Víctor se despertó el 25 de mayo en el Hospital Universitario Infanta Elena tras haber dado positivo por COVID e ingresar en el mismo hospital el 16 de marzo. Había pasado 67 días en la UCI, entraba con 112 kilos y salía con 87 kilos. Ahora, con 59 años, Víctor está ya muy recuperado, no sin antes haber recorrido un largo camino. Afortunadamente, no lo ha hecho solo. Una atención multidisciplinar y mucho esfuerzo han permitido que ya se haya recuperado bastante. Muchos pacientes como Víctor lidian con secuelas semanas o meses después de haber recibido el alta y, por tanto, necesitan más ayuda en su proceso de recuperación.
Los efectos de la COVID en las personas
Desde el inicio de la pandemia, se han descrito en las personas que han sufrido COVID no solo trastornos respiratorios como la disnea (fatiga), sino también aparecen trastornos musculares, articulares, neurológicos, cardiovasculares, cognitivos o nutricionales. Los pacientes que han tenido que permanecer mucho tiempo en la UCI a menudo sufren lo que se conoce como síndrome Post-UCI: músculos atrofiados; pulmones que luchan por proporcionar oxígeno al torrente sanguíneo tras depender de ventiladores mecánicos; etc.
Todo ello ha abierto un nuevo escenario en el tratamiento que requiere un trabajo multidisciplinar que tenga en cuenta el gran volumen de pacientes con discapacidad en distintos grados.
Víctor asegura haber recuperado el 80% de su capacidad de movimiento y desplazamiento ya que, tras el ingreso en la UCI, “no podía ni levantar una cuchara”. Y lo ha hecho con mucho esfuerzo y con la ayuda de los profesionales de la creada Unidad de Recuperación Funcional Post-Covid del Hospital Universitario Infanta Elena, enfocada no solo a pacientes que han tenido que pasar un largo tiempo en la UCI, sino también a otros que han padecido la enfermedad de forma ambulatoria, reconoce Koldo Villelabeita Jaureguizar, jefe del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Infanta Elena.
Para Víctor, el trabajo multidisciplinar ha sido fundamental, pero destaca sobre todo el asesoramiento endocrinólogo, que le ha permitido ganar peso y fortalecer músculo, de lo que más perdió durante su ingreso.
El camino a seguir después de la COVID
La rehabilitación empieza en muchos casos antes incluso de dejar la UCI, donde fisioterapeutas y enfermeras unen su trabajo para ayudar a los pacientes. “El papel del fisioterapeuta es fundamental desde el inicio con el paciente COVID, con movilizaciones tempranas”, reconoce Beatriz López Cabarcos, fisioterapeuta del Servicio de Rehabilitación del hospital madrileño. “Este trabajo continúa en planta para tratar la disfunción muscular y, para las secuelas respiratorias, se trabaja con fisioterapia respiratoria”, admite la experta.
La unidad cuenta con especialistas en Neumología, Medicina Interna, Endocrinología y Nutrición, Psicología, Rehabilitación y Fisioterapia, además de personal de Enfermería.
El trabajo empieza con una evaluación y un cribado dirigido a detectar los casos que tienen un riesgo mayor de desarrollar una discapacidad, con el fin de mejorar el tono muscular periférico y la función respiratoria. “En neumología identificamos los pacientes candidatos a este tipo de ayuda y trabajamos de forma conjunta con el resto de expertos para mejorar su situación”, asegura María Sánchez-Carpintero Abad, especialista del Servicio de Neumología del hospital de Valdemoro.
En la recuperación también es importante el papel del endocrinólogo porque la mayoría de pacientes que han pasado por la UCI pierden mucho peso, como le sucedió a Víctor (perdió 25 kilos en 67 días). “Junto con la nutricionista, valoramos la composición corporal del paciente, el porcentaje de masa grasa y músculo, tras el ingreso y le seguimos en su evolución”, apunta la Dra. Teresa Montoya, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital madrileño. En algunos casos hay que adaptar la dieta a la disfagia que sufren algunos pacientes por estar mucho tiempo intubados.
El abordaje multidisciplinar incluye también el trabajo del servicio de Medicina Interna, desde el que se hace un “seguimiento integral de los pacientes para identificar las secuelas que les hayan podido quedar”, reconoce el Dr. Luis María Martín Rodríguez, especialista del Servicio de Medicina Interna. “Tenemos circuitos específicos a los que derivamos los pacientes con estas necesidades para una recuperación más rápida”, admite el experto.
Cada vez más fuertes
Todo ello no sería lo mismo sin la ayuda del trabajo realizado desde hace años en el ámbito de la telemedicina, que ha hecho posible, por ejemplo, la telerehabilitación. Gracias a las nuevas tecnologías y plataformas como el Portal del Paciente, e-consultas, videollamadas, etc., es más fácil realizar “un seguimiento de estos pacientes y marcar unas directrices terapéuticas”, admite el Dr. Villelabeitia. “He aprendido que, cuando uno quiere, se puede”, dice Víctor ya muy recuperado.