El Océano Atlántico queda muy lejos de Bad Wimpfen, la pequeña localidad del sureste alemán en la que construye estos días su nueva sede Lidl. Las costas de Bretaña, en Francia, están a un buen millar de kilómetros. Eso no evita que estos días este municipio sea motivo de crónicas económicas en las que aparecen “orcas”, “ballenas azules” y “delfines”, los apodos con los que se hace referencia a los involucrados en la dura crisis de liderazgo con la que ha tenido que lidiar inesperadamente el Grupo Schwarz, conglomerado al que pertenece la popular cadena de supermercados de precios reducidos Lidl.
La salida de Klaus Gehring, hasta el mes pasado consejero delegado del Grupo Schwarz y conocido como “Míster Lidl”, ha generado esa profusión de alusiones a la fauna marina para describir una situación que hay quien tilda de “drama”. A Gehring se le ha llamado estos días en la crónica económica una “orca”. Se supone que sin su trabajo ni su carácter, el Grupo Schwarz no se habría convertido en el cuarto consorcio más grande del sector de la alimentación a nivel mundial.
La historia de Gehring en el Grupo Schwarz es larga. Nada menos que 45 años de carrera ha tenido este hombre de 72 primaveras. Él quería trabajar hasta los 75, pero su jefe y propietario del consorcio, el octogenario magnate Dieter Schwarz, puso fin a su liderazgo hace unas semanas. Por lo visto, una pelea relacionada con la sucesión de Gehring obligó a Schwarz, el hombre más rico de Alemania, a redistribuir los mandos del consorcio en detrimento del que ha sido su más largo y relevante compañero de viaje empresarial.
Sin Gehring no se entiende en qué se ha convertido el Grupo Schwarz. Con la marca Lidl al frente, Gehring ha sido clave en que el consorcio dé trabajo actualmente a medio millón de personas y facture del orden de 125.000 millones de euros al año.
Gehring, al que Schwarz hizo tal vez demasiado poderoso en la empresa, se veía a sí mismo siendo reemplazado por su protegida, Melanie Köhler. Esta, de 30 años, había vivido un irresistible ascenso en las altas instancias de la empresa. Sin embargo, Schwarz parece que no compartía esos planes. Estas diferencias generaron unas tensiones sucesorias que acabaron costando el cargo de Köhler. Fue despedida el pasado mes de mayo tras otro choque de Gehring y Schwarz.
Esas tensiones son las que llevaron el pasado julio al anuncio de la anticipada salida de Gehring. “El final de Míster Lidl no es en modo alguno una salida elegante”, juzgaba a cuenta de Gehring un editorial en el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Como sustituto de Gehring, Schwarz y compañía confían ahora en Gerd Chrzanowski, de 49 años. Los comentaristas con acceso a los despachos clave del consorcio dicen que la decisión de poner a Chrzanowski ha servido para calmar los ánimos dentro de la empresa. En su momento, la crónica económica germana llegó a hablar de “caos” en el Grupo Schwarz.
Pese a sus 20 años al servicio de Schwarz, Chrzanowski era motivo de chascarrillo estos días porque pocos saben pronunciar su apellido. Por su discreto perfil respecto a su predecesor, en la edición alemana de la publicación económica Businness Insider se ha dicho de él que es “todo lo contrario de una orca”. El pasado fin de semana, el Süddeutsche Zeitung daba la palabra a un par de vecinos de Bad Wimpfen que hablaban de Chrzanowski como un “delfín” elegido por Schwarz, considerado “una ballena azul” de los negocios. La “orca”, eso sí, seguía siendo Gehring.
Un irlandés al frente de Lidl
Al frente de Lidl, “ballena azul” y “delfín” van a poner a Kenneth McGrath, un irlandés de 46 años del que se espera tome las riendas de la marca estrella del consorcio a partir del próximo 1 de octubre. Entre tanto, ya se han operado cambios en posiciones clave del grupo, como digitalización, informática o producción.
McGrath ya ha ocupado cargos relevantes en Lidl. Llevó la marca a Estados Unidos en 2013 y, hasta ese año y desde 2009, fue su responsable en Irlanda. Según el económico Handelsblatt, se espera que McGrath contribuya a la digitalización del negocio de Lidl. Ésta es otra de las prioridades para Chrzanowski, más allá de dejar atrás una crisis de liderazgo que no ha evitado a Lidl presentar exitosos resultados este verano.
Lidl, que cerró el ejercicio fiscal 2020 con un nuevo récord de facturación en España (4.825 millones, un 9,7% más), donde se propone destinar 400 millones este año a nuevas aperturas, aumentó el pasado ejercicio su volumen de negocio total un 9,9%, hasta 96.300 millones. “La actividad operativa aún no se ha visto afectada por las disputas en la dirección”, señalaba Handelsblatt hace unas semanas. Está por ver si Chrzanowski y McGrath hacen olvidar rápido a “la orca” que otros llamaban “Míster Lidl” y cuya salida del Grupo Schwarz todavía da que hablar.