Vivimos en un tiempo complejo, sujeto a cambios vertiginosos y a grandes tensiones. Frente a ello es necesario tomar conciencia de los retos y exigencias que plantea, asumir firmes compromisos y sobre todo pasar a la acción. A todos nos afecta, luego todos hemos de contribuir: los individuos, los estados y, desde luego, las corporaciones.
En un mundo con 8.000 millones de habitantes y en este contexto, Banco Santander conoce bien sus responsabilidades y cómo asumirlas. El grupo cántabro promueve un entorno diverso e inclusivo, basado en el principio de igualdad de oportunidades y no discriminación, reflejo de su presencia geográfica global y de su liderazgo, que para ser efectivo ha de ser también ejemplar.
Por ello, Santander desarrolla su actividad poniendo siempre en el centro su misión de contribuir al progreso de las personas y las empresas. La cultura corporativa de la entidad, denominada desde 2015 The Santander Way, se nutre de valores compartidos, estándares éticos y normas, y está basada en un Código general de conducta. Así mismo, todos los procesos y operaciones del grupo se llevan a cabo conforme a directrices adecuadas en materia de banca responsable para integrar las normas y criterios ESG —ambiental, social y de gobernanza— y alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.
Actuar para una pluralidad real y equilibrada
Pero no hay cultura corporativa que responda a los retos y contribuya al progreso si todo se queda sólo en una declaración de intenciones. Actuar bajo esos principios es la clave. De ahí el gran compromiso del Santander con asuntos fundamentales como la equidad de género e igualdad salarial, la comunidad LGTBI+, la diversidad étnica y cultural, y las personas con discapacidad.
La diversidad en la organización es uno de los grandes activos de la entidad presidida por Ana Botín. Pero para potenciar las capacidades únicas de cada cual y que quienes forman parte del banco se sientan capaces de desarrollar todo su talento potencial, el grupo ha construido un entorno de trabajo donde cada persona pueda ser ella misma y, de este modo, represente de verdad la pluralidad social en la que vivimos. “Para innovar y dar soluciones a nuevos retos necesitamos de las visiones y experiencias diferentes de las personas que formamos parte del banco. ”Crecemos como empresa cuanto más abracemos nuestras diferencias y podamos ayudar a la sociedad a lograr objetivos comunes“, señalan desde la entidad.
Al mismo tiempo, aprovechando su equilibrada diversificación geográfica en Europa y América, el grupo lleva a cabo actuaciones para visibilizar y concienciar sobre la importancia de la diversidad cultural y el impacto de los sesgos inconscientes en nuestras acciones y decisiones. Banco Santander reconoce y apoya todo tipo de diversidad, tanto visible —sexo, identidad de género, raza, edad, discapacidades visibles, etc.— como invisible —experiencia personal y profesional, educación, religión, valores y creencias, discapacidades invisibles, orientación sexual, personalidad—, al tiempo que promueve la igualdad de oportunidades, la diversidad y no discriminación, la prohibición de cualquier tipo de acoso —sexual, discriminatorio o laboral— el respeto a los derechos individuales y colectivos, así como el equilibrio entre la vida personal y laboral, todo ello conforme a los principios recogidos en su Política Corporativa de Cultura.
Igualdad de género
Desde su llegada a la presidencia del grupo, Ana Botín ha mostrado en numerosas ocasiones su compromiso con la lucha por la igualdad de género. Sus perfiles de redes sociales —Linkedin o Twitter— y sus intervenciones públicas contienen constantes referencias a esta cuestión. “Los presidentes y los consejeros delegados son hombres. Esto es verdad y se ve en las fotos. Cuando dicen que por qué somos y defendemos el feminismo es porque hace falta que se hable de ello”, afirmó con rotundidad durante la Convención Bancaria organizada por la Asociación de Bancos de México (ABM) en 2021. La presidenta Botín insistió también en la urgente necesidad de ‘un cambio cultural’ tanto en la banca como en las empresas de tecnología, para lo cual reclamó el apoyo de los gobiernos.
Las palabras de Botín no son un brindis al sol. Banco Santander actúa en consecuencia para romper el techo de cristal, esa barrera invisible que encuentra el talento femenino para acceder a las altas esferas de poder y que, en cuanto a las retribuciones, se concreta en diferencias salariales entre hombres y mujeres independientemente de su desempeño profesional.
Si en 2018 las mujeres ocupaban el 20,5% de los cargos directivos del grupo financiero, ahora suponen el 29,3%. Un dato ya tan próximo al objetivo anunciado para 2025 —un mínimo del 30%—, que la entidad ha decidido dar un paso más allá y aumentarlo hasta el 35%. También está más cerca la desaparición total de la brecha salarial —ya de sólo un 1%—, y en el Consejo de Administración de la entidad las mujeres constituyen a día de hoy el 40%. “Aseguramos una representación equilibrada de género en todos los procesos de contratación y promoción, en los programas de aprendizaje y desarrollo y en los planes de sucesión de la alta dirección”, destaca el banco.
La entidad cántabra ocupa un año más el primer puesto del sector financiero mundial en el Índice de Igualdad de Género de Bloomberg—Bloomberg Gender-Equality Index 2023—, que reconoce la excelencia y el compromiso de las organizaciones en materia de igualdad. Santander ha mejorado su posición en más de dos puntos, hasta 92,87. Con esta puntuación no solo se mantiene como líder del sector, sino que alcanza la segunda nota más alta entre las 484 empresas de 45 países y diferentes actividades analizadas en esta última edición.
Sensibilización y concienciación
El banco también trabaja para mejorar la sensibilización y concienciación tanto en materia LGTBI+, donde cuenta desde 2015 con la Red Embrace formada por más de 5.000 integrantes entre personas del colectivo y aliados; como sobre la importancia de la diversidad cultural, con programas concretos en los países donde opera. Por ejemplo, en Reino Unido participa en Solaris, un programa de desarrollo externo para mujeres ejecutivas negras. Y en España, lanzó el año pasado una encuesta anónima para diagnosticar necesidades y expectativas, y poner en marcha acciones de sensibilización, comunicación inclusiva y protocolo de atención al colectivo LGBTI+.
Además, cuenta con una estrategia específica para la inclusión de las personas con discapacidad, con redes en Argentina, Brasil, México, España, Reino Unido y Estados Unidos donde se comparten ideas, se identifican necesidades y áreas de mejora, y se promueve la escucha activa para acabar con los estereotipos y prejuicios que dificultan la inclusión. Para el banco, el acceso al empleo y la educación son dos de los principales obstáculos para las personas con discapacidad. Para contribuir a cambiar esta situación, Santander cuenta con la Fundación Universia como aliada principal. Asimismo, el grupo forma parte de Valuable 500, un movimiento que sitúa la discapacidad en la agenda del liderazgo empresarial y trabaja para lograr la plena accesibilidad.
Para el grupo financiero, “la diversidad, equidad e inclusión son prioridades para atraer, desarrollar y retener al mejor talento y conseguir mejores resultados de forma sostenible, contribuyendo a un mejor futuro para todos. Hacer de Santander el lugar en el que ser nosotros mismos, es nuestra forma única de contribuir más y mejor al progreso de las personas y empresas en todo el mundo”.