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La UE encara dividida la respuesta para salvar a la industria del plan contra la inflación de Biden

Irene Castro

Bruselas —
16 de enero de 2023 21:15 h

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Todavía hay margen. La idea es que los 27 analicen los próximos 9 y 10 de febrero la respuesta a la ley proteccionista de Joe Biden contra la inflación, pero fían el acuerdo para marzo porque el camino no es fácil. Más allá de concluir en diciembre la necesidad de poner en marcha un plan con el que proteger a la industria, los líderes de la UE no le dieron a la Comisión Europea muchos más detalles sobre las intenciones. Y el gobierno comunitario está recabando las distintas opiniones con la intención de alumbrar “una panoplia de instrumentos” para evitar una fuga de empresas al otro lado del Atlántico por un importe de unos 350.000 millones de euros, según cuantificó el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, en una entrevista en El País

Pero, ¿cómo se articula ese paquete? Es ahí donde están las discrepancias dentro de los socios. Alemania y Francia son partidarias de inyectar el máximo de recursos para competir con los 369.000 millones de dólares de la ley para la reducción de la inflación (IRA) de Biden. Así, el canciller alemán, Olaf Scholz, que ya ha inyectado ayudas estatales millonarias a la industria de su país, ha planteado emitir de nuevo deuda conjunta. El ministro de finanzas francés, Bruno Le Maire, ha hablado de deducciones fiscales a su llegada a la reunión del Eurogrupo. No obstante, en ese encuentro no estaba sobre la mesa el asunto, que sí prevén abordar los ministros de Economía de la UE este martes.

Sin embargo, esa apuesta choca con las reticencias de un grupo de países con menor capacidad de financiación que esos dos gigantes y que consideran que se puede romper el mercado único. De ahí que el responsable económico del gobierno de Emmanuel Macron se esforzara por asegurar que la nueva política industrial tiene que ser en beneficio de los 27 y no solo de Francia y Alemania. 

Sus palabras llegan después de que la vicepresidenta de Competencia, Margrethe Vestager, enviara una carta a los ministros de la UE en la que advierte del riesgo de “probables carreras de subvenciones perjudiciales con terceros países y dentro de la UE y posibles efectos negativos sobre la cohesión dentro de la Unión Europea”. De hecho, en la misiva recuerda que de los 672.000 millones de euros en planes de subvenciones nacionales aprobados por Bruselas en virtud de las normas de emergencia Alemania impulsó el 53% y Francia, el 24%. 

El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, admitió que aún no está en condiciones de detallar cómo podría evitar Bruselas esa desigualdad en el proyecto que tiene entre manos, que cuenta entre sus opciones un fondo soberano. “Nos encontramos en una etapa en la que en las semanas próximas va a haber una comunicación para orientar el debate con la vista puesta en el Consejo Europeo. Estamos identificando las necesidades y los proyectos que podríamos financiar conjuntamente. Esa será la base para identificar el importe y la manera con la que vamos a financiar los proyectos”, agregó en una rueda de prensa tras el Eurogrupo.

Pero la perspectiva de basar el plan en ayudas no es compartida por algunos socios. “Tenemos que empezar una discusión real sobre cómo mejorar la productividad, cómo aumentar la competitividad y cómo atraer más compañías basándonos en nuestras capacidades y no en las normas de ayudas de estado a largo plazo”, contrapuso el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, en quien recae ahora la presidencia rotatoria de la UE. Lo dijo en una rueda de prensa junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Layen, que también apostó por medidas segmentadas y temporales. “No queremos competir en subsidios, queremos competir en capacidades”, dijo la jefa del gobierno comunitario. 

España, que peleó por que la salida a la crisis de la pandemia se financiara con fondos europeos, considera que con agilizar esos planes actualmente previstos es suficiente, aunque reclama que se facilite el acceso y se agilicen los procesos. Así se lo hizo llegar a la Comisión Europea en un documento enviado a Bruselas la semana pasada. No obstante, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, no ha querido cerrar la puerta por completo. “Siempre estamos abiertos a reflexiones sobre nuevas herramientas, pero desde la perspectiva española la prioridad es desplegar con la máxima agilidad de los fondos de recuperación”, dijo a su llegada a la reunión de los ministros de finanzas de la zona euro.

“Además de la primera fase de 70.000 millones en transferencias, estamos trabajando en la adenda para que podamos movilizar el total de 7.700 millones de transferencias adicionales; 84.000 millones de préstamos y los 2.000 del nuevo RepowerEU. Se trata de un volumen de recursos sin precedentes”, defendió Calviño. 

A pesar de la preocupación que cunde en los 27 por la posibilidad de que los planes de Biden influyan negativamente en la industria europea dado que da condiciones ventajosas a la tecnología verde, la UE ha comenzado el año con mayor optimismo de lo que acabó 2022, cuando comenzó a prepararse para una recesión. 

La UE: “Podemos evitar una recesión”

Ahora el gobierno comunitario considera que puede sortearla. “Las cifras, los números y los indicadores de confianza que estamos viendo nos dicen que podemos evitar una recesión profunda y tener un periodo corto de contracción, que es diferente”, afirmó Gentiloni. Entre los datos que le permiten tener esa visión citó la reducción “significativa” de los precios de la energía y el comienzo de la relajación de los precios. “La inflación ha alcanzado su pico”, argumentó tras participar en la reunión con los responsables de Economía de la zona euro. 

Aún así, el italiano basó las expectativas al alza en una serie de deberes que tienen sobre la mesa, además de la evolución de la guerra en Ucrania. “Hay que trabajar mucho: primero, implementando los fondos de recuperación, después trabajando para encontrar un acuerdo en las reglas fiscales, mantener la competitividad y las inversiones, y coordinar mejor nuestras políticas fiscales”, argumentó. 

La visión “alentadora” la compartió el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, que ve señales “positivas” como el mercado laboral, además de la bajada de la inflación. No obstante, advirtió de que la UE debe seguir “vigilante” ante el “periodo complicado que queda por navegar”. “Si consideramos todo lo que ha ocurrido la situación ha mejorado a medida que se acababa el año”, dijo por su parte el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe: “Confiamos en que podremos seguir avanzando positivamente”. 

Calviño fue una de las más eufóricas al situar a España como “motor de la UE” este 2023. “La economía española está demostrando una enorme fortaleza y resiliencia en este contexto complejo. Todas las instituciones prevén un crecimiento superior al 5%”, afirmó a su llegada a Bruselas, donde presumió que la inflación ha bajado cinco puntos en cinco meses.