La escasez de semiconductores que puso en riesgo a varios sectores económicos hace unos meses planteó un desafío a los 27. Con la amenaza de pérdidas multimillonarias -sólo 180.000 en el caso del sector del automóvil-, la UE se abrió a las ayudas públicas para financiar los chips y Bruselas hizo una propuesta para duplicar la capacidad en 2030. La UE ha llegado este martes a un acuerdo para poner en marcha ese plan que supondrá una inyección de inversiones públicas y privadas de hasta 43.000 millones de euros. 3.300 procederán del presupuesto comunitario. El objetivo es que el 20% de los semiconductores mundiales sean 'made in Europe'.
Los semiconductores se han convertido en un elemento fundamental en la cadena de suministro de la fabricación de todo tipo de productos electrónicos, desde teléfonos móviles hasta automóviles. Un teléfono móvil, por ejemplo, contiene alrededor de 160 chips diferentes y los coches híbridos eléctricos pueden tener hasta 3 500, según el Parlamento Europeo. Por eso han acabado convirtiéndose prácticamente en bienes de primera necesidad.
Y el problema que se topó la UE es una fuerte dependencia, como tiene en otras materias primas, de terceros países. Un 80% de los proveedores de las empresas europeas tienen su sede fuera de la UE. Alrededor del 50% de los microchips de todo el mundo y hasta el 95% de los chips más avanzados provienen de Taiwán. Dada la tensión en torno a la isla, la preocupación en Europa es que terminen usándose también como arma geopolítica. Por eso la producción de semiconductores es una pata más en la búsqueda de la autonomía estratégica en la que está inmerso el viejo continente.
El acuerdo alcanzado permitirá crear un entorno legal que atraiga las inversiones necesarias, dado que es necesario el aporte del sector privado. La intención es desarrollar las capacidades tecnológicas a gran escala necesarias para duplicar la producción de chips en apenas siete años. Además, establece un sistema de vigilancia para anticiparse a la posible escasez y dar respuesta a futuras crisis.
Uno de los “pilares” del nuevo reglamento será el impulso a la Empresa Común de Microprocesadores europea, que se encargará de seleccionar los centros de excelencia, según informa el Consejo en un comunicado en el que también detalla que habrá procesos exprés para la concesión de permisos.
“La visión europea de duplicar nuestra parte de mercado hasta 2030 a un 20 % y producir los semiconductores más sofisticados y eficientes energéticamente en Europa ya está atrayendo sustanciales inversiones privadas. Ahora estamos movilizando una considerable financiación pública y el marco regulatorio para hacer realidad esta visión”, afirmó el comisario europeo de Industria, Thierry Breton, que ha sido uno de los más entusiastas defensores de la propuesta.
“Las nuevas reglas representan una revolución real para Europa en el sector clave de los semiconductores. Una rápida implementación del acuerdo transformará nuestra dependencia en liderazgo de mercado, nuestra vulnerabilidad en soberanía, nuestro gasto en inversión”, defendió la ministra sueca de Energía, Empresa e Industria, Ebba Busch, la que correspondía pilotar las negociaciones por parte de los 27 por la presidencia rotatoria de la UE.
El acuerdo tiene que ratificarse ahora en el Parlamento Europeo y en el Consejo de la UE, donde están representados los Veintisiete, antes de su entrada definitiva en vigor.