El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, propuso hoy que la creación de un presupuesto propio de la eurozona sirva para financiar a corto plazo el desempleo en países con graves problemas y que a cambio acometan reformas estructurales.
Así consta en el informe que envió el político belga a los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) de cara a la cumbre que celebrarán los próximos 13 y 14 de diciembre, y en la que prevén aprobar una hoja de ruta y un calendario preciso sobre cómo avanzar en las uniones bancaria, económica, presupuestaria y política.
Esta “capacidad presupuestaria” se crearía después de 2014 y tendría la capacidad de absorber “choques” macroeconómicos específicos en los países de la eurozona, según propone Van Rompuy.
Este fondo podría crearse en la forma de un “sistema tipo seguro” de desempleo entre los países de la eurozona y las contribuciones desde la capacidad y el desembolso a los presupuestos nacionales “fluctuarían acorde a la posición de cada país durante el ciclo económico”.
Van Rompuy explica que el diseño de ese presupuesto podría tener dos enfoques, de los que el primero sería macroeconómico, en el que las contribuciones y los desembolsos se basarían en las fluctuaciones en ingresos y gastos cíclicos o en factores como la actividad económica.
El segundo enfoque sería microeconómico y directamente vinculado a una función pública específica sensible para el ciclo económico, “como los seguros por desempleo”, afirma el presidente del Consejo Europeo.
En este caso, el nivel de contribuciones al fondo o desembolsos que los países afectados hagan o reciban dependerá directamente de la evolución del mercado laboral, indica.
“En este escenario, la capacidad fiscal funcionaría como complemento a (o como sustitución parcial de) los sistemas nacionales de seguros por desempleo”, señala Van Rompuy.
“Las transferencias podrían estar limitadas al desempleo cíclico al cubrir solamente el paro a corto plazo” y podrían ser activadas solamente una vez el incremento del mismo excede un cierto umbral, explica el político belga en ese documento.
Van Rompuy recalca que habría que incorporar mecanismos apropiados para limitar el riesgo moral y fomentar reformas estructurales, así como vincular el fondo a contratos individuales entre los Estados miembros y las instituciones europeas sobre las reformas a las que se comprometen en materia de competitividad, crecimiento y empleo.
Esos contratos serían obligatorios para toda la eurozona y voluntarios para los demás países.
El contrato se diseñaría específicamente según los problemas de cada país y su duración variaría en cada caso pero probablemente sería multianual, propone Van Rompuy.
En una segunda fase esas reformas podrían ser apoyadas con ayuda financiera enfocada, limitada y flexible.
Esos contratos se incluirían en el periodo de coordinación macroeconómica y fiscal de la eurozona y se realizarían revisiones en profundidad para diseñar los programas y el calendario para su aplicación, así como modalidades de supervisión con los consiguientes informes de la evaluación del cumplimiento.
Cambios importantes a nivel económico o político, tales como la elección de un nuevo gobierno, permitiría renegociar los términos, según el documento.