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Llegan nuevos aires y nuevos vecinos

Fuendetodos (Zaragoza).

Concha González

Tan solo 41 minutos en coche separan a la capital aragonesa, Zaragoza, de Fuendetodos, pequeña localidad de 150 habitantes, ubicada en la comarca de Belchite, una de las áreas más despobladas de Aragón. Tan solo 44 km de distancia, pero que ponen en evidencia el contraste entre la urbe en desarrollo y el núcleo rural, que ve cómo la proximidad de la capital fagocita su futuro. Famosa por ser la ciudad natal del pintor Francisco de Goya, Fuendetodos ha visto cómo el paso del tiempo y la apuesta por la capital han dejado sus calles vacías.

En los últimos años reinventarse y encontrar nuevas actividades ligadas al turismo ha abierto nuevas oportunidades para fijar población y ser capaces de recibir una media de 25.000 turistas al año. La casa de Goya, el Museo del Grabado, conocer uno de los pocos neveros que quedan en pie en Aragón, visitar el bunker y las trincheras en las que se protegieron protagonistas de la Guerra Civil…

Con el inicio de la construcción del parque eólico de 24 MW de Endesa en la zona, a través de Enel Green Power España (uno de los cuatro parques previstos en la provincia de Zaragoza), se ha unido otro perfil de visitante en Fuendetodos, pero entre semana. El desarrollo de los proyectos renovables ha reactivado la actividad económica. “La poca industria que puede haber ahora es sobre este tema. Puedes mirar a tu alrededor y tienes un montón de casas con los tejados hundidos, porque las han ido abandonando”, comenta Ángel Camín, trabajador del parque de 7 turbinas en Loma Gorda, que se encarga del hormigón de las cimentaciones de los aerogeneradores. La actividad y el ruido han vuelto a la zona. “Los hostales están llenos hasta arriba, la gente va a comer a los restaurantes… Ojalá se construyeran más parques”. Como Ángel, otras 463 personas, entre puestos directos e indirectos, trabajan en el proceso de construcción del parque.

Enrique Salueña, alcalde de Fuendetodos, fue uno de los primeros en tener claro que la llegada de los nuevos proyectos verdes a la zona serían una oportunidad. “Gracias a que están poniendo ya en marcha los parques eólicos, el ayuntamiento sacó ofertas de trabajo para la gente que quisiera trabajar en ellos y varias personas de aquí han estado trabajando” comenta orgulloso. Y no solo para vecinos de Fuendetodos. Los cursos que Endesa ha impartido sobre renovables se han extendido a 60 personas de la zona. Se trata de formar a la gente local para evitar que los jóvenes se tengan que ir a Zaragoza para encontrar nuevas oportunidades.

140.000 euros para proyectos sociales

Más allá de la generación de empleo en el proceso de construcción y de la posterior operación y mantenimiento de cualquier proyecto eólico o solar, Endesa se diferencia de otras compañías por implementar un modelo de desarrollo que contempla acciones de creación de valor social en los entornos. Para ello, ha querido conocer de primera mano las necesidades de la zona, para contribuir en sacar adelante proyectos que estaban en el cajón, esperando un mejor momento. Para todos estos proyectos, la compañía ha destinado 140.000 euros.

Es el caso de la restauración de la antigua nevera conocida como Pilón Bajo. “Si no hubiera nacido Goya, Fuendetodos habría sido famoso por la nieve y su comercio”, apunta José Luis Ona, arqueólogo que trabaja en la recuperación de estos colosos de piedra. En su momento, llegaron a existir hasta 20 neveras, construcciones semicirculares de piedra en las que se guardaba la nieve para transformar en hielo y conservar alimentos o medicinas. Fuendetodos llegó a ser el mayor suministrador de hielo de la comarca y uno de los más importantes de Zaragoza. Este tipo de construcciones de arquitectura popular, reconocidas como Patrimonio Cultural, tienen su origen en el siglo XVI y estuvieron en uso hasta el siglo XX. En la actualidad, el nevero o nevera de Culroya es el único que se mantiene en pie en Fuendetodos, y uno de los cinco que siguen desafiando el paso del tiempo en la zona.

Los restos de la nevera Pilón Bajo reposan en las inmediaciones del parque eólico. Esta joya ha sufrido el paso de los siglos y el expolio de sus piedras, que se utilizaron para otros fines constructivos. “A mí, personalmente como arqueólogo, me parece de perlas”, comenta José Luis al referirse a este tipo de actuaciones de conservación y recuperación del patrimonio o a la adecuación y señalización de la ruta de senderismo que también se ha acometido.

Se trata de un paseo que invita a rememorar los usos y costumbres de una vida no tan lejana en el tiempo, más ligada al campo, a la ganadería o a la actividad comercial alrededor del hielo. “Gracias a esto vamos a recuperar muchas cosas que tenemos perdidas” apunta el alcalde de Fuendetodos.

Pascual López, profesor del taller del Museo del Grabado, lleva 23 años impartiendo cursos para explicar las técnicas de este arte. “Pasan miles de niños y les proponemos que además de ver la casa de Goya puedan realizar su propio grabado”. Con su acento que rememora a tierras más cálidas y a su origen murciano, Pascual afirma rotundo: “Los parques eólicos…, eso es como oro, si hay dinero el Ayuntamiento aporta al taller, y en el taller estoy yo”.

Nuevos aires y nuevos y silenciosos gigantes que comenzarán a girar sus aspas antes de finales de año. Llegan a Fuendetodos para quedarse; y no solo para formar parte del nuevo paisaje, también para ser parte del motor dinamizador de la actividad en la comarca, como un vecino más.

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