El modelo turístico español se mantiene muy dependiente del 'sol y playa', con los problemas que esto conlleva. En los últimos años, la inestabilidad de los países del norte de África ha permitido seguir registrando récords, como reflejan los recientes datos de llegadas de turistas extranjeros publicados por Frontur. En los nueve primeros meses del año esta cifra aumentó un 3,8% respecto al año pasado hasta alcanzar los 54,4 millones.
Sin embargo, la dependencia de este segmento supone en muchos casos una lucha por precio que puede penalizar al sector cuando vuelva la estabilidad a otros destinos, tradicionalmente más baratos que España. Frente a esto, el turismo lleva intentando desde hace años cambiar el modelo y vive ahora el desarrollo de nuevas especialidades para crear experiencias, dirigirse a un perfil más específico de cliente y generar un valor añadido para evitar competir en precio. eldiario.es se va a fijar en las próximas semanas en cómo se está especializando el turismo con ofertas para públicos muy particulares.
“La fórmula para mantener el turismo es ir a un nicho de cliente, la especialización es la única forma de salvarte”, apunta Alberto Galloso, director de la consultora Soluciones Turísticas. “Cuando conoces a tu cliente tú sabes cuáles son sus necesidades y si eres capaz de saber qué busca, puedes enfocarte a él”, añade. La especialización permite desarrollar paquetes de productos que van desde el turismo gastronómico al rural, pasando por el de salud o el de compras.
“O te diferencias o tienes que competir por precio”, apunta Ricard Santomá, director de TSI-Turismo Sant Ignasi, centro vinculado a la Universitat Ramon Llull. “En España no ha habido una reflexión para buscar la diferenciación y tradicionalmente se ha ido a por precio”, señala. El problema de bajar un precio, recuerda, es que se tarda tres años en recuperarlo, según muestran diferentes estudios.
El turismo de nicho está ligado a la creación de experiencias con las que captar a un público nuevo. “La generación millenial -la que engloba a los nacidos entre la década de los 80 y los 2000- busca modelos alternativos de turismo más ligados con la experiencia o el factor colaborativo. La ecología y la responsabilidad social también se convierten en un elemento fundamental”, apunta Santomá.
La diversificación, apuntan los expertos, también permite llegar a un público que de otra forma no sería accesible. Es el caso de los turistas asiáticos más enfocados a las compras, con un gasto medio superior y que huyen de la costa. En el caso de China, Santomá destaca su potencial y apunta a su elevada población dentro de la cual existe un amplio grupo de millonarios. “Cada vez que un visitante de nacionalidad china entra en una tienda se deja una media de 1.000 euros, que es prácticamente lo mismo que invierte un comunitario en poco más de una semana de estancia en España”, según los datos de una comparativa elaborada por Global Blue, operador internacional de Tax Free.
“Trabajar en un nicho te permite orientarte a un público más concreto y desarrollar productos singulares”, apunta Galloso, que habla además de la “hiperespecialización” y apunta el caso del turismo micológico dentro del gastronómico.
Precisamente, el gastronómico es uno de los que tienen más recorrido. Las cifras de la World Food Travel Association apuntan que este sector es una industria global que genera alrededor de 150.000 millones de dólares, con un aumento que se sitúa en el entorno del 10%. El turista conocido como foodie, según la misma asociación, se encuentra en un rango de edad de entre 30 y 60 años, con un nivel adquisitivo medio-alto y procedente de grandes ciudades de Reino Unido, Estados Unidos, Australia o Canadá.
Para tratar de sacar partido a este tipo de turista, la startup española Foodie&Tours ha creado una plataforma de venta online en la que se han especializado en vender experiencias gastronómicas en 25 destinos europeos dentro de las cuales encuentran actividades como catas de vino, clases de cocina o tours gastronómicos. “La idea de negocio surgió como resultado de los años de experiencia en el sector turístico y gastronómico, después de años observando cómo el sector de los viajes crecía hacia la hipersegmentación, sin que existiera un player global que cubriera todas las necesidades del viajero foodie”, explica Hugo Palomar, fundador de la plataforma. Por ahora, los destinos más demandados son Barcelona, San Sebastián, Mallorca, Sevilla, París y Roma.
El turismo rural también busca la especialización
Otra de las opciones que ha cobrado fuerza ha sido el turismo rural o de interior, un segmento al que se dirige sobre todo el turista nacional. En lo que va de año, las reservas rurales han subido un 25,2% respecto a 2014 y un 32,7% más que en 2013, cuando aún el sector turístico notaba especialmente la crisis, según apuntan desde Clubrural.
Es un segmento turístico que también ha ido subespecializándose y combinándose con otro tipo de actividades. “Lo que estamos viendo es una mezcla entre el turismo rural con el turismo activo en el que buscan un destino con actividades, que no sea solo una casa rural”, explica Javier Agudo, director técnico y de operaciones de Clubrural. “Las casas rurales se van especializando por público: familias, parejas, con mascota... Así, ofrecen servicios especiales para diferenciarse, por ejemplo en el caso de las familias, con actividades en granjas cercanas”, añade.