Big data contra los infartos

Las enfermedades cardiovasculares continúan encabezando el ranking de la mortalidad en España. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística, en 2017 se produjeron en España 424.523 defunciones y casi el 30% de ellas, el 28,8% concretamente, se debieron a dolencias de este tipo.

Pese a los grandes avances que ha habido en los últimos años en el campo de la prevención de estas dolencias, aún se está lejos de conocer en detalle los motivos de sus apariciones, así como sus progresiones. Por ello, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) se ha aliado con Quirónprevención para elaborar un estudio que permita avanzar en la mejora de la salud cardiovascular de la población, al tiempo que se investigan los riesgos y patologías asociadas a ella.

El informe, elaborado a partir de una base de datos de más de cinco millones de chequeos médicos anónimos proporcionados por Quirónprevención, ha empleado el análisis big data para poder manejar tal cantidad de información y analizar patrones como el tipo de actividad física o laboral, la nutrición e incluso entorno ambiental-regional. Se trata del primer estudio en España que ha analizado una muestra tan numerosa y durante un periodo tan largo (2015 – 2018).

“El valor de esta muestra de reconocimientos anónimos es enorme. No existen en nuestro país muestras tan grandes para estudiar las enfermedades cardiovasculares. Una gran ventaja es que en la muestra hay representación de toda la geografía española y de personas con diferentes tipos de trabajo. Esta variedad aporta una gran riqueza a este estudio”, asegura el doctor Borja Ibáñez, cardiólogo del Hospital Fundación Jiménez Díaz y Director de Investigación Clínica del CNI.

El acceso a esta cantidad tan grande de datos resultará en un aumento del conocimiento y, por ende, de la mejora de la prevención cardiovascular.

Sin tecnología no hay avances científicos

Los últimos avances producidos en el campo de las investigaciones biomédicas cuentan con un denominador común: el uso de la tecnología. En este caso concreto, dado el alto volumen de información a analizar, ha sido necesario recurrir al big data.

¿Pero puede esta tecnología u otras como la Inteligencia Artificial prevenir infartos? “Esta pregunta también nos la hacemos los científicos”, relata Ibáñez. “Realmente ya hemos demostrado que el conocimiento ayuda a prevenirlos. Hoy en día sabemos que dejar de fumar o controlar el colesterol y/o la tensión arterial reduce el riesgo de padecer uno”, continúa. Es decir, el big data no puede prever cuándo un individuo sufrirá un infarto como tal, pero sí ayuda a encontrar los patrones que lo hacen probable a corto o medio plazo, así como a prevenir su desarrollo.

Otra cuestión asociada al empleo de esta tecnología es si debemos preocuparnos por el uso que se pueda estar haciendo de nuestros datos personales, más aún cuando hablamos de datos especialmente sensibles, como son los médicos. En este sentido, el doctor Ibáñez asegura que el estudio se considera de tipo “ecológico”, lo que quiere decir que ningún dato puede asociarse a ninguna persona y sólo se estudia el conjunto de todos ellos. “La base de datos está anonimizada y sin ninguna posibilidad de trazabilidad, por lo que la confidencialidad está asegurada”.

La ausencia de trazabilidad impedirá realizar un seguimiento de los sujetos del estudio, aunque el facultativo señala que ya están trabajando para incorporar en el futuro próximo datos adicionales obtenidos de los reconocimientos médicos. “Cuando realicemos otra recolección de información en el futuro, la nueva muestra aportada, aunque seguirá siendo anónima y sin trazabilidad, será mucho más rica en cuanto a variables y por tanto nos arrojará más conocimiento. Además, tenemos otras ideas de desarrollo conjunto que estamos madurando y pueden ser muy revolucionarias”, concluye.