La tasa de inflación de la zona euro se situó en abril en el 2,4% interanual, en línea con la subida de los precios observada en marzo, mientras que la del conjunto de la Unión Europea (UE) repitió en el 2,6%, según la segunda lectura del dato publicada este viernes por la oficina comunitaria de estadística, Eurostat.
Este dato viene da poner más presión sobre la decisión de bajar los tipos de interés del Banco Central Europeo. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) mantiene la postura de que en su próxima reunión de principios de junio puede ser apropiado recortar los tipos de interés, lo que supondría la primera bajada desde 2015, aunque la representante alemana en el directorio de la institución, Isabel Schnabel, advierte de que “no parece justificado” un segundo ajuste en la reunión de julio.
“Dependiendo de los datos disponibles y de las nuevas proyecciones de los expertos del Eurosistema, un recorte de tipos en junio puede ser apropiado”, reconoce Schnabel en una entrevista con el diario japonés 'Nikkei', donde advierte, sin embargo, de que, “según los datos actuales, no parece justificado un recorte de tipos en julio”.
En este sentido, la alemana considera que la senda más allá de junio “es mucho más incierta” y los datos más recientes confirman que el último tramo del proceso de desinflación “es el más difícil” una vez que se han revertido la mayoría de las perturbaciones del lado de la oferta que afectaron a los precios.
“Se necesitan mayores avances en la inflación y especialmente en la inflación interna, que está resultando más difícil, para fomentar nuestra confianza en que la inflación volverá de manera sostenible a nuestro objetivo del 2% a más tardar en 2025”, ha apostillado.
Por su parte, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha expresado la convicción del BCE de que el crecimiento económico continuará ganando impulso y peso en los próximos en los próximos trimestres.
En el caso de la inflación, que ha mantenido un comportamiento muy positivo desde el otoño de 2022, hasta situarse en abril en el 2,4% y por debajo del 3% en el caso de la tasa subyacente, Guindos anticipa que en los próximos meses la inflación “va a fluctuar en torno a estos valores”.
Sin embargo, el economista español confía en que a medio plazo, para el año 2025, la tasa de inflación irá convergiendo de una forma estable hacia el objetivo de estabilidad de precios del BCE del 2%, aunque ha advertido de que siempre existen riesgos y el riesgo fundamental que el BCE analiza actualmente “es la evolución de los salarios”.
Diferencia entre países
Entre los Veintisiete, las tasas anuales de inflación más bajas se registraron en Lituania (0,4%), Dinamarca (0,5%) y Finlandia (0,6%), mientras que las mayores subidas de precios correspondieron a Rumanía (6,2%), Bélgica (4,9%) y Croacia (4,7%).
En comparación con marzo de 2024, la tasa de inflación anual cayó en quince Estados miembros, se mantuvo estable en cuatro y aumentó en ocho.
En el caso de España, con una lectura del 3,4% en abril, el diferencial de precios desfavorable respecto de la eurozona se amplió en una décima, hasta un punto porcentual. En relación al conjunto de la UE, el diferencial de precios desfavorable a España fue de ocho décimas.
En el mes de abril, la caída interanual de los precios de la energía en la zona euros se moderó al 0,6% desde la bajada del 1,8% en marzo, mientras que los alimentos frescos se encarecieron un 1,2%, después de bajar un 0,5% el mes pasado.
De su lado, el aumento anual del coste de los servicios se relejó al 3,7% desde el 4% de marzo, mientras que la subida del precio de los bienes industriales no energéticos se atenuó al 0,9% desde el 1,1%.
De este modo, la tasa de inflación de la zona euro al descontar el impacto de la energía fue del 2,7%, frente al 2,9% de marzo de 2024, mientras que al excluir también los alimentos, el alcohol y el tabaco, la tasa subyacente menguó al 2,7% desde el 2,9%.