El cambio climático es una alarma real. No sólo organismos supranacionales, gobiernos y empresas tienen la responsabilidad de contener la continua contaminación del medio ambiente. También está en nuestras manos intentar borrar el rastro de gases de efecto invernadero —GEI— que dejan nuestras actividades cotidianas. Es la denominada huella de carbono.
La sensibilización cada vez es mayor. Pequeños gestos, como apagar la luz, reparar en vez de comprar, desplazarnos en bicicleta o eliminar los plásticos de un solo uso suman en la carrera por combatir el cambio climático. Según el Banco Santander, el 74% de los clientes es consciente de la importancia que tiene una actuación global más sostenible y el 67% demandan herramientas que les faciliten ser más activos.
La entidad ha tomado buena nota y se ha convertido en el primer banco español en ofrecer a sus clientes no solo la posibilidad de medir su huella, sino también de compensarla de manera sencilla a través de la compra de los conocidos como créditos de carbono. Esta unidad internacional equivale a una tonelada de dióxido de carbono evitada o absorbida en la atmósfera y es un instrumento de compensación —contemplado en el Protocolo de Kioto de las Naciones Unidas— que permite a cualquier persona involucrarse en la lucha contra el cambio climático apoyando determinados proyectos.
Tras estrenar la herramienta en Santander Chile, el banco acaba de lanzar este servicio en España y pronto lo extenderá a otros países como Reino Unido, Polonia o Portugal. Se trata de una nueva funcionalidad incluida en la app y la página web del Santander, que permite conocer nuestro impacto a partir de las compras realizadas con las tarjetas Santander y los recibos domiciliados.
Los clientes pueden comprobar su huella de carbono de forma mensual, descrita en kilos de dióxido de carbono equivalente emitidos a la atmósfera y agrupados por categorías: alimentación, supermercados y compras, casa y hogar, transporte y automoción, ocio, educación y salud, servicios y otros.
Para compensar la huella, la entidad cuenta con ClimateTrade, el primer marketplace climático basado en blockchain del mundo, y la plataforma de donaciones Mastercard. Los clientes del Santander pueden colaborar de forma voluntaria en distintas iniciativas que tratan de evitar nuevas emisiones o absorber las ya emitidas.
Entre ellas, generación de energías renovables, conservación de ecosistemas, reforestación de bosques… “La descripción estará detallada, así como el impacto positivo que cada una de ellas genera; todas verificadas por estándares internacionales y revisadas por el banco”, señalan desde la entidad. “Gracias a la tecnología blockchain, las transacciones de compensación de carbono son trazables, garantizando su impacto real”. Esta metodología ha sido auditada por la consultora KPMG.
Además, el Santander ofrece consejos ecológicos por cada categoría, información relevante y preguntas frecuentes que ayudarán a los clientes a ser parte activa en la transición hacia una economía más sostenible.
En pro de las pymes
El banco también acompaña a las pymes en su viaje para avanzar en sus planes estratégicos de sostenibilidad. En su portal especializado
Santander Impulsa Empresa comparte un test para evaluar cómo de sostenible es nuestra compañía y siete consejos básicos para lograr que los proyectos sean respetuosos con el medioambiente: reducir el consumo de energía, buscar un espacio de trabajo adecuado, apostar por lo local, minimizar el uso del transporte, fomentar el comercio electrónico y conciencia medioambiental como cultura corporativa.
Hacia las cero emisiones
El Santander mide y analiza su propia huella de carbono desde 2011 como parte de su contribución a combatir el cambio climático. Ya desde 2020 es neutro en sus operaciones internas. Pero el año pasado, como miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance dio un paso más al anunciar su hoja de ruta para alcanzar cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050 y apoyar los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático.
Este reto va más allá de la propia actividad del grupo: incluye todas las emisiones de sus clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece. Para alcanzar este objetivo, el Santander ha establecido una agenda de descarbonización detallada y acompaña a sus clientes en la transición hacia una economía verde.