Hay buenos conductores que con un mal acompañante al lado pueden llegar a perder los estribos al volante. Conducir junto a un buen copiloto no sólo hará el viaje más placentero, también más seguro. Y tú ¿con cuál te identificas más?
- Copiloto hablador. Todos tenemos amigos a los que les gusta hablar y disfrutamos al escuchar sus locas anécdotas. Pero seis horas de viaje son demasiadas para prestar atención a un monólogo sobre su vida, sobre la situación política y económica, mientras tú vas fijándote en las señales para acabar en tu destino y no en la otra parte de la Península. Estarás deseando que acabe el viaje para poder disfrutar del bendito silencio. Saldrás del coche con un montón de historias pero con un dolor de cabeza asegurado.
- Callado. En contraposición al acompañante hablador existe el callado. Hacer un viaje largo con una persona que no habla en absoluto tampoco es la panacea. Intentas sacar temas de conversación para romper los silencios incómodos y recibes por respuesta un escueto sí o un no. Lo mejor para este tipo de copiloto es encender la radio y hacer el recorrido como si viajaras solo, aunque tengas a un ser humano a tu lado sin levantar los ojos de su teléfono móvil. Piensa que al menos ha comprado golosinas.
- Dormilón. Siempre que viaja en coche le pasa lo que te pasaba a ti de pequeño: que acababas dormido con el traqueteo de la carretera. La diferencia es que tu acompañante supera la treintena. Los consejos para hacer tu viaje más agradable son los mismos que debes seguir con un copiloto callado, ponerte música y conducir como si viajaras solo porque el dormilón sólo se despertará al llegar al destino diciendo qué corto se le ha hecho el viaje.
- Conductor frustrado. ¿Crees que los anteriores copilotos son los peores? Eso es porque no has viajado con el conductor frustrado que se convertirá en tu peor pesadilla al volante. Te avisará de que vas demasiado lento o demasiado rápido, gritará cuando llegues a la circunvalación, cuando cambie un semáforo o al llegar a un paso de peatones. Este tipo de copiloto actúa como si el conductor fuera ciego y él tuviera que guiarlo. Por supuesto, también criticará tus cambios de carril, adelantamientos y tu posición al volante. Nuestro consejo es que le digas que le cambias el puesto para convertirte en el copiloto dormilón. También puedes dejarlo en la estación más cercana.
- Inquieto. El copiloto inquieto se ha apuntado a viajar contigo en coche para disfrutar del camino sin mover un dedo, a no ser que sea para tocar todos los dispositivos del coche, desde cambiar la música a su antojo, subirla cuando suena su canción preferida, poner la calefacción a tope, aunque te mueras de calor porque él asegura que hace mucho frío, o abrir la ventana en pleno invierno porque le gusta el viento del norte. Antes de que pierdas los estribos al volante, haz una parada en el bar de ese pueblo que se come tan bien y que te ha recomendado tu amigo. Y deja que pague él, te lo mereces por soportarlo.
- Instagrammer. No podía faltar el copiloto amante de las fotos y los filtros de Instagram que se pasará todo el viaje narrándolo a base de selfies en las redes sociales. Mientras las autofotos se las haga a sí mismo y no a ti mientras vas conduciendo no hay ningún problema al volante. Eso sí, aunque te diga que el vídeo que te ha sacado cantando tiene mil likes y cientos de comentarios no dejes de mirar la carretera y haz una parada para descubrir tu salto a la fama. No lo hagas mientras conduces.
- GPS. Por último, no podía faltar el copiloto que hará las veces de GPS. Este tipo de copiloto te vendrá muy bien para leer los mapas mientras tú conduces y para proponerte recorridos alternativos si hay atasco. Eso sí, también hay copilotos que son un GPS estropeado y en vez de guiarte te llevarán en la dirección contraria. Si es así, nunca está de más hacer una parada o encender el GPS del coche con audio para no quitar los ojos de la carretera.
Hay buenos conductores que con un mal acompañante al lado pueden llegar a perder los estribos al volante. Conducir junto a un buen copiloto no sólo hará el viaje más placentero, también más seguro. Y tú ¿con cuál te identificas más?
- Copiloto hablador. Todos tenemos amigos a los que les gusta hablar y disfrutamos al escuchar sus locas anécdotas. Pero seis horas de viaje son demasiadas para prestar atención a un monólogo sobre su vida, sobre la situación política y económica, mientras tú vas fijándote en las señales para acabar en tu destino y no en la otra parte de la Península. Estarás deseando que acabe el viaje para poder disfrutar del bendito silencio. Saldrás del coche con un montón de historias pero con un dolor de cabeza asegurado.
- Callado. En contraposición al acompañante hablador existe el callado. Hacer un viaje largo con una persona que no habla en absoluto tampoco es la panacea. Intentas sacar temas de conversación para romper los silencios incómodos y recibes por respuesta un escueto sí o un no. Lo mejor para este tipo de copiloto es encender la radio y hacer el recorrido como si viajaras solo, aunque tengas a un ser humano a tu lado sin levantar los ojos de su teléfono móvil. Piensa que al menos ha comprado golosinas.
- Dormilón. Siempre que viaja en coche le pasa lo que te pasaba a ti de pequeño: que acababas dormido con el traqueteo de la carretera. La diferencia es que tu acompañante supera la treintena. Los consejos para hacer tu viaje más agradable son los mismos que debes seguir con un copiloto callado, ponerte música y conducir como si viajaras solo porque el dormilón sólo se despertará al llegar al destino diciendo qué corto se le ha hecho el viaje.
- Conductor frustrado. ¿Crees que los anteriores copilotos son los peores? Eso es porque no has viajado con el conductor frustrado que se convertirá en tu peor pesadilla al volante. Te avisará de que vas demasiado lento o demasiado rápido, gritará cuando llegues a la circunvalación, cuando cambie un semáforo o al llegar a un paso de peatones. Este tipo de copiloto actúa como si el conductor fuera ciego y él tuviera que guiarlo. Por supuesto, también criticará tus cambios de carril, adelantamientos y tu posición al volante. Nuestro consejo es que le digas que le cambias el puesto para convertirte en el copiloto dormilón. También puedes dejarlo en la estación más cercana.
- Inquieto. El copiloto inquieto se ha apuntado a viajar contigo en coche para disfrutar del camino sin mover un dedo, a no ser que sea para tocar todos los dispositivos del coche, desde cambiar la música a su antojo, subirla cuando suena su canción preferida, poner la calefacción a tope, aunque te mueras de calor porque él asegura que hace mucho frío, o abrir la ventana en pleno invierno porque le gusta el viento del norte. Antes de que pierdas los estribos al volante, haz una parada en el bar de ese pueblo que se come tan bien y que te ha recomendado tu amigo. Y deja que pague él, te lo mereces por soportarlo.
- Instagrammer. No podía faltar el copiloto amante de las fotos y los filtros de Instagram que se pasará todo el viaje narrándolo a base de selfies en las redes sociales. Mientras las autofotos se las haga a sí mismo y no a ti mientras vas conduciendo no hay ningún problema al volante. Eso sí, aunque te diga que el vídeo que te ha sacado cantando tiene mil likes y cientos de comentarios no dejes de mirar la carretera y haz una parada para descubrir tu salto a la fama. No lo hagas mientras conduces.
- GPS. Por último, no podía faltar el copiloto que hará las veces de GPS. Este tipo de copiloto te vendrá muy bien para leer los mapas mientras tú conduces y para proponerte recorridos alternativos si hay atasco. Eso sí, también hay copilotos que son un GPS estropeado y en vez de guiarte te llevarán en la dirección contraria. Si es así, nunca está de más hacer una parada o encender el GPS del coche con audio para no quitar los ojos de la carretera.