Las ciudades y el tráfico. Una mezcla explosiva para la movilidad y para la calidad del aire que respiran los urbanitas. De hecho, la Agencia Europea de Medio Ambiente constató en su último informe de 2012 cómo los vehículos a motor seguían emitiendo contaminación por encima de los niveles establecidos por las normas de la Unión Europea: “En 2010, se registraron niveles de NO2 por encima de los límites legales en el 44 % de las estaciones de tráfico de la red de observación de la calidad del aire, y los niveles de partículas (PM10) superaron los límites en el 33 % de dichas estaciones”.
El NO2, el dióxido de nitrógeno, proviene en más de un 70% de los tubos de escape de los vehículos que circulan, en especial por las ciudades. Si los avances tecnológicos han conseguido que los coches escupan mucho menos CO2, con el nitrógeno, la cosa no va por el mismo camino, de momento. Así que mejorar la movilidad urbana y la calidad atmosférica es una necesidad pero también un nicho para aprovechar oportunidades. “Tenemos una visión compartida de mejores ciudades para vivir, sin ruido, sin atascos, sin contaminación”, dicen en Transpedal, una cooperativa de cinco emprendedores que ha puesto en marcha un servicio de mensajería totalmente limpio en Sevilla.
El día a día de una urbe suma cientos de miles de trayectos. Los laborales, los de ocio, los comerciales..., carga y descarga, entrega de paquetes, distribución de mercancías. Viajes que embotellan las calles. Que ensucian el aire. Transpedal trata de incidir en las cualidades del medio ambiente de la ciudad andaluza al tiempo que mantiene el pulso comercial. Esta mensajería actúa sobre la fase final de las entregas. La de proximidad, el último eslabón que pueden aprovechar medios de transporte alternativos sin perder efectividad porque “cumplimos con los plazos”, aseguran. Al fin y al cabo, no sirve un proyecto muy verde pero ineficaz.
La clave del emprendimiento es, lógicamente, los medios que utilizan para trasladar la mecancía: se trata de triciclos eléctricos asistidos por pedaleo. Llamados sevi-cargo, estos triciclos no superan los 20 kilómetros por hora y son capaces de trasladar 1,5 m3 y 250 kg. Pesan 100 kilos y “por sus dimensiones pueden aprovechar los carriles bici”. La ciudad hispalense se ha convertido en un ecosistema más que propicio para estas iniciativas, ya que en cinco años ha multiplicado por 11 el uso de la bicicleta y ha conseguido que el 6,6% de los desplazamientos se realicen en este tipo de transporte, según constató el profesor de Análisis Económico y Economía Política de la Universidad de Sevilla José Ignacio Castillo en un estudio de la promoción de la bicicleta en Sevilla publicado en Transportation.
El modus operandi los hace especialmente efectivos en el reparto urbano. Las mercancias llegan a una plataforma, donde se clasifican para que salgan en los triciclos hacia el destino final. ¿El radio de acción? “Somos especialmente rápidos en trayectos de unos 6 kilómetros”. Documentos, medicinas, maletas... viajando por las calles sin atascarse y sin contaminar.