Más de 100.000 vehículos con motor diésel de las cuatro marcas del grupo Volkswagen (Seat, Audi, Skoda y la propia Volkswagen) han recibido ayudas del Plan PIVE del Ministerio de Industria al achatarramiento de vehículos desde su puesta en marcha, en octubre de 2012, según fuentes del sector.
Según esas fuentes, en el periodo comprendido entre octubre de 2012 y octubre de 2014, que cubre las seis primeras ediciones del PIVE (ahora va por la octava y última), unos 135.000 vehículos de esas cuatro marcas recibieron esas ayudas, que el ministro de Industria, José Manuel Soria, ha dicho que va a reclamar al grupo alemán, a razón de unos 1.000 euros por vehículo. El usuario no tendrá que devolver la parte de la ayuda.
La entidad que tiene el detalle de estos datos, por marcas, modelos y motorizaciones (porque es la que ha tramitado las ayudas) es el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), adscrito a Industria. Ni este organismo, ni el ministerio, ni Volkswagen facilitan ninguna información de cuántos modelos del consorcio alemán han recibido estas subvenciones en los últimos años. El grupo alemán comunicó en la noche del miércoles que ha identificado un total de 683.626 vehículos equipados con motores diésel del tipo EA 189 EU 5 comercializados en el mercado español. De esta cifra, un total de 257.479 vehículos corresponden a la marca Volkswagen, 221.783 a Seat, 147.095 a Audi, 37.082 a Skoda y 20.187 a Volkswagen Vehículos Comerciales.
De los 135.000 vehículos del consorcio alemán acogidos al PIVE hasta octubre de 2014, aproximadamente el 70% (unos 94.000) equipaban motores diésel, que son los que protagonizan el escándalo de manipulación de emisiones que ha puesto al grupo en la situación más delicada de su historia. A esas cifras habría que sumar las unidades vendidas en las dos siguientes ediciones del plan, que todavía está vigente y que, cuando acabe (a finales de este año), habrá beneficiado a cerca de 1,2 millones de compradores, con un coste estimado para las arcas públicas de cerca de 1.200 millones de euros.
Más de 100 millones
Aunque no todos esos propulsores de gasóleo tienen por qué estar trucados, la cifra de vehículos con motores diésel vendidos por el consorcio que han recibido esos incentivos superaría holgadamente las 100.000 unidades, según esas fuentes. Así, en el peor de los casos, la cifra que Volkswagen tendría que reintegrar al Estado (a razón de 1.000 euros por vehículo) superaría los 100 millones de euros.
Soria, que el pasado martes aseguró que a Volkswagen “no le ha parecido mal” que se le obligue a devolver esas ayudas (aunque la Abogacía del Estado todavía está estudiando cómo hacerlo), también dijo que “en ningún caso” Industria piensa reclamar la subvención a los compradores de los coches, que son los que en última instancia han recibido las ayudas (1.000 euros a cargo de los Presupuestos y otros 1.000 euros, por cuenta de las marcas), porque el consumidor “en absoluto tiene ninguna responsabilidad en esto”. El usuario, dijo, “ha sido engañado en su buena fe habiendo comprando un vehículo que creía más eficiente que al final no lo era”.
El responsable de Industria dio así por hecho que solucionar el problema del software trucado va a tener un efecto tanto en las emisiones de CO2 de los coches como en el consumo de combustible. El escándalo de las emisiones de Volkswagen está relacionado con los óxidos de nitrógeno, un parámetro que el PIVE nunca ha tenido en cuenta: sus ayudas van ligadas a una puntuación asignada por el IDAE en función de la eficiencia del vehículo, el menor consumo de combustibles y las emisiones de CO2.