Las labores de pesca en el mar necesitan kilómetros y kilómetros de redes que, una vez que dejan de cumplir su función, se convierten en toneladas y toneladas de residuos. Redes que en muchas ocasiones terminan en el mar, provocando desastres ecológicos, y otras veces abandonadas en tierra, en muelles y puertos, a la espera de un futuro incierto. El desecho de redes es tal que las mallas de pesca llegan a suponer, por ejemplo, el 46% de la gran mancha de basura del pacífico, también conocida como la isla de la basura.
Esas redes que quedan amontonadas cerca de los barcos que ya no las usan pueden convertirse en una nueva materia prima, si se sabe cómo. Su aprovechamiento es un tema que suele estar sobre la mesa, pero pocas veces esas redes dejan de ser grandes montañas de desperdicios. Para darles una segunda vida, el proyecto Redes Vivas, puesto en marcha por ABANCA, está consiguiendo que miles de kilos de antiguas redes de pesca tengan ahora una nueva oportunidad para continuar siendo útiles.
Redes de pesca que atrapan balones
Hasta el momento, el proyecto Redes Vivas ya ha recuperado dos toneladas de redes de pesca que permanecían abandonadas en espacios costeros para darles una nueva vida lejos del agua. La iniciativa, que se enmarca en la estrategia de sostenibilidad de la entidad bancaria ABANCA, ha aprovechado concretamente 1.938 kilos de aparejos que se encontraban en zonas de costa de Galicia.
En total se han transformado 2.076 metros cuadrados de malla que tras su reciclaje se ha convertido en material deportivo. Las redes han pasado a formar parte del equipamiento de cuatro disciplinas deportivas de las 34 que patrocina el banco, fútbol, balonmano, fútbol sala y kayak polo, a través de su programa ABANCA Deporte Base.
Para que este proceso de circularidad sea posible, y los materiales puedan ser aprovechados para cumplir nuevas funciones, redeiras artesanas de Corme y Malpica han sido las encargadas de transformar las viejas redes de pesca en material deportivo para renovar las porterías de los clubes patrocinados por el banco. De manera que esas mallas que antes atrapaban peces, ahora atrapan balones.
Redes Vivas impacta en tres pilares fundamentales de la estrategia de ABANCA: la sostenibilidad, pues el aprovechamiento de este material contribuye al cuidado del medio ambiente; la promoción de la economía local, pues aporta trabajo, innovación y visibilidad a un oficio tradicional y artesano realizado mayormente por mujeres; y el apoyo al deporte, pues muchos clubes gallegos se benefician también del resultado obtenido.
Más de 6.000 deportistas beneficiados
El proceso llevado a cabo por Redes Vivas empieza en los muelles, donde se buscan y recogen viejas redes. Continúa por su traslado a la nave de trabajo de las redeiras y el lavado y saneamiento del material. Después, las redes son clasificadas por color y tamaño y las redeiras se encargan de confeccionar el nuevo material deportivo. En un paso final, las nuevas redes son entregadas a los clubes.
En el segundo semestre de 2021 se entregaron un total de 21 juegos de redes, que equipan 42 porterías de 21 equipos diferentes. Mientras que durante 2022 está previsto que se entreguen 33 juegos más, lo que permitiría equipar 66 nuevas porterías. Estas nuevas redes irán un paso más allá y además de a los clubes de deporte base también llegarán a otros equipos profesionales patrocinados por el banco, y el pasado mes de abril ya se equiparon 30 porterías de equipos como R.C. Celta de Vigo, R.C. Deportivo y C.D. Lugo, también respaldados por ABANCA. Esto significa que en total, cuando finalice el año, Redes Vivas habrá conseguido renovar 108 porterías y habrá beneficiado a más de 6.000 deportistas.
Un compromiso con la sostenibilidad económica y social
Redes Vivas está demostrando ser un efectivo programa de reciclaje en el que un material destinado a convertirse en basura ha pasado a disfrutar de una nueva vida, y eso tiene beneficios tanto ecológicos como sociales y económicos. Al cuidar el medio ambiente y apoyar la transición hacia un modelo más sostenible está obteniendo un impacto muy positivo en el Plan de Acción de Banca Responsable y Sostenible 21-24 de ABANCA, la “hoja de ruta” que el banco se ha marcado para promover la sostenibilidad económica y social.
ABANCA tiene como objetivo conseguir que su actividad obtenga la neutralidad en carbono en 2024 y que su cartera genere cero emisiones en 2050. Para ello, entre las medidas adoptadas que buscan reducir su huella medioambiental, el banco utiliza únicamente energía de fuentes renovables desde 2020 y ha obtenido el certificado Residuo Cero de Aenor para sus sedes corporativas de A Coruña, Madrid y ABANCA Seguros.
En su carrera hacia la sostenibilidad económica y social, ABANCA se ha adherido a diferentes iniciativas que garantizan avanzar con paso firme en su compromiso ambiental. De este modo, es signataria de los Principios de Banca Responsable, se ha sumado al Compromiso Colectivo para la Acción Climática de Naciones Unidas, al Acuerdo Sectorial por el Clima del sector bancario español, a la Alianza Gallega por el Clima impulsada por la Xunta de Galicia y forma parte desde su lanzamiento de Net Zero Banking Alliance de UNEP-FI. Y proyectos como Redes Vivas, que lucha por la sostenibilidad, la promoción de la economía local y el apoyo al deporte, es un claro ejemplo de su compromiso con la sostenibilidad.