En el año 2006 se creó una ciudad con tintes futuristas, muy luminosa y con aroma a bambú. Esta urbe se encuentra “allá donde se cruzan los caminos, donde regresa siempre el fugitivo” -como cantaba Sabina en los años ochenta en Pongamos que hablo de Madrid-.
Los arquitectos Antonio Lamela y Richard Rogers diseñaron los 750.000 metros cuadrados de la terminal T4 del aeropuerto Madrid-Barajas, ahora rebautizado como Adolfo Suárez Madrid-Barajas, por la que transitan más de la mitad de los pasajeros de este aeropuerto.
Esta terminal tiene capacidad para acoger a 35 millones de viajeros al año y pistas para recibir hasta 120 vuelos por hora, lo que refuerza la calidad e importancia del aeropuerto como hub mundial y centro de conexiones de Iberia.
La compañía aérea española representa casi la mitad, el 45%, de los 40 millones de pasajeros que pasan por el aeropuerto madrileño anualmente –según datos de 2013-. Más de un 30% de los pasajeros que llegan a Barajas son en conexión, es decir que utilizan Barajas como punto de tránsito, no como origen o destino. De éstos, Iberia transporta tres cuartas partes.
Actualmente, Barajas es el sexto aeropuerto de Europa en tráfico de pasajeros, después de ciudades como Londres, París, Frankfurt, Ámsterdam y Estambul, todas ellas con un hub o un centro de operaciones de una compañía aérea.
¿Qué es un hub?
hubUn hub no lo hace un aeropuerto sino una compañía aérea basada en dicho aeropuerto que decide organizar sus operaciones de tal forma que se maximizan las posibilidades de conexión de sus clientes.
Para ello, agrupa los vuelos en franjas horarias para que, en un corto periodo de tiempo, lleguen y salgan vuelos al mayor número de destinos. Los viajeros, así, tienen a su disposición una oferta mucho más amplia, con cortos tiempos de conexión entre unos vuelos y otros. En el caso de Iberia, esos picos donde se concentra el mayor número de vuelos es a primera hora de la mañana, al mediodía y a última hora de la tarde.
Para organizar sus vuelos en un hub, las compañías aéreas tienen en cuenta tres variables que son determinantes en la estructura y competitividad del hub: duración de los vuelos, el tiempo mínimo de conexión necesario para que los pasajeros puedan conectar entre dos vuelos y el tiempo que transcurre desde que un avión llega a un aeropuerto hasta que vuelve a despegar.
La palabra hub en inglés describe el radio de una rueda de bicicleta. Se aplica a la aviación porque, al igual que en una rueda todos los radios confluyen y se interconectan en el centro, así una compañía aérea hace confluir todos sus vuelos en un mismo punto, para facilitar que los pasajeros conecten y tengan muchas más posibilidades de volar.
En Madrid-Barajas, Iberia une entre sí todos sus destinos (más de 100) y estos con los de sus socios y aliados, lo que da como resultado más de 5.000 posibles combinaciones de rutas. El hub genera un tráfico de conexión muy superior al que tendría el aeropuerto teniendo en cuenta la población de base de Madrid, ciudad donde se ubica.
De hecho, el tráfico en conexión en Madrid es entre cuatro o cinco veces superior a aeródromos de ciudades europeas con una población similar en su área de captación como es el caso de Milán, Bruselas, Berlín o Ginebra. El número de destinos y frecuencias intercontinentales ofrecidos por Madrid es entre ocho y diez veces superior a los que se ofrecen en aeropuertos sin hub en regiones comparables en términos de población y nivel de renta.
El hub de Iberia se nutre de vuelos domésticos, dentro de España, y de rutas de corto y medio radio, para mantener la rentabilidad de sus vuelos de largo recorrido hacia/desde Europa, América Latina y África. El hecho diferencial de ser un hub aporta al aeropuerto un tráfico adicional de 18 millones de pasajeros, así como 4.331 frecuencias semanales en verano –esta cifra fluctúa dependiendo de la temporada- generando una combinación de 5.827 pares de ciudades.
Este tránsito –el de pasajeros que conectan en ese aeropuerto- aporta un volumen muy importante de viajeros que hace sostenibles rutas que de otra manera no podrían existir. En definitiva, permite aumentar la oferta de vuelos directos generando, a su vez, una mayor demanda.
¿Cuál es su impacto?
El tráfico adicional que ofrece el hub de Madrid-Barajas genera más de 57.000 empleos y cerca de 3.400 millones de euros al Valor Añadido Bruto de la Comunidad de Madrid –cifra que representa un 27% del total del impacto económico del aeropuerto español-.
La facilidad de tránsito hacia otras ciudades y al extranjero también tiene una repercusión económica –más difícil de cuantificar- al facilitar la localización de empresas en la ciudad y la región fortaleciendo ventajas competitivas.
Retos
Algo que tienen muy claro desde Iberia es que la condición de hub no está garantizada, hay muchos casos de aeropuertos que han dejado de ser hubs y nunca han vuelto a serlo, como Milán y Bruselas. Por tanto, el rumbo de la compañía está en mejorar la experiencia del pasajero y para ello trabajan desde hace tiempo en reducir lo máximo posible los tiempos de espera y la conectividad de avión a avión, -tanto en la T4 como en la T4S, destinada a vuelos intercontinentales y destinos fuera del tratado de Schengen- lo que favorece el flujo de los pasajeros a los vuelos de largo radio.
Para conseguir su objetivo de consolidarse como hub han creado un proyecto llamado Ágora con el que pretenden mejorar la eficiencia del aeropuerto para que la puntualidad sea una de las señas de identidad de la compañía. Las nuevas tecnologías, a las que dedicamos el post anterior, ayudan al pasajero desde su llegada al aeropuerto con máquinas de auto check-in que permiten pesar la maleta y sacar la tarjeta de embarque en apenas treinta segundos.
Asimismo, hay un sistema para gestionar las colas de facturación que avisa al pasajero que ventanilla se va a quedar libre, reduciendo los tiempos de espera hasta en 10 minutos, y ya se puede controlar los equipajes especiales a tiempo real desde la sala de recogida de equipajes.
Hay otros avances que no se ven a simple vista pero son igual de importantes: como son los servicios de acompañamiento al pasajero de avión a avión cuando hay riesgo de perder la conexión o los avisos en los fingers de los minutos que quedan para la hora de salida del vuelo, información de gran utilidad para todas las personas que trabajan alrededor de un avión.
También se han acercado los estacionamientos de los equipos en tierra que atienden al avión para que estén más cerca del mismo y se ha desarrollado un nuevo sistema de deshielo que usan en aeropuertos como Chicago o Nueva York que permite mejorar la capacidad de respuesta en caso de que se prevea la llegada del mal tiempo.
Expectativas de futuro
El futuro del hub de Iberia en Madrid-Barajas radica en seguir creciendo en número de rutas, así como en consolidarse como el destino preferido por los pasajeros para las conexiones. Para lograr competitividad no sólo basta con conseguir una buena puntualidad, superior al 85%, y una buena experiencia del pasajero, en lo que trabajan mano a mano Iberia y Aena.
Una de las inquietudes históricas del hub de Iberia es lograr que el AVE llegue a Barajas, una infraestructura que marcaría la diferencia con otros aeródromos. Hoy en día, hay muchas rutas deficitarias entre destinos -solapadas con el AVE- que Iberia sigue y seguirá ofertando para nutrir los vuelos de largo radio. Uno de las grandes expectativas es conseguir que la línea de alta velocidad se convierta en un aliado de crecimiento del hub español, como ocurre en otros centros de conexión europeos.
Otro de los factores clave para potenciar la competitividad del hub de Iberia en Madrid pasa por la introducción de oferta comercial para empresas y viajeros de negocio: con la creación de un centro de negocios y de convenciones, donde los pasajeros de la T4 puedan tener reuniones de trabajo en la misma terminal o conectados por pasarela, con oficinas y hoteles –donde descansar mientras la T4 sigue despierta-.