Once países de la zona del euro -entre los que se encuentran España, Italia, Alemania y Francia- han acordado este martes tras meses de debates avanzar en solitario en la creación de una tasa a las transacciones financieras internacionales, cuyo objetivo es frenar la especulación y hacer que la banca asuma parte de los costes de la crisis.
Hacía falta el apoyo de al menos once estados miembros para poder poner avanzar en esta iniciativa denominada de “cooperación reforzada”, un mecanismo que permite sortear el veto de otros países. Los dos primeros países en impulsar la iniciativa fueron Alemania y Francia, que enviaron formalmente su solicitud el pasado 28 de septiembre a la Comisión Europea y remitieron una misiva a los demás socios comunitarios para pedirles que se sumaran.
Pocos días después, también Austria, Bélgica y Portugal completaron el procedimiento ante el Ejecutivo comunitario, a los que sucedieron Eslovenia y Grecia. Italia y España han sido los últimos países en sumarse a la inciativa. De hecho, el ministro de Economía, Luis de Guindos, no quiso adelantar ayer cuál sería la posición del Gobierno.
El resto de estados miembros se queda fuera de esta “cooperación reforzada” porque consideran que la tasa provocará que la industria financiera se deslocalice fuera de la UE. “No estamos en contra de las tasas al sector financiero, pero nuestra posición es que sólo consideraremos sumarnos si todos los centros financieros del mundo la implantan, como Nueva York, Singapur, Shanghái y Hong Kong”, ha dicho el ministro británico de Finanzas, George Osborne, que lidera a los países de este grupo.
Según la propuesta de Bruselas, la tasa gravaría con un tipo del 0,1% las compraventas de acciones y bonos y con un tipo del 0,01% las de derivados. El nuevo impuesto generaría unos ingresos de entre 50.000 y 60.000 millones de euros al año si se implantara en toda la Unión Europea. La Comisión Europea también planteaba dedicar una parte de los recaudado a financiar el presupuesto de la UE.
Tanto Reino Unido como Polonia, que tampoco quieren implantar la tasa, han anunciado que no obstaculizarán su puesta en marcha en los países que así lo deseen, pero Osborne ha avisado de que podría provocar pérdidas por valor del 3,5% del PIB.
La puesta en marcha de la denominada tasa Tobin volverá a discutirse en la reunión de ministros de Economía del 12 de noviembre.
Guindos pide una tasa “razonable”
Luis de Guindos, ha pedido este martes que la tasa a las transacciones financieras que crearán 11 países de la UE, entre ellos España, sea “razonable” para evitar “efectos negativos” en los flujos de capital.
“Esto tiene que hacerse de forma coordinada entre la mayoría de los países europeos para evitar efectos distorsionantes sobre los movimientos de capital y también se tiene que establecer sobre una base, de tipo de transacciones, que sea razonable a efectos de evitar los efectos negativos que podría tener desde el punto de vista de los flujos financieros. El Gobierno español intentará que la tasa sea lo más positiva posible desde el punto de vista de generación de recursos presupuestarios y lo menos distorsionadora posible”, ha explicado