Volver a escuchar el silencio: la terapia con ‘neurofeedback’ para tratar el tinnitus

Andrea Menéndez Faya

El tinnitus, también conocido como acúfeno, es una condición en la que el paciente percibe sonidos en sus oídos o en su cabeza que no tienen una fuente externa. Estos zumbidos, pitidos, silbidos o ruidos similares, pueden ser constantes o intermitentes y están causados por una variedad de factores, como la exposición al ruido fuerte, la edad, la enfermedad de Menière, la otosclerosis, lesiones de cabeza o cuello o el uso de ciertos medicamentos. Es un ruido molesto e incluso debilitante para algunas personas, y puede ser tratado con terapia de sonido, cambios en el estilo de vida, medicación o terapia cognitivo-conductual. 

Para Teresa T.G. (81, Guadalajara) todo empezó tras superar la COVID y un ictus de los que se estaba recuperando en Grupo 5 CIAN Alcalá. “No sé en qué espacio de las dos cosas apareció. Por la noche era como un viento muy molesto”. En una de las sesiones de recuperación le comentó al neuropsicólogo Jesús Romera que tenía muy mal día, apenas había podido dormir por ese viento que escuchaba. “Me dijo que él podía tratarlo y le dije, pues vamos a ello. Lo cogimos muy a tiempo, porque en 18 sesiones ya estoy curada”. 

Jesús Romera explica que la mayoría de los casos o se rehabilitan completamente o mejoran significativamente, algo que en la calidad de vida de los pacientes tiene un impacto tremendo también a la hora de recuperar otras funciones. “En el caso de Teresa, el ictus generó una serie de secuelas cognitivas. En esa conversación averiguamos que tenía tinnitus y nos pusimos a trabajar”. Después le diagnosticaron alzheimer y ahora acude a CIAN Alcalá para frenar estos déficits. “Todos los objetivos que nos hemos planteado con Teresa los hemos conseguido y ha ido todo muy bien”. 

“Me ponían electrodos en la cabeza, iba mirando al televisor con los cascos para escuchar una película, y sin ninguna molestia ni nada, dejando al cerebro trabajar y recuperar poco a poco. Ya no escucho nada ni por la noche ni por el día. He tenido mucha suerte”, comenta Teresa sobre su proceso de trabajo con el neurofeedback. Esta herramienta acelera el proceso terapéutico, no es invasiva, es indolora y es muy cómoda para el paciente. La película a la que hace referencia aparece o desaparece según la frecuencia de onda con la que el cerebro trabaja. El refuerzo se da con la visualización y escucha, y la imagen aparece más grande o más pequeña en función de si el cerebro está trabajando en la frecuencia de onda que se proporciona a la máquina para que interprete y reeduque al cerebro.

No es la única aplicación de esta herramienta. Jesús Romera comenta que las aplicaciones son amplias, “donde más se está trabajando es para toda la regulación emocional, ansiedad y depresión, y también está teniendo muy buenos resultados en déficit de atención, hiperactividad e insomnio, incluso para el dolor crónico”. Es una herramienta que por sí sola no es suficiente para tratar los acúfenos ni el resto de los trastornos, también hace falta una terapia en la que se va explicando al paciente cómo hay situaciones en las que no los está escuchando e ir indagando con él esas incongruencias.

Es el caso de Jaime J.D (64 años, Madrid), que ya lleva 25 sesiones de neurofeedback para tratar un tinnitus que apareció después de dos ictus. “Me noto bien. De vez en cuando ese ruido lo oigo, pero no siempre. Es aleatorio”. En su caso todo empezó de un día para otro. “Siento que el ruido me entra al interior, empieza en la cabeza y corre por todo el cuerpo. Es muy incómodo, no duele, pero molesta. Con lo que estamos haciendo va disminuyendo y da mucha tranquilidad”. La detección también fue casual, en una charla con Jesús Romera hizo un gesto de molestia, al preguntarle habló de un ruido muy fuerte. “No había señal física, pero la persona lo oye. Entonces le comenté que había un tratamiento que había tenido resultados positivos, y le dije que estaba seguro de que en el peor de los casos iba a mejorar”.

Por el momento, Romera no se conforma con los resultados obtenidos. “Nuestra meta es eliminarlo por completo. En el día a día, le voy preguntando cómo va, a veces va regular, otras no oye nada y está estupendo y se sorprende a sí mismo”. Y ahí entra en juego un registro para que el paciente tenga medidas objetivas, sobre todo si hay una alteración emocional de por medio, para que no tenga una sensación negativa que “no es que no sea real, es que le está dando más importancia a esa información que a otra que puede ser la contraria, la positiva. Si lo pones en una balanza, hay días en los que solo en dos ocasiones aparece y hay que compararlos con días en los que le afecta a todas horas”. 

Las investigaciones apuntan a que en un futuro se acabarán generando diferentes subtipos de tinnitus. “El cerebro es muy complejo, estamos empezando a entenderlo, pero nos queda muchísimo todavía por hacer”, explica Jesús Romera. “Hay pacientes que lo solucionan por completo, hay pacientes que mejoran significativamente y los hay que no mejoran nada, que son los que menos. Es una técnica que puede ayudar a mucha gente. Llevamos poco tiempo en CIAN trabajándolo pero los resultados son prometedores”. 

Teresa eliminó ese ruido de viento fuerte en 18 sesiones, Jaime lleva 25 para conseguir eliminar casi al completo el ruido “infernal” que le ataca de repente. “Es complicado eliminarlo en 20 sesiones”, comenta Jesús Romera. “Hay algunos factores que pueden interferir negativamente en el tratamiento, como la ansiedad y depresión, que son indicadores que nos van a orientar en la evolución del tratamiento. Si hay alteraciones en ese sentido puede haber una dificultad añadida en la eliminación del tinnitus”, pero los resultados del tratamiento con neurofeedback son permanentes.