Los tapones de las botellas, las tapas de los yogures, o el envoltorio de un caramelo son algunos de los residuos que cada día generamos en nuestro entorno, pero, que, sin embargo, no siempre reciclamos. 

En el reciclaje todo vale
La culpa la tiene el mito que asegura que reciclar los residuos pequeños no sirve para nada porque estos se cuelan entre las rendijas de las máquinas recicladoras: “Los envases pequeños, las tapas y los tapones son perfectamente reciclables, pues están hechos de materiales plásticos y metálicos que se pueden reciclar y forman parte del envase. Las plantas de clasificación de envases están capacitadas para recoger esos materiales por pequeños que sean y darles el reciclaje adecuado. Por ello deben depositarse en el contenedor amarillo”, en palabras de Miguel Ángel Arrastio, gerente del centro de gestión de residuos Mancomunidad Rivera Alta Navarra. 

En el capítulo de hoy explicaremos por qué el reciclaje pequeño tiene un gran impacto en el planeta y por qué los tapones de nuestros refrescos estarán a partir de ahora unidos a la botella.
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