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Miles de niñas abandonan la escuela cada año para trabajar o casarse

Educo

Todavía hoy, las mujeres siguen contando con menos oportunidades que los hombres y, cuando las tienen, les es más difícil alcanzar sus metas. Cada día, cientos de niñas abandonan la escuela porque sus padres no pueden pagar los gastos escolares, por lo que se quedan en casa haciendo las tareas del hogar o trabajan fuera para ganar dinero para la familia. Además, se sigue considerando más importante enviar al niño a la escuela que a la niña, sobre todo en el caso de la educación secundaria. Todo ello supone una importantísima discriminación de género y una vulneración de sus derechos.

En algunas sociedades, las familias prohíben a las niñas ir a la escuela porque así evitan que puedan sufrir agresiones sexuales de camino al colegio o en los baños compartidos con los chicos. No solo se convierten en víctimas del trabajo infantil: al no tener estudios ni recursos, muchas de ellas pueden acabar sufriendo otras lacras, como la trata de personas (dos de cada tres víctimas son niñas) o el matrimonio infantil.

Desde organizaciones como Naciones Unidas se ha denunciado reiteradamente que más de 47.000 niñas son obligadas a casarse cada día. Esta práctica pone en riesgo sus vidas, porque las complicaciones en el parto y el embarazo son una de las principales causas de muerte de las niñas y adolescentes en la mayoría de los países en vías de desarrollo.

Para revertir esta situación, en el año 2012, pusimos en marcha el programa Becas EllaBecas Ella. El objetivo de este proyecto es que niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años puedan seguir sus estudios en la secundaria. El programa cubre los gastos económicos de un curso escolar, como la matrícula, la alimentación, los materiales o el transporte, entre otros. Actualmente se está llevando a cabo en las zonas rurales y los barrios más desfavorecidos de Bangladesh, Burkina Faso, El Salvador y Guatemala. Gracias a este proyecto, 1.640 niñas han podido continuar sus estudios en la secundaria. En concreto, 987 en Bangladesh, 235 en Burkina Faso, 292 en El Salvador y 126 en Guatemala.

Ahora les toca a ellas

En Bangladesh, para una niña de 12 años seguir estudiando supone un gran esfuerzo, pero no hacerlo significa, no solo a renunciar a sus sueños, sino también a cambiar el futuro de las niñas que vendrán después de ella.

Sathi, Borsha, Sumaia, Sheuli, Honufa y Parvin. Estas seis chicas de Bangladesh están esperando una oportunidad para seguir estudiando. Ellas ponen el coraje, la valentía y la voluntad, pero les falta la ayuda económica para poder costear sus estudios de secundaria y así lograr su sueño de ir a la universidad. Y para eso, desde Educo, hemos puesto en marcha un crowdfunding para lograr que estas seis chicas de Bangladesh puedan seguir estudiando. El reto es grande, pero sabemos que nos ayudarás a conseguirlo. Entre todos, tenemos que conseguir 4.536€, una cifra que alcanzará para costear toda la educación secundaria y hacer realidad sus sueños.

Por eso no se nos ocurre mejor manera de reivindicar el Día de la Mujer que proponiéndote este reto: conseguir que estas seis chicas de Bangladesh sigan estudiando y se alejen así del trabajo y el matrimonio infantil y de los embarazos precoces.

¿Nos ayudas? Únete al reto.

Todavía hoy, las mujeres siguen contando con menos oportunidades que los hombres y, cuando las tienen, les es más difícil alcanzar sus metas. Cada día, cientos de niñas abandonan la escuela porque sus padres no pueden pagar los gastos escolares, por lo que se quedan en casa haciendo las tareas del hogar o trabajan fuera para ganar dinero para la familia. Además, se sigue considerando más importante enviar al niño a la escuela que a la niña, sobre todo en el caso de la educación secundaria. Todo ello supone una importantísima discriminación de género y una vulneración de sus derechos.

En algunas sociedades, las familias prohíben a las niñas ir a la escuela porque así evitan que puedan sufrir agresiones sexuales de camino al colegio o en los baños compartidos con los chicos. No solo se convierten en víctimas del trabajo infantil: al no tener estudios ni recursos, muchas de ellas pueden acabar sufriendo otras lacras, como la trata de personas (dos de cada tres víctimas son niñas) o el matrimonio infantil.