El planeta necesita que todos los ciudadanos estén realmente comprometidos con su cuidado, pero cada vez resulta más habitual encontrar mujeres ocupando puestos de responsabilidad en materia medioambiental. Y si en el ámbito profesional el sector es cada vez más igualitario, en el día a día, ellas también reciclan más. Según el barómetro social de Ipsos, las mujeres de entre 55 y 64 años con un alto nivel de estudios son las que más tiempo dedican a separar residuos. Recorremos el ciclo del reciclaje a través de cuatro mujeres implicadas en un hábito indispensable para frenar la crisis climática, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer.
Victoria Sánchez, directora de RSC y Comunicación del Grupo Calvo
Antes de que el producto llegue a los supermercados, las empresas alimentarias realizan un trabajo primordial para que la fabricación y transporte resulten lo más sostenibles posible. El Grupo Calvo, dedicado fundamentalmente al pescado en conserva, cuenta con una serie de compromisos medioambientales entre los que destaca el de reducir a cero los residuos que producen. “Cuando lo pusimos en marcha en 2018 en la fábrica de Galicia, teníamos un 70% de residuo valorizado y un 30% que terminaba en el vertedero; hoy hemos conseguido reciclar, reutilizar o valorizar el 96% de los residuos”, explica Sánchez, que prevé que esta cifra alcance el 100% antes de 2025. En otras fábricas del grupo utilizan los residuos orgánicos del enlatado de atún o sardinas para hacer harina de pescado y aceite, que posteriormente sirven como materia prima en la industria alimentaria o cosmética. Sobre el paulatino incremento de mujeres en el sector, la directora de RSC de Calvo destaca que hay “profesionales muy cualificadas que tienen mucho que decir en áreas como el reciclaje y el medioambiente, donde hasta hace unos años no eran tan fáciles de encontrar en puestos de responsabilidad”.
Claudia Gómez, vecina de Sevilla
En este trabajo de concienciación e innovación en el ámbito medioambiental, los ciudadanos tienen un espacio central: sin su complicidad resulta imposible que el reciclaje llegue a buen puerto. La sevillana Claudia Gómez mantiene una postura estricta en la separación de residuos en su casa, una costumbre que le inculcaron sus padres y que ella ha tratado de trasladar a su entorno. “Reciclamos todo lo que se puede reciclar”, reconoce. Y si no sabe cómo gestionar un residuo, investiga en internet antes de tirarlo a la basura. Una de las medidas que más le ha facilitado el reciclaje de elementos como pilas, CDs o aceite usado, ha sido la instalación de ecopuntos en su ciudad natal. “Antes tenías que ir al punto limpio o al contenedor específico y ahora todos los barrios cuentan con un ecopunto, una estructura cúbica con compartimentos perfectamente organizados y etiquetados que facilitan mucho la labor”, explica. Dice que hoy en día ve más gente que recicla o quiere empezar a hacerlo, en comparación con hace una década, pero que “todavía queda mucho por aprender y enseñar” para solventar todas las dudas.
Flor Reguilón Aguado, concejala de Medio Ambiente, Mujer e Igualdad en Pinto
“En el fondo, aunque es mínimo, el reciclaje supone un esfuerzo. Tenemos que saber que hay un fin que vamos a conseguir para dedicar el tiempo y espacio necesarios para separar y llevar los residuos al lugar correcto”, considera Reguilón, responsable de Medio Ambiente en la localidad madrileña de Pinto. “En este sentido, las facilidades que puedan poner los ayuntamientos marcan completamente la diferencia”, defiende. Para ella, las administraciones locales tienen una doble función en la gestión de residuos: poner los recursos necesarios para que la gente pueda reciclar de manera sencilla y concienciar sobre el hábito. Aunque lleva apenas unos meses en el cargo, se muestra satisfecha con medidas como la recuperación de un servicio que había caído en el olvido: la recogida de cartón puerta a puerta. “Hemos recordado que esta opción existe y en unos meses hemos aumentado en un 70% el número de establecimientos que ha solicitado este servicio”, cuenta. Para ella, lo más importante es que a la hora de la compra los ciudadanos escojan productos que no tengan embalajes innecesarios, que sean envases reciclables o que apenas generen residuos.
Ana Esteve, delegada de Urbaser en Ulea
Ana Esteve está al frente de la planta de Urbaser, empresa líder mundial en gestión medioambiental y de residuos, en la localidad murciana de Ulea. Según su experiencia, cada vez se recicla más y mejor, pero todavía queda trabajo. “Es muy importante la separación en casa y tener claro qué es lo que hay que echar en cada contenedor”, subraya. El principal problema con el que se encuentran en esta planta de reciclado son los denominados materiales “impropios”, aquellos que terminan en el contenedor erróneo y provocan que los equipos de separación sean menos eficaces. Actualmente trabajan para implantar nuevas líneas de producción que traten materia orgánica, una de las últimas categorías de residuos que se han empezado a recoger. Esteve coincide con el resto de expertas en que es necesario disminuir el número de residuos desde la elaboración y el consumo, especialmente aquellos más problemáticos en su fase final: “El desafío más urgente es que se utilicen cada vez más plásticos recuperables y totalmente valorizables, además de reducir el uso de aquellos que no son tan fáciles de reciclar”.