Asociación Hotelera de Palma y Cala Major, Javier Vich.

Los hoteleros de la capital balear subrayan, no obstante, que de cara a los días anteriores y posteriores a Año Nuevo no están registrando cancelaciones masivas como en olas anteriores de COVID-19. En estos momentos, de hecho, el 90% de los 72 establecimientos asociados se encuentran abiertos. Respecto a la doble vacunación exigida a los niños británicos, Vich señala que en Palma “nos afecta menos porque no somos un destino propiamente familiar en invierno”.

“La campaña de grandes reservas del mercado británico empieza con más incidencia en enero y es entonces cuando podremos ver si puede verse afectada”, afirma el también el vicepresidente de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), quien añade que, aunque, es “una quimera” arrojar previsiones, “con la tendencia actual podríamos cerrar el año con un 35% de ocupación, lo que implicaría una caída de entre el 5 y el 8% respecto a diciembre de 2019. La próxima semana será crucial para Navidad”.

 Los embates de ómicron también mantienen en vilo a los hoteleros. Desde RIU consideran que las previsiones para este invierno “son buenas”, aunque reconocen que las perspectivas eran aún mejores antes de la llegada de la nueva variante, que provocó “un parón brutal en las nuevas reservas y numerosas cancelaciones”.  

 “Había mejorado la anticipación de las reservas. Los mercados europeos por lo general no se comportan como el español, que es muy de último minuto y muy estacional, con reservas muy marcadas en Semana Santa, julio y agosto, mientras el resto del año es muy lento y residual. En cambio, los alemanes e ingleses tienden a reservar con mucha antelación, porque saben lo que quieren y no desean quedarse sin ello”, explican fuentes de la cadena hotelera presidida por Carmen y Luis Riu. La compañía lamenta que las nuevas medidas adoptadas, la subida de la incidencia de contagios y el miedo generado con la aparición de ómicron “nos lleva de nuevo a un escenario con menos posibilidad de previsión”, aunque destaca que las previsiones para Navidad en los hoteles que permanecen abiertos se sitúan por encima del 80% de ocupación.

Cancelación de la actividad presencial de ITB Berlín 2022

El temor que atenaza al sector con la aparición de ómicron se vio este jueves, además, acrecentado con un nuevo revés: la cancelación de la actividad presencial de la ITB de Berlín 2022 como consecuencia del incremento de contagios en el contexto internacional. Una feria que, en el caso de Baleares, goza de gran importancia dado que Alemania es el principal mercado de turistas para el archipiélago, con más de 4,5 millones de visitantes procedentes del país germano en 2019, previo a la pandemia.

“Es una noticia poco halagüeña”, comenta Ordinas, quien subraya que este evento internacional “siempre ha sido el pistoletazo de salida para saber como irían las ventas de cara a la temporada de verano. Convertirla en algo virtual podría influir en este sentido”.

Desde RIU, sin embargo, mantienen la esperanza: “Mientras los países emisores no impongan restricciones de movilidad y sean medidas como llevar el pasaporte COVID, la doble pauta o presentar la PCR o la prueba de antígenos, los viajeros ya están acostumbrados. Para que se produjera un gran número de cancelaciones tendrían que cerrarse las fronteras o que un país prohíba a sus residentes los viajes que no tengan una motivación de trabajo o necesidad. En su gran mayoría, la gente sigue viajando”.