Telefónica sigue haciendo caja con operaciones corporativas para reducir su importante deuda financiera. La compañía anunció este miércoles la venta de sus torres de telecomunicaciones a la estadounidense ATC por unos 7.700 millones de euros. La operación, una de las más importantes cerradas en los últimos tiempos por el grupo, conlleva una serie de consecuencias como es, principalmente, el vaciado de Telxius, la final de infraestructuras que comparte con el fondo de capital riesgo KKR y Pontegadea, el brazo inversor del fundador de Inditex Amancio Ortega.
La compañía cuenta con dos líneas de negocio. Unas 30.000 torres de telecomunicaciones y 100.000 kilómetros de cable submarino. Las torres han protagonizado la operación con ATC y el cable se encuentra a la espera de un comprador. Telefónica contrató en otoño a Société Générale y a Greenhill para la búsqueda de un comprador de esta infraestructura submarina, según avanzó Cinco Días y confirmó este medio en fuentes de mercado. Entre los principales activos que tiene esa división se encuentra el cable Marea, instalado en 2017, que une Virginia Beach, en la costa este de EEUU, con Sopela (Bizkaia). Además, la compañía anunció en diciembre su participación en la instalación del cable Grace Hopper, de Google. Se estima la operación de venta del cable submarino podría rondar los 2.000 millones de euros, según informó Expansión.
Con estas dos operaciones, Telxius, una filial creada en febrero de 2016, quedará desposeída de toda su cartera de activos. No son pocas las vueltas que ha dado esta empresa en sus escasos cinco años de existencia, después de nacer “con el objetivo de incrementar los servicios prestados a otros operadores, mejorar la rentabilidad y poder participar de manera más activa en las oportunidades de crecimiento existentes en el sector, incluyendo la posibilidad de incorporar activos de terceros”. Meses después, la compañía intentó sacar a Bolsa esta filial, aunque tuvo que acabar desistiendo al no estar conforme con la valoración que se daba a la compañía.
Ya en 2017, con el objetivo de monetizar estos activos y con el fiasco de no haber podido sacar a Bolsa la sociedad, dio entrada a KKR, quien acabó haciéndose con el 40% de la filial Telxius por algo menos de 1.300 millones de euros. En 2018, Amancio Ortega, a través de Pontegadea, adquiría otro 10% del grupo por 379 millones de euros. Desde entonces, Telefónica ha ido engordando la filial con la compra de torres de telecomunicaciones que tenía el grupo español en todos los países donde opera. La última gran operación la cerró en junio, cuando la compañía adquirió más de 10.000 torres de Telefónica Deutschland, lo que suponía duplicar el tamaño de Telxius en su nacimiento.
Desde este hito, los ojos del mercado se habían dirigido hacia los planes de Telefónica para Telxius, llegando a especular con un nuevo intento de salida a Bolsa, algo que nunca llegó a tomar forma. Lo que sí tanteó Telefónica fue la venta de parte de su participación en la filial de infraestructuras, llegando a perder la participación de control, aunque final se ha optado por vender y hacer caja con las infraestructuras que contiene la sociedad. Tras esta operación, Telefónica contará únicamente con las torres de Reino Unido, que se encuentran en el capital de una empresa formada conjuntamente con Vodafone, con un acuerdo anunciado esta semana por el que ambas compañías pueden vender su participación.
Aprovecha el interés de los inversores por las torres
Telefónica vende sus torres de telecomunicaciones en un contexto de gran apetito de los inversores por hacerse con este tipo de activos. Fondos de inversión y empresas especializadas están protagonizando grandes operaciones para crear carteras millonarias de torres que, posteriormente, son alquiladas a las operadoras. ATC, la empresa que ha comprado los activos de Telxius, cotiza en EEUU y sus principales accionistas son Blackrock y Vanguard y logra con esta operación desembarcar con fuerza en Europa.
Compañías como Telefónica, Vodafone, Hutchinson, Telecom Italia, u Orange están realizando movimientos similares. Para este año se espera que Vodafone saque a Bolsa su filial de torres de telecomunicaciones, una de las más grandes del continente, para dar entrada a nuevos socios y lograr dinero procedente de sus infraestructuras. De este tipo de operaciones se están aprovechando compañías como la española Cellnex, que ya es una de las principales compañías europeas tras haber adquirido el pasado año las torres de Hutchinson. El lanzamiento del 5G precisa de una mayor red de infraestructuras, lo que obliga a una mayor inversión por parte de operadoras y empresas del sector.
Gracias a este apetito inversor, Telefónica ha cerrado una operación que le permitirá recortar en 4.600 millones de euros la deuda financiera neta. A falta de conocer los datos del cierre de 2020, Telefónica tenía a 30 de septiembre una deuda de más de 36.600 millones de euros. La compañía cuenta desde hace años con una intensa presión por parte de los inversores para reducir la deuda de su balance. Pese a los avances, Moody's le exigió tras conocerse los resultados hasta septiembre que todavía debía profundizar en este desapalancamiento. Este es un problema que comparte con el resto de empresas del sector, muy intensivo en inversión. La Bolsa recompensó este miércoles la operación a Telefónica, dándole en apenas una sesión una subida de casi el 10% de su valor. Pese a que en lo que va de año la compañía se ha disparado un 20% en Bolsa, el precio de su acción todavía se encuentra en niveles bajos, después de que en otoño alcanzara su mínimo en un cuarto de siglo.
El año comienza con la venta de las torres de telecomunicaciones pero puede llegar con otras dos operaciones corporativas encaminadas a reducir el pasivo de la compañía. En primer lugar, la ya citada de del cable submarino. En segundo lugar, las filiales de Hispanoamérica. La empresa reorganizó sus divisiones a finales de 2019, centrando sus esfuerzos en España, Alemania, Reino Unido y Brasil. El resto de filiales de la compañía que preside José María Álvarez Pallete se consideran en venta. Aunque la opción preferida sería que se pudiesen traspasar estas empresas en bloque, la compañía está abierta a su venta por separado.
Hispanoamérica supuso entre enero y septiembre de 2020 el 18% de los ingresos del grupo pero apenas el 5% del oibda, una magnitud que corresponde al beneficio operativo antes de amortizaciones de la compañía. Con estas cifras, el cartel de 'se vende' figura en las filiales americanas de Telefónica (salvo Brasil), aunque durante todo el año pasado se cerraron pocas operaciones. La más importante fue la venta de Costa Rica a Liberty por 425 millones de euros en julio. Otra operación en El Salvador con América Móvil, valorada en otros 170 millones, se frustró. Chile, Colombia, Ecuador, Argentina o Uruguay son otros países donde Telefónica está presente y explora su salida.
Al mismo tiempo que Telefónica está vendiendo aquellos activos que ya no son rentables (Hispanoamérica) o que pueden otorgarle liquidez para reducir la deuda (torres o cable submarino), la compañía ha comenzado en el último año a ensayar nuevos negocios con los que intentar elevar los ingresos diversificando su actividad ante el freno de la telefonía. Es en este terreno donde entró la filial conjunta con Prosegur para vender alarmas para el hogar, la instalación de paneles solares, los servicios de salud o los créditos al consumo, en alianza con CaixaBank.