Hubo un día en el que el bosque de Hambach, situado a unos 50 kilómetros al oeste de la ciudad de Colonia (oeste alemán), se extendía por 4.000 hectáreas. Eso era antes de que comenzara allí la actividad minera de extracción de carbón a cargo del gigante energético alemán RWE. El bosque, en propiedad y bajo explotación de RWE, ha quedado reducido a sus 200 hectáreas actuales.
Se supone que este mes de octubre el bosque iba a quedar reducido a varias decenas de hectáreas. RWE tiene la intención de extender la actividad de su mina allí. Pero lo ha impedido una decisión judicial, que ha atendido a la demanda de la Federación de Alemania para la Conservación del Medioambiente y la Naturaleza (BUND, por sus siglas alemanas).
La decisión de “prohibición temporal” de la actividad de deforestación de RWE, tomada por la Corte Administrativa de Münster, llegaba hace unos días, después de que hubiera tenido lugar una operación policial de desalojo del bosque sin precedentes.
Desde hace algo más de un lustro, numerosos militantes ecologistas han vivido acampados en el interior de este área boscosa del oeste alemán. Mike Life es uno de ellos. Este joven no utiliza su nombre auténtico, prefiere presentarse con ese “Mike Life”. Es su nombre para el activismo. “Estamos tratando de defender el bosque para prevenir que RWE lo tale”, dice a eldiario.es Life, integrante del colectivo Hambi bleibt! o “¡El Hambi se queda!”. Después de que la policía interviniera en el bosque de Hambach, ni él ni sus compañeros afirman claramente que sigan viviendo allí.
“El desalojo ya ha terminado”, comenta, aludiendo a las cerca de cien construcciones – plataformas y cabañas sobre los árboles – en los que se habían instalado allí los activistas desde hace seis años. “Todo ese tiempo hemos estado ocupando, invierno y verano incluidos, para evitar las talas de árboles y que RWE amplíe la mina de carbón”, dice Life. Él ha asistido estos días a lo que el llama “la operación policial más grande que se ha visto esta parte del país”.
Para desalojar a Life y compañía, el gobierno del Land de Renania del Norte-Westfalia ha movilizado a 4.000 policías. Los sindicatos policiales reconocen un coste millonario de la operación de desalojo. “Hemos visto a la policía rodear el bosque, a policías con medios para la escalada, policías a caballo y fuerzas especiales para desalojar 73 casas y plataformas construidas en los árboles”, dice Life. “Han puesto la vida de gente en peligro”, lamenta este joven.
El pasado 19 de septiembre falleció un periodista de 27 años mientras trabajaba cubriendo el desalojo de los activistas. Cayó desde una altura de quince metros. El profesional de la información se precipitó al suelo tras romperse un puente que unía dos estructuras situadas en los árboles, según han informado los medios de comunicación alemanes. La policía niega que la tragedia esté relacionada con el trabajo de los agentes.
“No podemos continuar como si nada”, dijo el día de la muerte del periodista el ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, Herbert Reul, de la conservadora Unión Cristiano Demócrata (CDU). Sin embargo, el desalojo continuó.
“Han logrado el desalojo completo pero en estas últimas semanas, durante el desalojo, este bosque se ha convertido en un símbolo del movimiento de la justicia ambiental, la preservación de la naturaleza y el abandono del carbón. Hemos visto miles de personas venir aquí y manifestarse para mostrar solidaridad y protestar contra lo que RWE está haciendo”, sostiene Life.
Una lucha por la preservación del bosque
El pasado sábado se reunieron en los alrededores del bosque de Hambach 50.000 manifestantes para protestar contra la destrucción de los árboles de la zona y para dejar cuanto antes la explotación del carbón como fuente de energía. Paralelamente, los medios de comunicación germanos dan cuenta de que los activistas están volviendo a instalar barricadas y estructuras para ocupar nuevamente el bosque. Life prefiere no hablar en detalle sobre la reocupación.
“Seguimos estando presentes en el bosque y seguiremos luchando. La lucha no sólo es por la preservación de este bosque, también es contra el carbón, contra la economía capitalista dependiente de fuentes de energía fósiles y a favor de la justicia medioambiental y de un futuro sostenible”, afirma el joven de Hambi Bleibt!, una organización cuyos objetivos también son de inspiración anarquista.
La policía dejaba el lunes la zona después de que la Corte Administrativa de Münster se pronunciara sobre la explotación de la zona de RWE bajo la demanda de la BUND. “RWE no puede hacer con el bosque lo que quiera, aunque le pertenezca, porque cuando explota el carbón destruye cuanto hay sobre la tierra, y para ello necesitan unos permisos que nosotros hemos denunciado en base a legislación para la conservación de la naturaleza”, explica a eldiario.es Thorben Becker desde la BUND.
“Esta región debería estar reconocida como espacio protegido europeo y, aunque el gobierno nunca lo ha entendido así, hay muchas cosas que hacen pensar que el espacio pueda ser reconocido de esa forma y por eso el juez ha tomado la decisión que ha tomado”, abunda Becker.
Abandono del carbón, en no menos de tres lustros
Gracias a la acción ante los tribunales de la BUND, los permisos con los que contaba RWE para explotar la zona han quedado en entredicho, al menos de aquí a uno o dos años. “Una decisión final se tomará posiblemente a finales de 2020”, reconoce la empresa alemana en un reciente comunicado recogido por este periódico. Según las cuentas de la compañía, a la que se reprocha ser una de las principales responsables de cambio climático, la reciente decisión de la justicia alemana le acarreará pérdidas económicas millonarias a partir de 2019.
Sea como fuere, hasta 2020, el bosque de Hambach va a tener tregua. A buen seguro que activistas como Mike Life reorganizarán de ahora en adelante la defensa de un entorno medioambiental que sigue amenazado. “Ese bosque se ha convertido en un símbolo de la cuestión que se plantea en Alemania sobre dejar de utilizar el carbón: sí o no”, conviene en afirmar Becker.
La bautizada como Comisión del Carbón, una iniciativa del Gobierno alemán que reúne actores industriales y medioambientales germanos, tiene hasta finales de año para presentar planes sobre cómo el país ha de llevar a cabo el abandono de esa fuente de energía fósil. En la BUND plantean que un “abandono rápido del carbón” podría salvar al bosque de Hambach. Políticos y miembros de la comisión ponen fechas como 2035, 2038 o 2045.
“Hasta que no haya una decisión razonable sobre el carbón, puede que se repita la situación que hemos vivido estos días atrás en el bosque de Hambach, no es lo que queremos”, concluye Becker.