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El laboratorio riojano que investiga cómo reciclaremos en el futuro

Desde hace casi medio año, reciclar envases y tirarlos al correspondiente contenedor amarillo tiene premio para cerca de 200.000 habitantes en la comarca de Pla de l’Estany (Girona), así como en los municipios de Sant Boi de Llobregat, Igualada y Granollers. Dichas poblaciones fueron las escogidas por Ecoembes para testar el proyecto piloto Reciclos, una iniciativa tecnológica que, a través de incentivos, fomenta que se recicle más y mejor.

El sistema es sencillo: el ciudadano se registra en una webapp y se crea un perfil. A continuación, escanea el código de barras de cada lata o botella vacía que vaya a depositar en el contenedor, para después realizar una foto del código QR de la propia papelera amarilla. Según lo reciclado, se reciben una serie de puntos o tokens llamados 'reciclos' que posteriormente se pueden canjear por determinadas recompensas.

‘Reciclos’ es uno de los 150 proyectos que en sus dos años y medio de vida ha lanzado TheCircularLab, un centro de innovación abierta que persigue impulsar nuevas líneas de investigación en el ámbito del reciclaje de envases. “La idea de crear TheCircularLab nace hace cuatro años, ante la necesidad de incorporar la innovación al modelo de reciclaje”, asegura Zacarías Torbado, coordinador del centro. “Los objetivos son dos. Por un lado, hacer foco en la prevención para tener envases más sostenibles y, por otro, ser más eficientes en la gestión de residuos”.

Desde que se inaugurara en mayo de 2017, este peculiar laboratorio ha apostado por impulsar cuatro áreas de investigación: Smart Waste, que integra la gestión inteligente de residuos en el ámbito municipal; ciencia ciudadana, con la que se busca incrementar la implicación de los usuarios en el reciclaje; ecodiseño, destinado a crear envases más sostenibles en colaboración con las empresas; y emprendimiento, forjando alianzas con diferentes startups a las que les proporcionan apoyo y recursos.

Todas se desarrollan en el mismo espacio, un edificio situado en Logroño que aplica los principios de la economía circular que abraza el propio centro. Así, las lámparas que cuelgan del techo antes fueron boyas marinas y los sanitarios están conectados a los lavabos para poder reutilizar el agua empleada en asearse las manos.

La elección de la ciudad riojana como base de operaciones no fue baladí. No en vano, la región, una de más comprometidas con el reciclaje de Europa, se posiciona como una de las comunidades en las que los ciudadanos colaboran más, llenando los contenedores amarillos y azules por encima de la media de España. Su abarcable tamaño fue otro de los puntos que decantaron la balanza a su favor.

“La Rioja tiene unos 300.000 habitantes, y cuenta con una ciudad, Logroño, de tamaño medio. El centro tiene una función muy especial, un objetivo que es desarrollar proyectos pilotos a gran escala, pero primero hay que probarlos en una ciudad media, como puede ser Logroño, para aprender y luego extrapolarlos a otras urbes”, señala Torbado.

Un referente en innovación

Según cifras del Observatorio de Competitividad de la Cámara de Comercio de España, La Rioja cuenta con un ratio de innovación ligeramente superior a la media nacional (0,53 sobre 1, frente a 0,45 sobre 1). Además, el 30,2% de su PIB proviene del sector industrial (cifras similares a Alemania), lo que favorece el desarrollo de proyectos de colaboración con dos sectores, el tecnológico y el industrial, que forman parte de la idiosincrasia del centro. “TheCircularLab nació con el objetivo de construir un lugar que pusiese la innovación y la tecnología al servicio del medioambiente, desarrollando soluciones reales y pioneras en materia de economía circular y reciclaje”, afirma Nieves Rey, directora de comunicación de Ecoembes.

Tras dos años y medio en funcionamiento, parece que dicha meta se ha alcanzado con creces. “Contamos con más de 200 colaboradores externos, entre empresas, universidades, centros tecnológicos, startups y entidades públicas. Con ellos hemos desarrollado proyectos en todas las fases. Algunos a gran escala, otros incipientes y otros muchos en ciclos intermedios”, comenta Torbado.

El éxito del proyectos ha llevado a Ecoembes a ampliar la financiación del centro. En origen, habían presupuestado invertir 10 millones de euros en cuatro años, pero en menos de tres ya llevan 9. “Hemos acelerado la financiación porque hemos visto que hay una demanda ciudadana que nos reclama aportar soluciones. Además, la legislación cada vez es más exigente y para adaptarnos a ella qué mejor que hacerlo a través de la innovación”, revela Torbado.

Gracias a ella, han podido poner en marcha proyectos como ‘Reciclos’, lanzar Packaging Circular Design (PackCD), una herramienta destinada a las empresas que permite predecir y modificar el impacto ambiental de sus envases antes de fabricarlos; o desarrollar una plataforma tecnológica destinada a optimizar la gestión local de los residuos (predice el llenado de cada contenedor para evitar desbordes y optimizar las rutas).

El objetivo de todas estas iniciativas, según reconocen desde Ecoembes, es avanzar hacia una sociedad 100% recicladora, incrementando la tasa de reciclaje de envases domésticos poco a poco. Por lo pronto, en 2020 esperan alcanzar el 80%.