La comunicadora que logró que los hosteleros de Zaragoza se organizaran para llevar platos a los hospitales
Yolanda Gil lleva toda la vida organizando desde su agencia de comunicación acciones de marketing y eventos de diferentes tipos de negocios, pero, sobre todo, del sector de la hostelería, que, debido al cierre de todos los establecimientos, ha sido uno de los más perjudicados por el estado de alarma.
Por eso fue de las primeras en prever que “esto era una losa para muchos que iba a reconvertir el sector de la hostelería y que teníamos que ejercer otras labores más allá de la comunicación: nos convertimos en psicólogos y asesores de los hosteleros porque recibimos muchas llamadas de auxilio desesperadas”. Se convirtieron en un hombro sobre el que llorar.
Pero lejos de caer en el pesimismo, Gil también vio que “había una oportunidad para mantener la llama encendida en el desierto que se avecinaba, que, dada la experiencia de sobrevivir a la crisis del 2008, podíamos aportar a los hosteleros la tranquilidad que les faltaba”.
En ese momento, aunó sinergias con otro experto del sector, Juan Luis Gaona, de Balboa Media, y decidieron crear Save the bar: “una plataforma de asesoramiento gratuito para todos aquellos que no supieran como avanzar, con los cuales trabajamos desde cómo comunicar los cierres, cómo seguir avanzando estando presentes en las redes y cómo convertir los negocios en delivery, además de intermediar ante las asociaciones empresariales para que tuvieran más información”.
Desde que empezó la cuarentena, señala, “hemos visto a muchísima gente en shock pero también a otra comerse el mundo, lanzando recetas y llenando las redes de contenido como pollos sin cabeza, cuando se veía venir que esto no era cuestión de un día y que había que tener claro hacia dónde dirigirse”.
Ante esa manifiesta falta de cohesión montaron el Día Virtual de la Tapa, “un evento (aunque sea virtual) destinado a incentivar a los profesionales que están de brazos caídos, llorando por las esquinas y hastiados, para que el batacazo no sea tan grande a la vuelta, para que no resulte tan agria”.
Y, en segundo lugar, prosigue Gil, “queríamos generar el deseo en el público para que la espera sea más agradable, con recetas que pueden imitar en sus propias casas y, después, en el Día Real de la Tapa, comprueben en los establecimientos participantes cómo son las tapas de sus chefs de cabecera y de otros nuevos que descubran, saboreando todo lo que votaron previamente en las redes”.
Curiosamente, la iniciativa contempló solo el ámbito geográfico de Zaragoza, “pero nos llamaron de Huesca y lo extendimos a todo Aragón, y ahora nos lo están pidiendo para replicarlo en otras comunidades y, por supuesto, no hay ningún problema. Lo que permite e internet es que no hay límite”.
Ni que decir tiene que es un evento totalmente solidario porque lo han hecho con sus propios recursos, “cero dinero, porque ahora el dinero debe estar para otras cosas: aquí los participantes solo aportan la difusión que les revierte a ellos mismos y los patrocinadores aportan premios para los que voten del 11 al 19 de abril y a los participantes, que son unos 40 chefs”.
En ese sentido, Yolanda Gil reflexiona que ahora mismo tenemos “una gran oportunidad para que la sociedad entienda qué es el marketing solidario, que no pasa nada por anunciar que vas a ayudar a una causa, ya que la ayuda sigue siendo solidaria y, además, tu acción puede resultar ejemplarizante, en cuanto que otros también tal vez se animen a apoyar si ven que repercute en que les vayan mejor las cosas”.
GastroaplauSOS, los hosteleros reparten comida a los sanitarios
Eso es justo lo que está sucediendo con GastroaplauSOS, que fue una iniciativa de un bar de Zaragoza llamado Ginger Fizz para llevar comida a los hospitales, y Gil enseguida tuvo claro que tenía que estar allí con su cliente La Tradicional: “primero, porque, al ser un establecimiento delivery y take away, era necesario que se uniera al reparto de comida a los sanitarios, pero también porque hacerlo sería fundamental para su propia superviviencia. La apuesta se convirtió en repercusión, pero también en motivación y esperanza para seguir adelante”.
Eso, por lo que respecta a los clientes, pero a nivel personal confiesa que “es un proyecto tan bonito que me ha atrapado y me ha involucrado desde el primer momento, más allá de mi corresponsabilidad como agencia, ya que me ha permitido ver el COVID-19 desde otro punto de vista, encontrándome con la realidad en los hospitales cara a cara”. Una anécdota que le marcó fue que al hacer la entrega de comida, aparecieron 20 médicos y enfermeras a recibirlos. “Me puse muy nerviosa porque había muchas unidades que repartir, y me empezaron a aplaudir ellos a mí: me eché a llorar totalmente emocionada”.
Profesionalmente, además de coordinar varios equipos de GastroaplauSOS, también organiza a los fotógrafos voluntarios que cada noche son testigos de la entrega solidaria de los hosteleros de Zaragoza“. Suman ya 18 establecimientos, los cuales han entregado 1.500 cenas hasta ahora y se seguirán manteniendo y entregando una media entre 80 y 100 cenas cada noche en los principales centros hospitalarios de la ciudad, también de la mano de Correos, que se ha sumado al reparto haciendo una gran labor. El mismo sector que está repartiendo cenas gratuitas está luchando por su propia supervivencia. Los hosteleros hacen un equilibro de malabaristas para poder entregar platos mientras sus establecimientos permanecen cerrados.
“Recibimos tantas llamadas de personas que quieren echar una mano y colaborar que nos surgió la idea de que fuese la ciudadanía quien pudiera donar esas cenas a precio de coste”, prosigue Gil. “Todas las cenas llevan mensajes de niños, de los hijos de los hosteleros, y el feedback de agradecimiento es alucinante, nadie se puede imaginar lo que motiva a los participantes. Siempre nos reciben con muchísimas ganas”.
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