Urge culminar la unión bancaria. Es el mensaje que periódicamente se escucha en el seno de la UE. La última vez que se escuchó el clamor fue en plenas turbulencias financieras tras la caída del Silicon Valley Bank, el colapso del Credit Suisse y el posterior desplome (temporal) del Deutsche Bank. Los dirigentes europeos se conjuraron para espantar el fantasma de la crisis y, unas semanas después del terremoto, Bruselas presenta una reforma del marco de gestión de crisis y garantía de depósitos (CMDI) que tenía pendiente. El objetivo de las tres directivas que la Comisión Europea enviará ahora a la Eurocámara y a los 27 pretende “proteger la estabilidad financiera, la confianza de los depositantes y sobre todo el dinero de los contribuyentes”, señala una fuente europea. A pesar de ser “un paso” hacia la unión bancaria, en Bruselas admiten que se le resiste la pieza clave, el Fondo Europeo de Garantía de Depósitos (EDIS), al que Alemania, Países Bajos y otros 'frugales' ponen pegas porque supondría mutualizar los riesgos a la hora de garantizar 100.000 euros por depósito en caso de hecatombe financiera.
La principal medida que contempla el paquete presentado por el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis, y la comisaria europea de servicios financieros, Mairead McGuinness, es una flexibilización de las condiciones que tienen los bancos para acceder al Fondo Europeo de Resolución en caso de necesitar un rescate, según adelantó El Confidencial. Hasta ahora las entidades financieras tenían que haber amortizado un 8% de sus fondos para poder utilizar esa herramienta, concebida tras la crisis financiera de 2008 y que alcanzará los 80.000 millones de euros en 2024. La novedad es que ahora computarán en ese porcentaje las aportaciones que haya hecho al fondo de garantía de depósitos de su país.
Lo que reconoce la Comisión Europea es que las actuales condiciones han provocado que muchos de los rescates hayan recaído en los contribuyentes y eso es precisamente lo que pretende atajar. “La experiencia con la implementación del marco CMDI ha revelado dificultades en la gestión de la quiebra de los bancos pequeños y medianos, en particular, donde hay una asignación implícita de pérdidas a los depositantes, lo que podría afectar la confianza de los depositantes y estabilidad financiera”, señala la Comisión. La idea es que, si los bancos de menor tamaño están cubiertos, se evitaría la fuga de depósitos en caso de problemas financieras minimizando el riesgo de contagio. Además, la iniciativa pretende ampliar la protección de los depósitos de entidades públicas (como hospitales, colegios o ayuntamientos).
“Las recientes quiebras de algunos bancos estadounidenses y suizos, y la consiguiente tensión en el sector bancario internacional, son sólo un recordatorio de por qué necesitamos un sistema sólido y operativo que se ocupe de todos los bancos, tengan el tamaño que tengan, cuando tienen problemas”, ha expresado Dombrovskis, que ha defendido que “si un banco quiebra, los contribuyentes no deberían acabar pagando la factura una vez que el banco ha agotado su propia capacidad de absorber pérdidas”.
“Esta reforma mejorará nuestra capacidad para asegurar que cualquier banco pueda salir del mercado sin problemas, independientemente de su tamaño o modelo de negocio”, ha afirmado McGuinness, que considera que es una fórmula para gestionar de forma “más eficiente las quiebras bancarias en la economía, los contribuyentes y, en última instancia, la estabilidad financiera”.
Más allá de Fondo Europeo de Resolución, de los fondos nacionales de garantía de depósitos (que cuentan con unos 55.000 millones de euros) y de posibles préstamos a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), la propuesta de la Comisión no recoge otras herramientas para inyectar liquidez. Precisamente eso era lo que reclamaban este mismo lunes los bancos españoles a través de la presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), Alejandra Kindelán.
“Esperamos que la propuesta de hoy allane el camino para próximos avances y culminemos la unión bancaria”, ha afirmado Dombrovskis al presentar la iniciativa y tras reconocer que la Comisión Europea aspira a que el Fondo Europeo de Garantía de Depósitos vea algún día la luz. Pero la propuesta encuentra resistencias de los estados que consideran que asumirían riesgos de otros con una situación financiera menos saneada.