La subida de tipos de interés y la vuelta a las reglas fiscales amenazan con una nueva etapa de austeridad en la UE

Irene Castro

20 de junio de 2023 22:37 h

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La UE ha respondido a la guerra en Ucrania con un riego de millones. Hasta 30.000 han salido directamente de las arcas comunitarias para ayudar a ese país frente a la invasión rusa. La subida de los tipos de interés asfixia al bloque europeo, que también encara las consecuencias de la inflación. Tras casi cuatro años de expansión presupuestaria, ha llegado la hora de ajustarse el cinturón y las tensiones afloran. La amenaza de una nueva etapa de austeridad se cierne sobre la Unión Europea.

Uno de los grandes debates que enfrenta ya a los 27 es la negociación de las reglas fiscales. Suspendida desde el año 2020, cuando la COVID-19 impuso un cambio de paradigma, la UE llegó a la conclusión de que las normas con las que se enfrentaron las crisis anteriores ya no servían. En buena medida porque reducir una veinteava parte de la deuda al año es inviable para muchos países, entre ellos España. 

Con esos mimbres, Bruselas planteó un nuevo sistema con medidas de control del déficit y la deuda a la carta para cada país con el fin de que lleguen a los objetivos máximos del 3% del déficit y del 60% de deuda pública sobre el PIB. A cambio de esa mayor flexibilidad, establece un sistema de sanciones gradual que es más asequible que el anterior, que jamás llegó a aplicarse. 

Consciente de las reticencias en algunos de los denominados ‘halcones’, el gobierno comunitario introdujo una cesión: un ajuste anual del 0,5% en el caso del déficit. Pero fue insuficiente para países como Alemania

El ministro de Finanzas alemán, el liberal Christian Lindner, encabeza la ‘rebelión’ de varios países contra ese plan. Lanzó advertencias antes de que la Comisión Europea hiciera su propuesta y elevó la presión la semana pasada, justo antes de la reunión en la que los ministros de Economía de la UE abordaron el asunto, al publicar una carta insistiendo en que debe haber niveles concretos y comunes de reducción de la deuda (Berlín aboga por un 1% anual). El texto lo firmaban también Austria, Bulgaria, Dinamarca, Croacia, Eslovenia, Lituania, Letonia, Estonia, República Checa y Luxemburgo. 

Enfrente están otros países con peso, como Francia, Italia o España. El choque fue palpable en la reunión de los responsables de Economía en Luxemburgo. Una de las respuestas llegó del francés, Bruno Le Maire, que se opuso a las reglas “automáticas y uniformes”. “Sería un error político y económico. Ya lo hemos probado en el pasado y ha conducido a la recesión, a dificultades económicas y pérdida de producción y crecimiento. Es lo contrario de lo que queremos”, dijo a su llegada al encuentro, informa la Agencia EFE.

El debate no entiende de ideologías y en esa misma posición están, por ejemplo, el gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni en Italia o el de Pedro Sánchez en España. “Hay intereses y prioridades diferentes”, expresó ese mismo día la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, a quien corresponderá pilotar las negociaciones durante la presidencia rotatoria: “Es fundamental no volver a las trincheras del pasado sino tratar de tender puentes”. 

El discurso es clavado al del comisario de Economía, el socialista italiano Paolo Gentiloni, que instó a Alemania a hacer un “esfuerzo” por encontrar una posición común: “Nuestra clara convicción es que es el momento de construir puentes y no de cavar trincheras”.

Pero no es el único foco de tensión al que se enfrentan los socios europeos en los próximos meses. Los imprevistos derivados de la guerra de Ucrania han hecho un agujero en las arcas públicas comunitarias. La Comisión Europea ha revisado el Marco Financiero Plurianual y ha planteado a los 27 una inyección extra de 66.000 millones de euros para el periodo 2024-2027. 

La pretensión es tener una planificación de ayuda a Ucrania en forma de subvenciones y préstamos de hasta 50.000 millones y encarar retos como la migración y la competitividad en plena batalla comercial de China y Estados Unidos que ha pillado con el pie cambiado a la UE. 

La deuda de los fondos Next Generation

Pero cómo hacer frente al vaciamiento de las reservas es otro motivo de confrontación. Alemania ha dejado claro que no debe ser mediante un incremento de las contribuciones nacionales sino moviendo fondos de distintos programas, es decir, recortando de algunos de ellos. Ese posicionamiento cuenta con el rechazo, entre otros, de España.

“No contamos y no apoyaremos, por supuesto, ninguna revisión a la baja de los programas más importantes para nuestro país, ni la PAC ni los fondos estructurales”, replicó Calviño, que abogó por encontrar “fuentes de financiación alternativas”.

“Tendrían el objetivo de que se pueda devolver la deuda Next Generation EU sin que tenga que haber contribuciones adicionales de los presupuestos nacionales. Vamos a trabajar en esa línea bajo la presidencia española”, explicó refiriéndose a la subida de los tipos que encarece la deuda europea. 

El problema es que la subida de los tipos de interés que ha hecho el Banco Central Europeo (BCE) en su lucha contra la inflación ya se ha tragado casi 15.000 millones de euros para pagar la deuda de estos fondos europeos. Era la cantidad que la Comisión había calculado que tenía que desembolsar hasta 2027, pero que se ha esfumado con las medidas de política monetaria del BCE. Por eso ha planteado ahora dedicar unos 19.000 millones de la petición extra para abonar el encarecimiento de la deuda.

Además, el incremento de tipos de interés tiene como objetivo ahogar la economía para que los precios vuelvan a un rango de subida del 2%, aunque esta medida suponga la entrada en recesión de algunas economías de la zona euro. Este es el caso de Alemania, que ya ha entrado en recesión técnica, por lo que ha puesto pie en pared a todo lo que signifique tener que desembolsar más dinero para las arcas europeas. La amenaza de un nuevo periodo de austeridad en la UE está a la vuelta de la esquina.

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