Pese a que España ocupa la séptima posición entre los países más digitalizados de Europa, un porcentaje muy alto de la población no cuenta con competencias digitales básicas, concretamente, el 35,8%. Se trata de una de las conclusiones sacadas por el estudio Impacto de la transformación digital en España: 1998-2023, realizado por Nae, una consultora especializada en el sector de las telecomunicaciones, junto a la Fundación Orange.
Del estudio se deduce, además, que el motivo de que un porcentaje tan alto de la población no tenga herramientas para enfrentarse a la digitalización es la existencia de brechas digitales como la rural, o la de edad que, pese a que ha habido avances significativos, continúan generando desigualdad.
La Comisión Europea, en su programa hacia la Década Digital 2030, mantiene el objetivo de que, para ese año, al menos el 80% de la población tenga competencias digitales básicas, una cifra de la que España está aún lejos, con tan solo el 64,2%. Se trata del mayor desafío al que se enfrenta el país para avanzar hacia una digitalización plena.
“En este proceso de vertiginoso avance, algunos grupos sociales no han podido —y siguen sin poder— disfrutar de los beneficios que esta digitalización ofrece a la hora de encontrar un trabajo de calidad o simplemente desenvolverse en entornos cada vez más tecnológicos”, explica Daniel Morales, director de Sostenibilidad de Orange y de la Fundación Orange, encargada de promover la formación en competencias digitales en los colectivos con más dificultades.
Uno de los muchos factores para medir la digitalización es la conectividad, o el acceso a conexión a Internet, en la que España tiene muy buen posicionamiento, situada por delante de vecinos como Francia, Alemania o Italia en digitalización. En Europa, concretamente, lidera el ranking de países con acceso a internet.
Además, la OCDE sitúa a España en el tercer puesto mundial de hogares conectados con fibra con respecto a otros accesos de banda ancha, solo por detrás de Corea del Sur y Japón. Sin embargo, en palabras de Silvia Alonso, directora de Transformación de Nae, queda mucho trabajo por delante, y un gran esfuerzo: “En competencias digitales estamos en la décima posición a nivel europeo”, lamenta la directora de transformación.
“La primera brecha digital está entre el mundo rural y el mundo urbano”, cuenta la directora, que asegura que las administraciones públicas también han hecho mucho para llevar conexión a esas zonas donde para empresas privadas no era rentable. El aumento de la velocidad de conexión y la llegada a las zonas rurales ha ayudado a reducir la despoblación en las mismas.
En este aspecto también ha habido avances: la brecha digital entre el ámbito rural y el urbano pasó del 18% en 2004 al 4% en 2022. Sin embargo, afirma la experta, “todavía queda un enorme camino por recorrer. Hay muchos retos por delante, muy interesantes, pero lo que no podemos consentir es que haya ciudadanos de segunda con falta de conectividad”.
La segunda brecha importante, según la directora, es la de la edad: “Hay un esfuerzo que hacer en personas de más de 75 años [...] no solo hay que facilitarles un dispositivo más sencillo, también hay que formarlos”. Y es que la brecha a partir de la edad mencionada, según el estudio, es muy superior respecto al porcentaje de usuarios global.
Otras brechas sobre las competencias digitales, como la de género, prácticamente han desaparecido. Sin embargo, el informe hace hincapié en que, si bien es cierto que a principio de siglo el número de hombres usuarios de internet superaba por nueve puntos al de mujeres y hoy esa diferencia ha desaparecido, también lo es que el número de mujeres trabajando en TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) es mucho menor en comparación a los hombres. La directora apunta, por ejemplo, a los puestos de trabajo relacionados con la inteligencia artificial: “La IA tiene que aprender de toda la población, no podemos dejar fuera a las mujeres”.
“Hemos aprendido mucho como industria y conocemos los retos que están por resolver. Nos encontramos ante una oportunidad histórica: el papel que ocuparemos en los próximos 100 años dependerá de la visión que seamos capaces de ejecutar mañana”, asegura Alonso, que mantiene, además, que el sector es atractivo y que campos como la ciberseguridad, donde la empleabilidad tiene deberes por hacer en España, son una apuesta profesional segura.
Inversión y PIB
Según el estudio, la digitalización en España ha contribuido en 7.500 millones de euros al PIB nacional solo entre 2013 y 2018. Esto se debe, fundamentalmente, a las elevadas inversiones de las empresas del sector que, desde 1998 han gastado de media, anualmente, 5.500 millones de euros. Nae y Orange publican el estudio coincidiendo con el 25 aniversario de la segunda y, además, con la liberalización del mercado.
Desde su creación hace 25 años, la Fundación Orange trabaja por mejorar el acceso a la digitalización de las personas con más dificultades. Entre ellas han localizado a tres grupos: los jóvenes en riesgo de exclusión social, las mujeres en situación de vulnerabilidad y las personas con trastorno del espectro autista.
“De nada servirá llegar a ese 80% que pide la unión europea si dejamos a colectivos mal posicionados”, la labor de la Fundación Orange, explica Daniel Morales, es impedir que esos grupos se queden atrás.
Junto a otras entidades, la Fundación ha puesto en marcha iniciativas para que esos colectivos mejoren sus competencias digitales y puedan desenvolverse con autonomía y confianza en un entorno completamente digitalizado. “La formación, mejorar en todo lo posible el nivel educativo en esas competencias digitales” es, según Morales, la labor más importante que deben realizar en el futuro las fundaciones.